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La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona

Comedia Durante un espectáculo musical, una pareja se embelesa hasta el punto que ella, enardecida, toma en sus manos el miembro viril de su novio con tanta gracia y donaire que las consecuencias les hicieron famosos, sobre todo al miembro viril... (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
6 de agosto de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los motivos escatológicos están presentes en todas las culturas desde hace milenios, pero curiosamente el cine español es bastante reacio a mostrarlos. El humor 'marrón' es un recurso muy efectivo (que le pregunten a Quevedo), pero aparentemente los guionistas, productores y directores españoles son demasiado finos para temas tan vulgares y alejados de la política... Hay excepciones, pero son pocas: un Almodóvar gamberro y que no tenía nada que perder se atrevió a filmar a una actriz meándose encima de otra (Pepi, Luci, Bom, 1980), pero eso fue en un contexto de 'movida' y expansión de las libertades. La historia del Cipote de Archidona es anterior (1979), se desarrolla en un entorno rural poco glamuroso, y no se benefició del tirón que siempre tiene lo alternativo.

Yo conocía la existencia de esta película, claro, pero no la vi hasta que la emitieron hace unos días en TVE. Y tengo que decir que me sorprendió agradablemente, porque no esperaba nada y me encontré con 'algo'. Vista objetivamente, solo es una más de aquellas películas del 'destape', aquellas que se hacían en la segunda mitad de los 70 y que se caracterizaban por plantear situaciones sexuales picantes y mostrar desnudos parciales, básicamente tetas y culos. Hasta ahí todo normal. Pero lo que me sorprendió es que la película tiene un guión, actores estupendos, y está razonablemente bien realizada. El Cipote se deja ver, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las películas de destape, que al espectador actual le suelen resultar insoportables por ser demasiado lejanas psicológicamente.

Tiene mucho mérito montar todo un guión a partir de la simple anécdota de una paja, la verdad. Pero corresponde a los actores el mérito que la película se pueda ver: Josele Román está estupenda, muy creíble en su papel ( y uno entiende por qué Paco León la incluye en Kiki, el amor se hace, 2016). Laly Soldevilla también está genial en esta su última actuación ante las cámaras (murió el mismo año). El pequeño papel de Luis Ciges pierde interés al estar sus diálogos doblados. Rafaela Aparicio muestra una vez más la gigantesca profesional que era, en este caso haciendo de señora mayor experimentada y desinhibida (o sea, con muy poca vergüenza).

La parte menos agradable desde mi punto de vista de esta película son las bromas del final: las supuestas justificaciones científicas, la chufla sobre la supremacía sexual ibérica, los dibujitos de penes, etc. Francamente malo, pero supongo que había que rellenar. La aparición de Camilo J. Cela no creo que aporte nada. Su reivindicación y uso de palabras soeces eran sello de identidad de este señor, algo que impactaba en la España de 1979. En cambio hoy en día... Oh wait! Hoy en día impactan todavía más, en 2016 todo es políticamente correcto. Y Quevedo se revuelve en su tumba.
recopin
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20 de noviembre de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una hora de preparación del acontecimiento señalado, un ratico del Cela hermoso, el final judicial y un epílogo matrimonial, de todo un poco.
El destape en su pleno apogeo, tetas al mogollón, más las gracias literarias de Camilo José al que siempre le gustó mucho lo rijoso, maestro narrador de todo lo escatológico pudendo, humorista dotado para la picaresca sexual española, para un realismo-costumbrista-chusco-erótico-cutre.
El resultado es una simpática bobada, bastante pobre y penosa; ligera y básica en su primitivismo esencial y desprejuiciado.
Lo sexual como chiste atávico, salsa de la vida, reducido a bromas gruesas y groseras y alejado de cualquier consultorio (¡qué miedo!) de sexología; medicina chingona que tanto triunfaría en las décadas posteriores a lose setenta en que se hizo esta película, sería moda, ahora es ya solo cansada y aburrida costumbre, o de cómo transformar la transgresión del pecado en tortuosa medicina, el placer culpable en enfermedad curable, el instinto versus la religión o tirado en el diván. Antes fiesta y chapuza, ahora enfermedad y modernidad.
Celebración de los bajos instintos a través de una recreación indigente y lastimosa, muy naíf y pírrica en la búsqueda del entretenimiento más o menos llevadero.
Está mejor de lo que aparenta, o menos mal de lo que se teme nada más ver el tono y los medios de la película.
Entre Ozores y la Real Academia Española. Del exabrupto al soneto. De la leche, las pajas y los calentones a los versos y los verbos.
Se suele hablar con cierto desprecio, complejo de superioridad mediante, de aquella España cateta y reprimida en la superficie, pero seguramente menos hipócrita y esnob en el fondo que los tiempos actuales. Se nos quitó o cayó o nos cortamos el pelo de la dehesa y nos dejamos a cambio una cabellera rala, blanda y tibia que sigue dando pena pese a su apariencia más maqueada e internacional. En fin, de la plaza del pueblo al gimnasio, de las funciones teatrales con hembras despelotadas al porno abismal de Internet, de lo pueril y casposo al plástico, músculo, depilación, operación...
Un Cuéntame lo que pasó ridículo y verdoso.
Rafaela Aparicio, Algora, Laly Soledvila, Manuel Alexandre, Ciges...
Ferdydurke
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9 de octubre de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gamberrada de la época muy del estilo de Cela, con argumento grotesco y profusión de culos y tetas, y esa transgresión que a estas alturas resulta ñoña e ingenua. Simpática, e impagable el lenguaje literario de Cela al describir los hechos.

Acertado el comentario de Ferdydurke. Nos podemos burlar de aquella españa, pero no somos mejores que entonces; sólo una sociedad de patanes pseudoelegantes con tablets.
Mikelak
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4 de agosto de 2016
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí señores, es que para este tipo de cine español, Don Mariano Ozores lo enmarcaba solemnemente, le daba lustre y dignidad a la españolada casposa, porque lo que filma este Ramón Fernández del que no dudo de su profesionalidad, es una patochada, al parecer lo mejor que ha dirigido son algunos episodios de la serie “Los ladrones van a la oficina” y “Cuéntame", el resto es para echarse a temblar… “Aquí el que no corre, vuela” (Buen título para el político actual), “Desnúdate Marcela” (No quiero ser mal pensado, será un desnudo interior), “El donante” (Adivinen el qué…), “A tope” (sin comentarios), “El gran mogollón” (para qué seguir). Si la 2 en este mes de Agosto pretende sacar de ese cajón de sastre, tan deleznables películas, que no benefician ni reflejan el gran cine español, tendremos que tirar de videoteca o pasarnos al “Sálvame de luxe”, ese gran programa CULTURAL que nos sorprende con los cotilleos de marujas que incluso la Paz Padilla las manda a fregar los platos, durante la publicidad, claro que si yo fuera de los cretinos que pagan por esa publicidad en tan admirable programa, no volvería a pagar ni un euro.

Pero volvamos con el film en cuestión, comienza muy bien en ese tono de comedia costumbrista, pero el film no avanza, porque el director no saca jugo a las situaciones, alguna carcajada consigue sacarnos, pero las situaciones son sosas, sin chispa, más allá del personaje de Antonio Gamero y Manuel Alexandre, los mejores, por supuesto en plena fiebre del destape, no pueden faltar tetas y culos por doquier, la mayoría de las veces, filmadas de forma grosera y sin erotismo. Bueno, pedirle erotismo a este Ramón Fernández, creo que es pedirle mucho, y una vez que conocemos los hechos, el director tira de esa cuartada cultural, presentándonos al gran Camilo José Cela, narrando sus versos sobre tan magno acontecimiento, quizás los mejores momentos de este lamentable esperpento, que nos castiga con ese simulacro de juicio en donde una sublime Rafaela Aparicio, suelta cuatros párrafos que los amedranta a esa manada de ineptos funcionarios jurídicos, reaccionarios y carpetovetónicos que diría nuestro premio Nobel Don Camilo.

Lo zafio y lo escatológico se dan la mano junto a lo grotesco de nuestro acervo cultural, el suceso en sí, el escándalo para las “buenas costumbres” que supuso, tan “magno” acontecimiento, quiso que un grande de nuestras letras interesado siempre en las costumbres sociales y la cultura del pueblo llano, le dedicase su atención y lo embelleciese con su rica prosa. Como había hecho con su “Del Miño al Bidasoa”, “Viaje a la Alcarria”, libros sobre viajes y experiencias, de referencia. Esta película es mucho peor de lo que el bueno de Don Mariano Ozores solía lograr con su instinto cinematográfico.
Antonio Morales
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4 de octubre de 2018
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo en este subproducto es vergonzoso. Desde la historia, (no hay historia, es una anecdota soez), hasta el humor, los medios con que está rodada, el entorno, erotismo de la más baja estofa y maniqueo, hasta para los años del destape. En fin, al parecer en la población donde ocurrieron los hechos se sienten hasta orgullosos. Y es que la España negra existe, (igual que la leyeda, todo hay que decirlo).
Willy M Romero
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