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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
8
Drama. Romance Una historia de amor sobre Anna, que sueña sólo con una cosa: llegar a ser actriz. Sin decir nada a su acomodada familia, se muda a Copenhague para perseguir su sueño secreto. Pero el destino le tiene reservada otra cosa. Se queda embarazada y tiene una niña... (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la escena más famosa de Persona de Ingmar Bergman los rostros de Liv Ullman y Bibi Andersson aparecían en un primerísimo plano creando un efecto dramático y terrorífico. En Daisy Diamond la influencia de Persona es evidente y en algunas partes se convierte en homenaje explícito a la obra del maestro sueco. El rostro de Noomi Rapace centra la mayoría de los planos dando una sensación de claustrofobia: la actriz se enfrenta al papel más duro de su carrera, el cineasta Simon Staho la violenta hasta límites insospechados y los espectadores son los espías de una tortura de gran carga emocional.

Daisy Diamond entronca con Bergman, y de hecho comparte con Persona cierta intención por realizar un ejercicio de cine dentro del cine: la historia de una actriz que ha perdido su voz es aquí la ficción que mira en el cine una aspirante a actriz cuya recién estrenada maternidad le impide concentrarse en la preparación de castings y audiciones. Pero las intenciones de Staho van mucho más allá: si Bergman creaba una sensación de acecho sin apenas recursos técnicos, el director de Daisy Diamond se empeña en retratar la parte más ingrata del séptimo arte acompañando a su sufrida protagonista en todo su periplo de entrevistas y ensayos.

Daisy Diamond habla de los límites de la representación: en ningún momento el espectador sabe si la protagonista está hablando en serio o está recitando una línea de guión. También habla de la maternidad en su vertiente más gótica y ambigua. Y sobre todo expone la degradación de una persona que no encuentra su espacio en el mundo. Todo ello con un estilo teatral, con Noomi Rapace mirando a cámara, desnuda en la bañera o haciendo el amor con desconocidos. Con la cámara a escasos centímetros de la acción, aunque realmente Daisy Diamond se construye sobre una sucesión de diálogos extraños, espacios oníricos y un juego de espejos en el que nunca sabemos qué es verdad y qué es mentira. Con un tono feísta, explícito, ingrato, incluso desagradable, a ratos pornográfico. Una apuesta visualmente arriesgada, marca del estilo de Simon Staho que también está emparentado con el teatro experimental, otros autores nórdicos como Lukas Moodysson o directores de sello surrealista como David Lynch.

Daisy Diamond es una película incómoda, cruda, punzante, desquiciante. Una historia que pesa como una losa, que en ocasiones nos obliga a huir la mirada de la pantalla, y que aún así funciona por su atmósfera absorbente, malsana, bien construida. Un cuento no apto para menores ni para cinéfilos de estómagos débiles sobre los límites de la realidad y la ficción, los sinsabores del camino hacia el estrellato o la soledad de quien no cesa en su intención por ser actriz a pesar de los pesares.

Y sobre todo: Noomi Rapace se convierte aquí en una de las actrices europeas más importantes de su generación.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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