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Voto de John Giraldo:
8
2009
Documental, Intervenciones de: Jacques Perrin, Lancelot Perrin
8,0
12.806
Documental. Drama
Surcar los mares a 10 nudos cazando atunes, acompañar a los delfines en sus inverosímiles piruetas, nadar con el gran tiburón blanco, hombro, contra aleta... es como ser un pez más entre ellos. Después de la película "Le peuple migrateur", Jacques Perrin y Jacques Cluzaud nos transportan, gracias unas novísimas técnicas de rodaje, a lo más intrincado de los océanos para descubrir allí a unas criaturas marinas ignoradas y desconocidas. ... [+]
16 de mayo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos hemos acostumbrado que al ver documentales de la naturaleza, del reino animal, e incluso del vegetal es necesario contar con una historia detrás de ellos: que una familia de pingüinos, que una familia de osos, que una familia de leones, y no manadas, sino esa idea humanizada de los animales. Con ellos, por supuesto la idea de generar una conciencia ambiental global ha hecho carrera, se ha podido sensibilizar a miles de personas, pero aún los estados son miopes y timoratos para salir al paso a una coyuntura vital. Los espectadores quedamos con un mensaje apocalíptico con documentales así.
Cuando veo Océanos una sensación de ignorancia me invade: no saber nada de nuestros orígenes, de un territorio de nuestro planeta poco observado, de encontrarse uno frente a hechos enigmáticos, sin la necesidad de ubicar la familia de ballenas o la historia de un delfín. Llama la atención que además mi hijo, en medio de la función, me pregunte sobre animales que no conozco, sobre especies nunca vistas, porque eso es e Océanos: una inclusión de una serie de especies apenas descubiertas y que tendrán mucho por contarnos. Al verla uno siente estar en otro mundo, ese lado poco explorado de la tierra aparece en su inmensidad, ofreciendo no cifras ni datos ni tampoco explicaciones, sino esplendor, hechizo, es el océano por el océano, y claro también sale a flote la desgracia: animales capturados en redes, la basura en el fondo, la contaminación de las grandes industrias, pero no narra con la palabra dice con las imágenes.
Son cerca de dos horas, tiempo en el que parecemos estar viviendo en un sitio desconocido. Dos horas en las que a través de la música, no caemos en melodramatismos, sino para ir generando empatía en el espectador. Para ir paso a paso recorriendo el modo como coexisten unas especies con otras, cómo se ayudan y cómo unos a otros se requieren sea como comida o como sostenimiento, allí hay un intruso: el ser humano. Mi hijo no deja de preguntarme ¿quién daña eso tan bonito? No tengo que darle respuestas, de inmediato salen los cazadores y al tiempo ve cómo las grandes industrias botan todo a ese lugar donde surgió la vida. Pero mi hijo más que eso, ve la majestuosidad de un territorio oculto para nosotros y no deja de asombrarse.
sigue en spoiler
Cuando veo Océanos una sensación de ignorancia me invade: no saber nada de nuestros orígenes, de un territorio de nuestro planeta poco observado, de encontrarse uno frente a hechos enigmáticos, sin la necesidad de ubicar la familia de ballenas o la historia de un delfín. Llama la atención que además mi hijo, en medio de la función, me pregunte sobre animales que no conozco, sobre especies nunca vistas, porque eso es e Océanos: una inclusión de una serie de especies apenas descubiertas y que tendrán mucho por contarnos. Al verla uno siente estar en otro mundo, ese lado poco explorado de la tierra aparece en su inmensidad, ofreciendo no cifras ni datos ni tampoco explicaciones, sino esplendor, hechizo, es el océano por el océano, y claro también sale a flote la desgracia: animales capturados en redes, la basura en el fondo, la contaminación de las grandes industrias, pero no narra con la palabra dice con las imágenes.
Son cerca de dos horas, tiempo en el que parecemos estar viviendo en un sitio desconocido. Dos horas en las que a través de la música, no caemos en melodramatismos, sino para ir generando empatía en el espectador. Para ir paso a paso recorriendo el modo como coexisten unas especies con otras, cómo se ayudan y cómo unos a otros se requieren sea como comida o como sostenimiento, allí hay un intruso: el ser humano. Mi hijo no deja de preguntarme ¿quién daña eso tan bonito? No tengo que darle respuestas, de inmediato salen los cazadores y al tiempo ve cómo las grandes industrias botan todo a ese lugar donde surgió la vida. Pero mi hijo más que eso, ve la majestuosidad de un territorio oculto para nosotros y no deja de asombrarse.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La obra más grande hasta ahora contada sobre el océano costó 50 millones de euros, convirtiéndose en la más cara de la historia. En el documental, que recorrió todos los océanos del planeta, en donde los animales pasan desapercibidos frente a las cámaras es decir sin actuar, posan y eso es suficiente. Para capturarlos fue necesario tecnología de punta como cámaras de alta definición para lograr la nitidez con la que vemos y carcasas especiales para portarlas y protegerlas. Además es un documento histórico investigativo por el registro con el que se cuenta. Nos abrió la posibilidad de ver lo que pareciese una frase de cajón: lo que nunca antes hemos visto, y es lo que siempre ha estado, y claro es también lo que está amenazado.
El documental está contado por un abuelo a su nieto, empiezan en un acuario y se abren paso por toda la espesura de mares, de sitios en las profundidades, se ven calamares, ballenas jorobadas, delfines, bancos de peces, las amenazadas medusas gigantes, dugongos, dragones, pulpos tembladores, erizos de mar, corales, una flora muy amplia como diversa, en fin, un espectáculo fascinante, asombroso. Ocho años de trabajo de quienes lo realizaron para dos horas de nunca olvidar. El nieto ese que apenas comienza a descubrir somos los espectadores, pero su forma de incentivarnos a aprender no es con explicaciones, es a través de la maravilla, la crueldad y el acercamiento a esa infinitud. El viaje es un suculento desplazarse hacia animales extraños, lugares impredecibles, un mundo que al contarlo con palabras pierde la fuerza porque es necesario velo.
El ojo no tiene como despegarse, un documental que los niños, jóvenes y grandes lo apreciaran con curiosidad, como quien apenas aprende a reconocer su territorio. Lo podrá explorar adentrándose en hábitats fastuosos, lo podrá sufrir sintiendo desidia por quienes acechan lo que le pertenece al ciclo de la vida.
Más en www.latarde.com/blogs/elgranojo
El documental está contado por un abuelo a su nieto, empiezan en un acuario y se abren paso por toda la espesura de mares, de sitios en las profundidades, se ven calamares, ballenas jorobadas, delfines, bancos de peces, las amenazadas medusas gigantes, dugongos, dragones, pulpos tembladores, erizos de mar, corales, una flora muy amplia como diversa, en fin, un espectáculo fascinante, asombroso. Ocho años de trabajo de quienes lo realizaron para dos horas de nunca olvidar. El nieto ese que apenas comienza a descubrir somos los espectadores, pero su forma de incentivarnos a aprender no es con explicaciones, es a través de la maravilla, la crueldad y el acercamiento a esa infinitud. El viaje es un suculento desplazarse hacia animales extraños, lugares impredecibles, un mundo que al contarlo con palabras pierde la fuerza porque es necesario velo.
El ojo no tiene como despegarse, un documental que los niños, jóvenes y grandes lo apreciaran con curiosidad, como quien apenas aprende a reconocer su territorio. Lo podrá explorar adentrándose en hábitats fastuosos, lo podrá sufrir sintiendo desidia por quienes acechan lo que le pertenece al ciclo de la vida.
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