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España España · BARCELONA
Críticas de DIEGO
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de agosto de 2017
40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante toda la proyección de "Estiu 1993" me estuve preguntando si me gustaba o no, y aún lo sigo haciendo, buscando méritos y deméritos que no me acaban de convencer. Me perdí en las influencias de los comentarios que me habían hecho previamente voces que respeto y suelo compartir, también en las críticas que nunca leo pero de las que siempre te llega algún eco. El caso es que entre ficción y falso documental no me bastó la increíble interpretación y vivencias de la niña protagonista, ni la naturalidad, espontaneidad y sincera dirección de Carla. Y así estoy, recordando la peli y buscando sensaciones y emociones que no acabo de reconocer, eso sí, con mucho respeto al documento que tuve delante y que no soy capaz de identificar. Quizá me importa más la contracorriente de lo que pienso. Bien vista está, y es una película que seguro que no olvidaré, como tampoco mi indefinición, que no indiferencia.
DIEGO
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7
19 de abril de 2021
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de "The Rider", Chloé Zhao nos devuelve con "Nomadland" a la América profunda y a los grandes escenarios abiertos y desérticos, donde por ahora nos ha demostrado que mejor se mueve en su cine, o que más le interesa mostrar. Rehuye los entornos urbanos y cualquier otro signo representativo de la actual modernidad occidental: la avanzada tecnología que nos inunda, la sobreinformación que nos sobrepasa, y las conductas que hoy en día caracterizan, desgraciadamente, a parte de las relaciones humanas civilizadas, tales como la insolidaridad, el individualismo, la feroz competencia, el materialismo, la agresividad, la incapacidad de compartir, y el consumo más allá de lo necesario ("Acabo de leer lo que he escrito y me planteo modificarlo; no obstante, me cercioro de que he señalado que caracteriza solo a parte, y voy a dejarlo así. ¿Tan mal vamos? Quiero pensar que me estoy refiriendo solo a la clase política en general, y a las fuerzas e intereses económicos que rigen nuestro destino. Y que el individuo, la gente de a pie, los peones, no somos así; sería mi deseo, pero me sumerjo en la duda). El caso es que esta reflexión, quizá disparatada, me viene muy al hilo de la película que comento. Y es que las personas que en ella aparecen, tomadas individualmente, o como movimiento social o comunidad que existe en la realidad, con una mínima organización incluso, son todo lo contrario a lo dicho (y lo voy a volver a repetir): solidarios; independientes pero grupales; sin competencia entre ellos; nada materialistas; pacíficos; con afán de compartir y ayudar; generosos; y consumistas en exclusiva de lo que precisan para vivir. Y es que estamos ante una película que supura una tierna humanidad. No es de extrañar que la cineasta se interesara por esta historia basada en el libro de Jessica Bruder, que no conozco. Los personajes que desfilan en la pantalla son gente mayor que en la recesión de 2008 fueron excluidos de la sociedad (en el caso de la protagonista, se cerró la mina de su pueblo y se lo llevó a él detrás, las típicas colonias industriales que aquí también hemos conocido) y adoptaron una nueva forma de vida: nómadas que con sus camionetas hogar se movían por el país subsistiendo con trabajos de temporada. También se unió al colectivo otra gente que prefería, incluso antes de la crisis, esta forma de vida, autoexcluidos en este caso por su temperamento. El caso es que lo que vemos es real y sigue existiendo en la actualidad. La película, aunque es pura ficción, se podría haber rodado o planteado como puro documental, y así en parte nos llega. Subrayaría una frase que dice la protagonista: "No soy una persona sin hogar. No tengo casa, que no es lo mismo". Con esto pienso que está todo dicho sobre esta comunidad que, a modo de road movie, aparece en cualquier punto del territorio norteamericano en el que pueda realizar algún trabajo eventual que le permita subsistir.
Otro punto que quisiera destacar de la película es el mimetismo que se produce entre el ser humano y la naturaleza en que se integra. Con un tratamiento diferente, en ocasiones me recordó el cine de Terrence Malick en este sentido estricto. La naturaleza hace libre al ser humano y le mantiene en equilibrio, como si formara parte de su ciclo vital. Es un referente de Malick que aquí veo representado por la directora. Y pienso que estos nómadas, como los de todos los tiempos, son los más arraigados en bosques y desiertos, lagos y ríos, montañas y planicies. Se dice en la película que son los continuadores de la cultura de la colonización americana (la hermana de la protagonista), de caravanas de paz digo yo, de la conquista del oeste, de la sobrevivencia.
Está rodada la película con una naturalidad que se agradece, con ese ritmo lento que requiere la historia para ser contada, con dulzura y sensibilidad; y dando al paisaje en todo momento el protagonismo que merece. Una buena dirección.
Y creo que ya está todo, ¿o se me olvida algo? ¿Jueguecitos a esta hora? Pues sí. Aparte de otra gente interesante, de la profesión o no, aparece en cada plano de la película una señora que es actriz y se llama Frances McDormand. Posiblemente, sin ella y sin su estelar interpretación, esta película no sería lo que es. Otra actriz sin duda lo habría hecho muy bien, pero es que "Nomadland" es Frances McDormand.
DIEGO
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6
10 de noviembre de 2021
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista podría pensarse que todo resulta muy técnico en esta película; en ese estudio de sonido que tanta relevancia parece tener. Y la tiene en su justa medida. Juanjo Giménez lo utiliza como detonante de la historia, para después aprovecharse de los paralelismos que se dan en la trama, en sus puntos de conexión. Aprovecha el cineasta para reivindicar el sonido como elemento esencial cinematográfico, tan importante como la imagen, y que a menudo es tratado como el hermano pobre. Por supuesto que es un tema que interesa al creador, y así lo pone de manifiesto desde el principio. El cine se retroalimenta a sí mismo para narrar una historia ajena a él. Si bien la película podría constituir un ejemplo más del cine como argumento dentro del cine. Un ejemplo muy extraño si se quiere.

