El muere para que ella viva y lleve siempre el recuerdo de un amor puro y verdadero que vivirá en ella, en su mente y en su corazón.
La escena en la que el va al encuentro de ella recorriendo el gran salón entre una multitud de almas "muertas", y sube las escaleras otra vez como si estuviera en una gran reunión antes de que se hundiera el Titanic, como en un sueño, como en una visión espiritual donde la alma de el y ella se funden en una felicidad eterna. En un universo que podría ser el Titanic o cualquier otro lugar mágico, el escenario no importa, importa el reencuentro, el tan esperado encuentro del amor perdido. Felicitaciones Cameron; ya estoy recordando el final de “Gladiador” pero esa, es otra historia.

Las almas del Titanic