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España España · BARCELONA
Críticas de DIEGO
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
6
26 de setiembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alberto Rodríguez se atreve esta vez con su cine a abordar asuntos internos de la corrupción económica y política española, esa que ya es tan familiar nuestra, la que ya ha superado con creces el caso Roldán; prueba de ello es que ya nada se sabe de la vida del exdirector general de la Guardia Civil tras su excarcelación, ni tampoco de su dinero, y hasta la prensa lo ha olvidado, y puede que incluso archivado, o quizá sea Paesa el que mueva los hilos de esta amnesia colectiva, allá donde esté, seguramente más cerca de lo que pensamos. No es esta una película redonda de su director, pero sí interesante, adentrándose en el género del espionaje que tanto ha escaseado en nuestro país. Todo gira alrededor de farsas y trucos financieros, escondites de Roldán y matones a la española bajo la batuta del agente secreto, mercenario y mago del escapismo Francisco Paesa. Este personaje está encarnado por el siempre estupendo Eduard Fernández, galardonado por su trabajo recientemente en San Sebastián. Alberto Rodríguez consigue en ocasiones mostrarnos la atmósfera y el sabor del género, con ritmo lento y secuencias y planos largos y oscuros, con interpretaciones y miradas en suspenso, presencias e insinuaciones más que actuaciones evidentes, dejando hilos sueltos en sus conductas, quizá demasiados, y trasladando los hechos a distintas ciudades, dando así mayor dimensión a la narración y a la intriga, a la vez que dispersión argumental. La historia pienso que se le escapa un poco de las manos, produciendo cierto confusionismo con el abuso de personajes, grupos y datos dentro y fuera de la política que aparecen en el organigrama de Paesa, eje central de la historia que deja a Roldán como un personaje que puede ser resultar poco creíble a los ojos del espectador. Aquí pienso que el director se ha esmerado más en su caracterización que en el estudio del mismo, su aparición a mí me ha apartado de la trama por artificiosa. También es cierto que el protagonista es Paesa y no Roldán, lo que no constituye una excusa, más si cabe con el renombre del segundo. Una película irregular pienso, en la que se aprecia un gran trabajo detrás que no siempre ha llegado a buen término. Interesante y de buena factura en cualquier caso.
DIEGO
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10
9 de noviembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi la última película de Cristopher Nolan, "Interstellar". Ya han pasado casi 24 horas desde que salí del cine y aún la estoy digiriendo, o mejor dicho, se está cocinando en mi cabeza a fuego lento para conseguir ordenar todas las ideas y emociones que me transmitió, que son muchas. El cine de Nolan siempre ha sido muy rico, aunque en ocasiones se le haya tildado de artificioso, lo cual no comparto. No debería confundirse lo complejo con lo difuso. Acaso sea esta una reflexión para mí mismo.
Lo primero que puedo decir, es que tuve la sensación de tener ante mí algo muy grande, y no lo digo porque a priori las películas espaciales puedan resultar grandilocuentes o que, por su despliegue de medios y efectos, así concluyan habitualmente (salvo pocas excepciones), sino por la magnitud y el peso de la historia que está detrás de lo que se trasluce a la pantalla. No es una película espacial con héroes dispuestos a salvar el planeta. Esta podría ser una lectura muy simplista de la realidad de la trama, y esta es una película que puede ser cualquier cosa menos simple y, aún menos, simplista.
Como antes he indicado, mi cabeza está en proceso digestivo, y es que me cuesta analizar este explosivo cóctel de ideas, sensaciones y emociones. El argumento es más asequible, pero la densidad y complejidad del cine de Nolan ya no tanto, y en esta película se ha esmerado. Una vez más recurre al concepto tiempo como pilar del guion, pero aquí está enriquecido con otras ideas que plantea sin explicitarlas, tales como la vida y la muerte, la tierra, el espacio, la extinción de la humanidad y del planeta, la supervivencia, la memoria, la gravedad, la ciencia, la familia, el sacrificio, el individualismo, la solidaridad, quizás Adán y Eva. La búsqueda del territorio, y el final y comienzo de la raza humana fuera de nuestro planeta, mueve a un elenco de actores y actrices difícil de reunir; el reparto es impresionante. Todo este grupo de estrellas desarrolla la historia a un gran nivel, y, con sus magníficas interpretaciones, plantean a los espectadores ese collage de conceptos que acabo de enumerar, y seguro que me he dejado alguno.
Ya he comentado que, al ver la película, había sentido tener ante mí algo muy grande, y me reafirmo ahora diciendo que "Interstellar" va a ser objeto de muchos libros de análisis y estudio cinematográfico, y añado que quizá lo haga desde la categoría de las grandes obras de la historia del cine. C. Nolan me hizo viajar por la película a una velocidad de vértigo, tanto es así que aún creo estar flotando por el espacio, y mi capacidad de análisis anda un tanto mermada. Necesito más de ese tiempo que él tan bien maneja para aterrizar en su mundo y adaptarme a esta nueva composición. De todo ello, y a pesar de mi desorientación, quiero darle las gracias. Está bien que movilicen a uno en la butaca del cine, y ya puestos, conseguir que además se lleve la pantalla a casa, aunque sea sin digerir del todo su contenido, demuestra un mérito sobresaliente.
La narración visual, ya sea en la tierra como en el cielo (!), en otros planetas o en el espacio, es realmente portentosa, y la dirección de Nolan es un acierto constante en cada lugar elegido para colocar la cámara, utilizando después en el montaje el material rodado en las localizaciones exteriores y en los platós, como si se trataran de tomas realizadas en habitaciones contiguas, y por si fuera poco, mezclándolo todo con diferentes momentos temporales en la acción. A esta epopeya contribuye una esmerada producción, una impecable dirección artística y una gran dirección de fotografía. Y por si fuera poco, Hans Zimmer ayuda con su música a conseguir el ritmo de cada secuencia al compás que interesa al director. Las imágenes son espectaculares, y lo son también en la estrechez de una nave espacial, e incluso en el interior de una habitación repleta de libros, lugar clave para la película, de una casa cualquiera, aislada en un gran campo sembrado de váyase a saber qué lugar de EEUU. Y todo ello en perfecta armonía con la magnitud de los elementos visuales con los que trabaja Nolan, y con la profundidad de las emociones y sentimientos que intenta transmitir, algunos casi sucintamente. En casi tres horas de metraje, nada se le va de las manos. Me quito el sombrero, señor Nolan.
Pero, insisto, estoy en uno de esos agujeros negros que aparecen en la película, y no sé aún dónde acabará este intento de análisis.
DIEGO
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6
15 de setiembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me han gustado los Tres anuncios... La película ha superado con mucho mis expectativas, que no eran muy halagüeñas..., cuestión de sensaciones. Sin embargo, me ha interesado, está bien construida a costa de un buen guion y de excelentes interpretaciones, y mantiene el interés durante la proyección. Parece ser que en el medio oeste americano, sórdido en sí mismo, cabe cualquier historia que se cuente, por muy increíble y absurda que pueda parecer.
DIEGO
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6
26 de julio de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haber esperado unos días por el capricho del señor del yate de los Renoir, y controlando mucho mi reloj, finalmente pude ver la película. Me pareció un buen documento de los hechos que se sucedieron en la matanza acaecida en la antigua URSS, el 2 de junio de 1962, en la ciudad de Novocherkassk. Cómo podía el aparato represor del estado soviético consentir semejante paradoja: una revuelta proletaria desde dentro del propio sistema comunista (?). Y acabó como acaban estas cosas en los regímenes totalitarios, que no distingue de colores en sus represalías: llevándose a todo cristo por delante con el fin de borrar el suceso. Eso no había pasado. El film también plantea las dudas y contradicciones que el acontecimiento plantea en miembros intermedios del régimen, tanto a nivel político en comités, como en el seno de la KGB; y ya no digamos en viejos revolucionarios que saben de qué va la historia, que pone de manifiesto la desigualdad de los supuestos camaradas.