El sonido... ese que a veces cuesta tanto de sincronizar con la imagen. Y es fatídico cuando se produce el retraso, el "delay"..., en el argot: la falta de sincro. Pero la tecnología deja paso al drama cuando es una mujer la que pierde la sincronía en sus sentidos, en su propia vida. La que padece el desequilibrio, la desestabilidad, y sufre al borde de la locura este fenómeno que podría resultar paranornal fuera de un estudio de sonido, más allá de una enfermedad mental dificilmente diagnosticable. Y más si cabe es retorcido el suceso cuando la afectada es una diseñadora de sonido, que hasta duerme en el estudio porque su vida ha perdido el rumbo. Está fuera de sincro antes de que la "enfermedad" se manifieste en su cerebro de nuevo. Así se nos muestra el personaje que encarna Marta Nieto, que cuenta con unas experiencias personales muy particulares que irán apareciendo en el film a medida que este avanza. Sobre todo se irán poniendo de manifiesto en la relación que mantiene con su madre.

Con estos mimbres el director y Pere Altimira han construido un guion que el primero plasma en la pantalla para seducir al espectador en esta extraña y fantasiosa narración, no exenta de cierto misterio y de suspense bien elaborado. A todo ello contribuye de forma notable la interpretación de la omnipresente Marta Nieto, protagonista absoluta de la película. Tiene el personaje, o quizá la actriz, un magnetismo que va más allá de sus dotes interpretativas, y tanto te seduce con sus miradas que el espectador vive con ella su particular trastorno enfermizo y obsesivo; y también su silencio, curiosa particularidad esta para una sonidista.

Es es tercer largometraje del cineasta, muy curtido ya en el cortometraje y en el cine documental. Hombre de cine todoterreno que domina su lenguaje, como lo demuestra en esta interesante "Tres".
DIEGO
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7
28 de diciembre de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarde, pero por fin he podido ver la última película del cineasta japonés Hamaguchi, que se muestra ahora en la cresta de la ola. Y he de decir que me ha encantado. Nos cuenta el cineasta tres historias en las que el azar es el iniciador de ocurrentes experiencias humanas, profundamente humanas. Las protagonistas nos cuentan lo que generalmente callan, o a veces fantasean, y que, por pura casualidad -así es la vida en ocasiones- tienen oportunidad de exteriorizar ante una desconocida o en el devenir de una relación insólita.

Está rodada la película con una pausa sobria que te absorbe y te introduce en esas largas vivencias y experiencias que narran las protagonistas. Son tres historias de confesiones y de deseos contenidos. Los planos fijos son largos y el ritmo sosegado, como la acción que se sucede en la pantalla, atractiva y seductora, porque así son los personajes y su acontecer.

Una buena película que permite deleitarte con una cultura distinta a la nuestra, donde las relaciones humanas se experimentan con una delicadeza y un respeto que nos son ajenos, al menos en sus formas y formalidades; manteniendo esa distancia respetuosa y delicada, contemplativa y poética, que impregna la cultura japonesa.
DIEGO
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8
14 de mayo de 2021
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno piensa que las guerras de la antigua Yugoslavia sucedieron en suelo europeo, a pocos quilómetros de Italia, Grecia, Austria, Suiza, Hungría..., como europeos que somos debería caérsenos la cara de vergüenza. Vaya eufemismo el que acabo de emplear...; vamos, es que no debíamos haber consentido que semejante matanza se celebrara. Y con esto no digo que las guerras lejanas debieran importarnos menos. En absoluto. ¿No es para echarse a temblar la que está comenzando a formarse de nuevo entre israelíes y palestinos? Todas las guerras son la misma guerra. Pero desde que el hombre es hombre la guerra ha sido una fiel compañera. Y he excluido a la mujer a propósito solo porque el machismo histórico lo ha impedido hasta ahora. Pienso que la guerra, desgraciadamente, es compañera del ser humano, y no conoce de géneros. Eso demuestra que, desgraciadamente, la mujer aún no ha llegado a compartir el poder, como es sabido. Espero que pronto lo haga, como también espero que cambie el ser humano. Para lo primero falta mucho aún, pero se conseguirá; de mi segunda esperanza yo no estaría tan seguro. Quizá si se cumpliera carecería de valor la visión que tenía al respecto Virginia Woolf -cuando en su época hizo esta afirmación no atisbaba este presente nuestro, más igualitario que el suyo, aunque por ahora muy deficiente en este sentido-. Decía: "La guerra es un juego de hombres... la máquina de matar tiene un género y es masculino". Aunque ya no lo veremos, eso el tiempo lo dirá. Ojalá que para entonces la guerra inacabable haya terminado, y no podamos, o no puedan, constatar esa afirmación.

