Una nueva sesión de dolor visceral y de estudio psicológico, problemas envueltos en secuencias confusas pero que hablan de la realidad, los deseos y la tensión forman parte de la naturaleza humana, pero, en qué nos han convertido?... el léxico empleado va dejando huella en el destino al que preguntamos cuando nos miramos en un espejo, el mundo se puede definir metafóricamente de muchas maneras, algunas muy complejas como para expresarlas en una humilde opinión, para eso ya está Tarkovsky, observa su cine, también tiene tiempo para simbolismos sencillos, el mundo es un loco con una navaja.

Discusiones de pareja en el espacio y en el tiempo montadas en arte visual característico que transmite lo mismo o más que las palabras, "El espejo" es sombría e impacta, todas las personas parecen tener el mismo rostro cuando se siente lástima hacia ellas, las distancias entre ellas se reflejan en saltos de conexión formando un bloque frío, calculado, antipático y, sobre todo, complejo, como si ya se hubiera vivido, con tiempo para el repaso cultural y religioso, todo captado por la cámara que termina de invocar a la realidad del producto, las culpas a través de las generaciones, el trauma es conmovedor, el conflicto es confuso pero revienta las almas a través de la experiencia, cada película de Tarkovsky lo hace, no se trata de saber interpretar cada detalle ni cada diálogo o poema, se trata de dejar fluir la mente en busca de almas, todos tenemos una, no todos sabemos abrirla al ver este cine, cada uno absorbe lo que puede, pero es cine fiel a su propósito y amenazante al que cree en él, los recuerdos son el espejo de uno mismo y quedan en el subconciente, al final de la película no hay que mirar en el espejo de sus personajes, hay que mirar en el de uno mismo.