En España el fenómeno “Porky's” pasó afortunadamente inadvertido durante su estreno, pero como no hay mal –ni bien- que cien años dure, la cadena televisiva de Berlusconi se empeñó en que a principios de los noventa viéramos estas comedias de dudoso gusto.

Lo que más me llamó siempre la atención de este bodrio y sus continuaciones es como atraían sobre todo a los repetidores, tripitidores (que aquello era el salvaje BUP, no el caramelo de la ESO) y demás calaña. Yo no lo entendía, sobre todo teniendo en cuenta que la película era projudía y estos chavales del insti solían ser unos fachas de primera.

Evidentemente el Landismo no terminó en los ochenta, los adolescentes de aquí y de allá han seguido reaccionando como cabestros en cuanto han visto un culo y dos tetas.

Hay un apartado que todavía condena más a esta película. ¿Cómo es posible que la acción transcurra en la mejor década musical de la historia para un servidor que son los años 50 y sin embargo la banda sonora sea casi invisible? Imperdonable.