Hace poco me preguntaron cuál era el argumento de El sur. No supe responder: simplemente hay películas que no se pueden explicar, que no se entienden si uno no las ve y no las siente en primera persona. Con Four Lions ocurre lo mismo pero de diferente manera: intenten hacer un resumen del film a alguien que no tenga ni idea de la película y háganle entender que se trata de una comedia. Hace gracia, aunque el trasfondo no admite bromas: conseguir carcajadas de algo tan dramático como la preparación de un atentado es lo más arriesgado que hemos visto este año en los cines, y cada espectador debe decidir si la jugada es sublime o simplemente de mal gusto.

Aun no siendo fan de las comedias (en general) de contenido político (muy especialmente), hay que reconocerles a los responsables de Four Lions una capacidad por desmitificar los entresijos, las bambalinas y todo lo que subyace a una explosión con fines terroristas. Se trata de quitarle hierro al asunto, pero siendo conscientes del drama. Como si descubriésemos las tomas falsas de los comunicados que los grupos armados difunden en internet y por la prensa. Y la casualidad ha querido que la película coincida en los cines españoles con el anuncio de la 'disolución' de ETA.

Four Lions presume de un guión ágil que bebe de las sitcom televisivas (realmente Four Lions sólo tiene referentes televisivos, no cinematográficos: Weeds retrata con gracia el tráfico de drogas y The Big C se rie del cáncer respetando toda su gravedad). Se queda a poca distancia de ser un Borat burdo sin más y acaba siendo mucho más. Y si alguien tiene la indecendia de cachondearse de (o con) esta troupe comiquera de fanáticos religiosos, ahí está el final para congelar la sonrisa. Sobre cuatro metafóricos leones que no rugen pero que en su inconsciencia pueden hacer mucho daño.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities