Una película sobre béisbol donde no es necesario conocer el deporte a cabalidad para entenderla, siempre logra captar la atención del espectador. Aún con esto me parece que el conocer algo sobre el béisbol hace que sea más agradable. Repito (y enfatizo), NO creo que sea una película únicamente para los amantes a este juego.

Brad Pitt (formidable) encarna a un hombre que a mediados de los ochentas fue considerado un enorme prospecto de las grandes ligas, ahora funge como director general de un equipo que -como en todos los deportes, de todo el mundo- se ve mermado y acosado por las grandes potencias contras las que compite.

Antes del inicio de la siguiente temporada busca la forma en como reorganizar su equipo tras la salida de sus tres estrellas. Para esto cuenta con el apoyo de Peter Brand (un extraordinario Jonah Hill) que mediante una forma estadística revolucionaria (pero no bien vista por los amantes del deporte) busca estos reemplazos.

Sin embargo Beane y Brand se encontrarán una piedra en el zapato, y se trata de Art Howe (un excelso Philip Seymour Hoffman) el entrenador del equipo, el cual no está muy contento con los refuerzos y los cambios que se pretenden. Es así como tenemos una película realizada de forma genial y muy consistente a lo largo de su poco más de dos horas de metraje.

Las negociaciones, el desastre que fue el equipo en un inicio, la racha positiva, por momentos unos leves toques de drama familiar muy bien tratados y que se sienten bien. Muy bueno el guión de Steven Zaillian (Schindler's List, Gangs of New York) y Aaron Sorkin (The Social Network), por cierto una genialidad Joe Satriani tocando el himno de los Estados Unidos (aunque solo se escucha la introducción).