Cruda y rebelde, "Hanna" parte de una dura educación bajo el aislamiento del bosque y busca una manera de expresar sensaciones, se aplaude algún producto diferente, aunque resulte incomprensible, y también se debe destacar el sonido de "The chemical brothers", que viene a ser otro ejemplo alternativo, luego como película de ciencia-ficción ni puede ser calificada como tal, más bien lo que se ofrece es un videoclip violento, por lo que queda demasiado artificial y surrealista, un contacto de la salvaje con la civilización que no viene a ser precisamente la lección que aprendió sobre adaptación, a pesar de ser anormal, apetece seguir viéndola, por su estimulación visual.

Personajes poco creíbles que no encajan entre ellos y al mismo tiempo estereotipados, no hay contacto, por lo tanto no hay emociones, espiritualmente está vacía, se hace un esfuerzo para entenderla pero es inútil, es un cuento ridículo en cuanto se apoya en una pista principal inútil, ¿tanto entrenamiento de supervivencia para saber cuántos músculos se mueven al besar y no que posiblemente debería utilizar documentación falsa?

Si buscaba la magia la encuentra en los decorados del parque de atracciones, que viene a decir más que los propios personajes sobre el mundo que quiere representar Joe Wright, explica el experimento, pero más bien el que supone esta película para el propio director.