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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
5
Romance. Drama Irene (Vilarasau) vive con Mateo (Fernán-Gómez), su padre, y con su hijo David (Coma), un chico de 22 años. La convivencia es armoniosa y feliz, pero surge un conflicto: David, que es un brillante estudiante de arquitectura, ha decidido irse a vivir con su novia (Etura), una cajera de hipermercado. Pese a su talante liberal, Irene no logra entender una relación tan dispar, pero David cuenta con el apoyo de su abuelo. Mateo es un ... [+]
23 de septiembre de 2005
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje de Patricia Ferreira, rodado en Madrid y Galicia, durante unas 8 semanas, con un presupuesto relativamente reducido, de 2,4 millones de euros. Se presentó en el Festival de Berlín (2005). El productor es Pancho Casal.

La acción tiene lugar en Madrid y Alicante en torno a 2003. Narra la historia de David Robles (Roger Coma), de 22 años, hijo de padres separados, que desde los once vive con su madre Irene (Emma Vilarasau) y el abuelo Mateo (Fernando Fernán-Gómez), octogenario que tuvo una infancia traumatizada por el fusilamiento del padre y la muerte en prisión de la madre, ambos republicanos. Es estudiante brillante de arquitectura y conoce a una cajera, Clara (Marta Etura), de un supermercado de la barriada, de la que se enamora y deciden vivir juntos. Irene no siente simpatía por Clara, a la que considera poco ambiciosa. La figura del abuelo emerge como el personaje experimentado, sereno y lúcido, en torno al cual giran las preocupaciones de David (que cuenta con su complicidad), la tristeza de Irene (que necesita su poyo) y la ingenuidad de Clara, con la que simpatiza y por la que siente un afecto paternal. Entre David, Clara e Irene, el abuelo construye, disimuladamente, el clima que reduce tensiones y genera acercamientos. La reivindicación de la utilidad imprescindible de los mayores, dentro y fuera de la família, constituye, tal vez, el mejor y más emotivo acierto de la película. La hostilidad que Irene siente por Clara es más instintiva que racional. De ahí que las cosas puedan cambiar: tienen mucho que compartir.

La música incluye fragmentos de Puccini ("Tosca"), Dvorak, Larsson, Beethoven y Grieg ("Peer Gynt"), que acompañan las incidencias de la acción de modo correcto y eficaz. La fotografía combina adecuadamente planos medios y primeros planos, que realza con movimientos suaves de la cámara. Comete el error de mostrar una playa atlántica como si fuera mediterránea, ignorando las diferencias radicales que hay entre ellas. En el Mediterráneo no hay mareas, salvo en las películas americanas de romanos, como "Ben Hur". La interpretación de Fernán-Gómez es magistral, la de Marta Etura, que desborda simpatía, es notable. Emma Vilarasau deja constancia de su buen hacer, pese a las dificultades de su personaje. El guión, de la directora y de Verónica Yagüe, cuenta una historia triste y melodramática, con algunas debilidades que delatan inexperiencia. La hostilidad de Irene hacia Clara se expresa con algunos recursos excesivos. La dirección, pese a contar con buenos medios, no consigue dar a la narración el ritmo y la coherencia deseables. La búsqueda de la comunicación de sentimientos queda más en el lado de los propósitos que en el de los resultados.

Película triste y melancólica, que se recrea en algunos aspectos melodramáticos (secuencia del hospital, taller de teatro). Contiene destellos de buen cine en la descripción del personaje de Mateo.
Miquel
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