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Voto de Gusman:
4
5,7
17.654
Thriller. Intriga
En los márgenes del río Baztán, en tierras de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en circunstancias que relacionan ese crimen con un asesinato ocurrido un mes atrás. La inspectora Amaia Salazar dirige la investigación, la cual le llevará de vuelta al pueblo de Elizondo, donde ella creció y del que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las complicadas derivaciones del caso y sus propios fantasmas, la ... [+]
8 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película pretenciosa que quiere emular el ambiente de investigación policial de las mejores obras americanas.
Sólo se salva la fotografía y la música. No he leído el libro pero la película es mediocre por no decir nefasta.
Los actores parecen no creerse su texto y lo recitan como autómatas, sin transmitir ninguna sensación. Marta Etura -no he visto mucho de ella- perpetra un papel demencial.
Sólo se salva la fotografía y la música. No he leído el libro pero la película es mediocre por no decir nefasta.
Los actores parecen no creerse su texto y lo recitan como autómatas, sin transmitir ninguna sensación. Marta Etura -no he visto mucho de ella- perpetra un papel demencial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una detective va a investigar unos curiosos asesinatos en su pueblo natal de Navarra en medio de las montañas. Su marido es inglés y cuando habla con él ponen los subtítulos en español. Ha colaborado con el FBI. El contexto es inverosímil. Para colmo, a su vuelta al pueblo se enfrenta -¡cómo no!- a un atormentado pasado, un cliché típico de un guión mediocre. Es una policía que tiene su pasado, un pasado que le persigue: una madre fantasmagórica, un padre comprensivo, una hermana recelosa y rencorosa que, desde el principio se deja entrever como sospechosa.
Bien, empecemos. La primera escena que te echa para atrás en este despropósito de película, por cierto inútilmente larga (129 minutos). La prota le lleva una prueba de la escena del crimen, una galletita que el asesino pone incomprensiblemente sobre la zona púbica de las niñas que mata (ya no me gusta que saquen desnudos adolescentes en una película...) a su hermana, que ostenta un obrador (horno de pan), para que le dé su docta opinión. Su hermana abre la bolsa, la huele (¡por amor de Dios! ¡Estamos hablando de una galleta que ha estado horas bajo la lluvia sobre el pubis de una adolescente muerta en medio del monte!), se... ¡come un trozo de galleta! y, tras saborearla con deleite, asevera que se trata de una receta excelsa, un equilibrio de sabores y texturas propias de una obra maestra de la pastelería... ¡¡Puaj!! ¿Alguien puede tomarse en serio y seguir viendo una película así de necia?
Y luego el rollo de su mentor del FBI en EEUU al que llama con regularidad para pedirle consejo sobre esta compleja serie de crímenes. No hay quien se crea a esta actriz haciendo el papel de persona profunda, afectada, a la que su pasado atormenta, una eficiente investigadora que vuelve al pueblo para triunfar.
Para colmo, el guión incorpora el matiz de la mitología, lo misterioso, en un intento sublimemente negligente de crear una historia oscura. Cómo no, la película hace, para enfatizar esa oscuridad y misterio, del manido recurso de la lluvia constante. Toneladas y toneladas de agua que cae del cielo sin cesar para que la cinta naufrague definitivamente.
No me puedo ni imaginar el enfado y la indignación de una persona que haya pagado más de 7 euros para tragarse esta horrible película en pantalla grande (yo la he visto en Netflix).
Bien, empecemos. La primera escena que te echa para atrás en este despropósito de película, por cierto inútilmente larga (129 minutos). La prota le lleva una prueba de la escena del crimen, una galletita que el asesino pone incomprensiblemente sobre la zona púbica de las niñas que mata (ya no me gusta que saquen desnudos adolescentes en una película...) a su hermana, que ostenta un obrador (horno de pan), para que le dé su docta opinión. Su hermana abre la bolsa, la huele (¡por amor de Dios! ¡Estamos hablando de una galleta que ha estado horas bajo la lluvia sobre el pubis de una adolescente muerta en medio del monte!), se... ¡come un trozo de galleta! y, tras saborearla con deleite, asevera que se trata de una receta excelsa, un equilibrio de sabores y texturas propias de una obra maestra de la pastelería... ¡¡Puaj!! ¿Alguien puede tomarse en serio y seguir viendo una película así de necia?
Y luego el rollo de su mentor del FBI en EEUU al que llama con regularidad para pedirle consejo sobre esta compleja serie de crímenes. No hay quien se crea a esta actriz haciendo el papel de persona profunda, afectada, a la que su pasado atormenta, una eficiente investigadora que vuelve al pueblo para triunfar.
Para colmo, el guión incorpora el matiz de la mitología, lo misterioso, en un intento sublimemente negligente de crear una historia oscura. Cómo no, la película hace, para enfatizar esa oscuridad y misterio, del manido recurso de la lluvia constante. Toneladas y toneladas de agua que cae del cielo sin cesar para que la cinta naufrague definitivamente.
No me puedo ni imaginar el enfado y la indignación de una persona que haya pagado más de 7 euros para tragarse esta horrible película en pantalla grande (yo la he visto en Netflix).