No se han rodado muchas películas sobre la Guerra de los Balcanes, o quizá es que estamos tan saciados ya de películas sobre el holocausto, que este no deja lugar al resto, y digo al resto, porque hay tantas... ¿Adónde va Aida en esta película? Este es el título. Desde luego, ella vuelve a Srebrenica, como Pedro a Roma, tras formularle la pregunta a Jesús, según cuenta la religión. Solo quería subrayar el título.

La película nos muestra el episodio de la matanza acaecida en esta ciudad de Bosnia al final de la guerra, uno más del genocidio que se cometió ante tantos ojos extranjeros tapados que no querían ver. La coreografía de unos niños en la película puede que nos quiera transmitir esa idea, diría que así es. Lo que con seguridad transmite su guionista y directora, la cineasta Jasmila Zbanić, es el terror, la tragedia y la crueldad de una guerra salvaje -cuál no lo es-. En este caso la matanza de Srebrenica que antes decía. Y nos lo muestra con un realismo desgarrador. Ella había vivido parte de la guerra en Sarajevo, así que experiencia no le faltaba. Nos muestra asimismo el triste protagonismo de los cascos azules en la historia, holandeses en este caso, maniatados por la ONU que a su vez se hallaba desamparada por las grandes potencias. Estados Unidos no tenía ningún interés en Yugoslavia, que ni siquiera sabía señalar en el mapa, y no había conflicto con una URSS, entonces recién disuelta, que bastante trajín se llevaba en formar sus nuevas repúblicas. El caso es que, como comparsas, prestan la asistencia humanitaria que se les permite y poco más, a veces poniendo palos a las ruedas. Eso sí, son testigos privilegiados del horror, como nos enseña Fernando León de Aranoa en su película "Un día perfecto" (2015) (qué poco se prodiga; me gusta mucho su cine) con su destacamento de cascos azules español desplazado a Bosnia. Horror entre serbios y bosnios, antes también de croatas, entre cristianos y musulmanes: religiones, etnias, poder y territorios, cómo no, todo confluye aquí para poder aniquilarse. Y ante eso solo queda sobrevivir, que es lo que intenta a toda costa Aida, la actriz Jasna Duricić, que está en plano durante toda la tragedia intentando salvar la vida de su marido e hijos, en otra clase de lucha: contra órdenes, barreras de alambre, pasividad y militares que están para ayudar y no pueden hacerlo.

La película debe mucho a la interpretación de la protagonista, que hace un trabajo impecable, y también a sus compañeros de reparto. Todos están bien, con mayor o menor intervención, de la mano de esta cineasta que hace posible la recreación de la historia con una puesta en escena realista e inmersiva. Sabe la directora lo que quiere mostrar, y utiliza la cámara para ello al mismo ritmo que se suceden los hechos, con el vértigo desesperado que vemos en los propios ojos de Aida pidiendo ayuda mientras traduce para los cascos azules y, a su vez, para el espectador, al que atrapa en el drama sin ofrecerle concesiones relamidas. En fin, pienso que está muy bien rodada, traduciéndose el trabajo después en un montaje tan ágil como lo es la trama. El desenlace es casi fantasmal, lúcido y brillante, una estupenda creación narrativa; no te puede dejar indiferente, por mucho que te distancies de Aida para salvaguardarte.

Poco más puedo decir sin desvelar nada del argumento. "Quo Vadis, Aida" emplea una innumerable figuración para encarnar los miles de dramas humanos, personales y familiares, que generó esta atrocidad, de los que nada sabemos. Vivimos el de Aida y su familia, que en lo más profundo debe coincidir con los del resto: conseguir la sobrevivencia personal y la de los seres amados. ¿Acaso puede soportar el ser humano un trauma más terrible en una guerra?, me pregunto; más allá del hambre y del dolor físico.

Es una película que duele ver; pero vale la pena verla. Además, ¿no se dice que las heridas cuando escuecen es que curan? Pues a ver si aprendemos de una vez.
DIEGO
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