Busque la sensiblería o no, "Una historia verdadera" es una forma de vida, cuando la vejez y la discapacidad son retratadas con sinceridad y cercanía, cuando se ve la muerte en sus ojos y cuando se decide volver a la carretera para tragarse diez años de ineficaz orgullo, un reencuentro, "aún no estoy muerto", es sencilla, es agradable y, atención, es humana, muchas veces debe ser más fácil generar cine que ponga a prueba nuestra existencia con nuestros defectos, Lynch se quita la psicodelia de la cabeza y nos regala la última construcción de este enfermo con mucho que contar, y con mucho que recorrer.

500 km, 60 litros de gasolina y un alargados, y salchichas de hígado, y vuelta a empezar pero le pego un tiro en el jardín de casa, la historia del viejo de la cortacésped y su remolque, ver las estrellas y el amanecer, una road movie de la tercera edad que genera ilusión en nuestras propias relaciones familiares y con el entorno en el que vivimos, diversos contactos plagados de experiencia y anécdotas, choques generacionales y nunca rendirse, de hecho ha pasado la mayor parte de la vida en la carretera.

Aparte del apartado familiar, uno entiende que cualquier viejo tiene muchas cosas que contar, pues con éste los resultados son evidentes porque detrás de las cámaras hay alguien que ha sabido conducirla por llanos y cuestas para ir generando encuentros y testimonios, la vida todavía puede ofrecer nuevas cosas, y, un detalle, no recurre en ningún momento al recurso del flashback.

Cierto que sólo se encuentra con buenas personas, pero obliga a reflexionar entre tanto paisaje y secuencia de espacio abierto porque es fácil sumergirse, otro detalle, en el remolque llevaba dos sillas, la sensibilidad empleada está dosificada y se comparte con un humor que se funde en el orgullo por el que ahora paga, un hombre es un hombre, un testarudo que huele a humanidad, que huele a verdad, una historia sobre hacerse una herida y limpiarla, no empezar a usar la otra mano, una historia que permite, por algún momento, que vuelva a mirar las estrellas.