Ciertamente, la película me ha defraudado. No puedo vender mi sensación como otra diferente. Pero, por otra parte, y a pesar de lo anterior, es cierto que presenta una serie de puntos especialmente profundos, interesantes y problemáticos que nos hacen pensar más allá de "nuestro mundo" y "nuestra realidad" (me refiero con esto a nuestro mundo cultural, a lo que nosotros tenemos montado, no a la realidad en sí misma).

Antes de desglosar estos puntos de importancia epistémico-filosófico-existencial, considero que es menester presentar los fallos, a grandes rasgos, en los que incurre el filme en cuestión.

Bien, he de decir que no soy un fan ferviente de la saga y que no he visto todas las películas de la misma, pero no por ello mi crítica será menos válida que la de quien sí lo sea y lo haya hecho. Es más, es posible que mi review cobre mayor objetividad y sea más analítica que la procedente de un forofo de la saga, quien percibe todo desde un prisma por completo distinto.

Así pues, comenzaré:

Bajo mi punto de vista, la película presenta una situación de una complejidad enorme en la cual dos mundos o realidades, o incluso partes de la realidad, dependiendo esto de nuestro posicionamiento ontológico, entran en conflicto tomando a diversas personas como campos de batalla en los que se llevan a cabo dichos conflictos. A pesar de este complejo contexto que podría problematizarse de una manera sobremanera profunda, los encargados de elaborar la trama de la película se han obsesionado en desarrollar la misma de manera sencilla, tirando en pequeñas dosis de una actitud conocida entre el pueblo llano como populismo (soluciones sencillas para problemas complejos). Esto, pues, entra un poco en contradicción y conflicto con lo que presumiblemente debería de ser el argumento del filme, pues en un primer momento se muestra una situación hipercompleja que, por la naturaleza de la misma, debería de solucionarse de una manera también profundamente elaborada.

Por otro lado, todo lo que sucede en el transcurso de la película me parece demasiado obvio, pues se producen las típicas situaciones de un filme de este estilo: simples screamers, situaciones futuras que se ven venir muy fácilmente, etc. Entonces, dicha obra peca, para mi gusto, de demasiada sencillez, lo que no es fiel a la temática propia del filme, a saber: una tensión y una dialéctica agresiva entre la vida y la muerte, entre lo material y el más allá, entre la luz y la "oscuridad".

También, y ya para acabar con este apartado, creo que la trama transcurre demasiado deprisa, lo que no permite captar la supuesta y necesaria complejidad de la misma, la cual sólo podría captarse en un filme más lento y con mayor cantidad y calidad de diálogos que sitúen al público en mejores condiciones de captar la situación y de sentir con mayor pasmo y terror la constante lucha entre la vida y la muerte.

Ya por último, considero que a pesar de que la película roce la mediocridad en su argumento sí que presenta, aunque deprisa y corriendo, una serie de tópicos y problemáticas de una enorme profundidad. Así, por ejemplo, en la película, dada esa constante lucha entre la vida y la muerte, es posible apreciar como cualquier clase de existencia, sea física, espiritual, o de cualquier tipo, siempre implica conflicto y sufrimiento, lo que puede llevarnos a pensar que existir no es más que pelear, sufrir e intentar dominar y no ser dominado, haciendo bueno el dicho del gran grupo de pensadores y fundadores del movimiento social-idealista (también denominado unionista), quienes consideran, con total atino, que la vida es una guerra total. En el filme también es presentada una tensión entre qué es real y qué no, pues podríamos interpretar perfectamente que todo lo que sucede entre las dos realidades existentes no es más que una batalla que se libra en la mente de los sujetos humanos, y que a su vez, tiene implicaciones en el mundo de estos. También podría considerarse que realmente existe algo más allá de la muerte, pero que no es muy diferente a la vida que se tiene anteriormente, o incluso que el mundo del más allá y el nuestro no son más que dos caras de la misma moneda.