El director se aplica poniendo todo su arte cinematográfico en una puesta en escena en blanco y negro de lo más elaborada. Rigurosamente cuidada, diría yo. Rodada en formato cuadrado, las imágenes realzan el blanco y negro tan bien fotografiado. Planos fijos al más puro estilo clásico, si bien con una composición más moderna, tanto en la coreografía de los elementos, como en la distancia focal en primeros y segundos términos (enfoque-desenfoque).

No obstante, debo decir que los personajes que sufren la rebelión, los protagonistas de la película, responden con excesivo estoicismo a la angustiosa y dramática situación que les ha tocado vivir. Así percibí yo las conductas y emociones que se reflejan en sus rostros, desprovistos del natural sufrimiento personal que cabría esperar, que no se transmite al espectador porque está ausente. Me pregunto si lo quiso así el director para subrayar la dosis del elevado conformismo de las gentes del país; si no lo supe apreciar yo durante la proyección; o si se huyó del dramatismo para no caer en el sentimentalismo exagerado, en cuyo caso se le fue la mano al director.

Un documento cinematográfico interesante, diría yo.
DIEGO
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7
8 de enero de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho mérito ha tenido Neus Ballús en abordar esta ficción escapando de la propia ficción actoral (no es la primera vez). Y pienso que para lograrlo ha valido la pena la ardua tarea empleada en dos años de casting y miles de pruebas. El resultado ha tenido premio. Ha rodado una satisfactoria película basada en un guion que se ha inclinado hacia una comedia que bordea la parodia. Me ha gustado. Sin embargo, encuentro que le ha faltado metraje para recrear los seis cortos que conforman el conjunto. Las situaciones reclamaban más desarrollo, a mi juicio, y los entrañables actores improvisados también, habrían podido con la apuesta.

He tenido la misma sensación que con la consabida y contrastada historia del primer trago de cerveza. Y Quizá tenga mucho que ver en ello la historia inicial que narra genialmente la creadora, la primera peripecia de estos tres lampistas tan reconocibles en casa del anciano. Y deja el listón tan alto con ese lunes o martes, no recuerdo ahora, que le pides más a cada situación que recrea después, de buena escritura, pero de realización no tan depurada. Qué pena que no haya estado tan acertada Neus Ballús como en la historia del centenario que tan bien se conserva a base de su dieta y su gimnasia tan particular. Qué prodigio de personaje. Y qué interpretación tan natural, realista y reconocible.

Quizá me ha pasado aquello de que te dan la mano y quieres cogerte el brazo. Pero no voy a quejarme, no, porque me lo he pasado francamente bien en mi butaca viendo una película que, además, como quien no quiere la cosa, te pone un montón de problemas sociales sobre la mesa, y quien quiera que los recoja; eso sí, sin pretender ahondar en la herida.

No es una película redonda ni una obra maestra, que conozco el patio, y cuando nos ponemos a exagerar... Pero le debemos mucho ingenio, atrevimiento y buen hacer a esta cineasta que tan buen trabajo a hecho, como aquel que dice, en seis días corrientes, como el de sus tres protagonistas, magníficos, Mohamed Mellali, Valero Escolar y Pep Sarrà.
DIEGO
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