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Voto de Patachula:
4
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7,2
86.299
Thriller. Acción. Drama. Cine negro
Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
6 de junio de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y el título de esta crítica no sólo se refiere al protagonista de la película, sino a la película en sí misma. Porque eso es exactamente lo que es: una sosería adornada con unos recursos técnicos que quedan muy bonitos. La verdad es que a Drive poco se le puede reprochar en cuanto a su estética (salvo esa chaqueta tan cani), muy cuidada, la fotografía o la banda sonora. Esa es la razón por la que no le pongo una nota más baja. Pero a nivel de guión, se merecería mucho menos, un 2.
La escena inicial promete que la película será, al menos, entrentenida, pero poco a poco esa expectativa se va desinflando. El primer problema es el protagonista: un hombre-ameba sin personalidad, que no habla, que parece no sentir, ni toma decisiones lógicas ni se sabe nunca qué está pensando, lo que hace que sea imposible empatizar con él y, por tanto, que te importe en lo más mínimo lo que le ocurre. El segundo problema: el ritmo lentísimo. Y no me malinterpreteis, una película lenta puede ser sublime, siempre que tenga una historia interesante y unos personajes ricos y muy bien construidos. Como no es el caso, y los personajes son más planos que una tabla de planchar, se vuelve soporífera. Así que no se la recomiendo a nadie y no entiendo cómo logra engañar a la gente para que le pongan unas notas tan altas, porque aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
La escena inicial promete que la película será, al menos, entrentenida, pero poco a poco esa expectativa se va desinflando. El primer problema es el protagonista: un hombre-ameba sin personalidad, que no habla, que parece no sentir, ni toma decisiones lógicas ni se sabe nunca qué está pensando, lo que hace que sea imposible empatizar con él y, por tanto, que te importe en lo más mínimo lo que le ocurre. El segundo problema: el ritmo lentísimo. Y no me malinterpreteis, una película lenta puede ser sublime, siempre que tenga una historia interesante y unos personajes ricos y muy bien construidos. Como no es el caso, y los personajes son más planos que una tabla de planchar, se vuelve soporífera. Así que no se la recomiendo a nadie y no entiendo cómo logra engañar a la gente para que le pongan unas notas tan altas, porque aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y las cosas que no entiendo del absurdo guión:
- ¿Qué importa que a él se le dé muy bien conducir? Podrían haber eliminado toda esa parte y la peli se hubiese quedado exactamente igual. Y por otro lado, ¿un señor que es especialista en hacer escenas de riesgo con coches cobra tan poco que se ve obligado a tener tratos con el mundo del crimen?
- La pobre vecina es el único personaje que consiguió darme algo de pena. A pesar de sus esfuerzos, el hombre-ameba no le daba ni un besito. Especialmente triste es la escena en la que van conduciendo y ella le coge la mano y él se limita a mirarla con esa cara de pánfilo. Y así, durante media película: se miran, se sonríen, se vuelven a mirar, se sonríen, se vuelven a mirar... Claro, porque él es un hombre muy recto y sabe que ella está casada con un marido modélico. ¿Entonces para qué la miras tanto? En fin, no se lo cree ni el tato, pero supongo que ese rollito de hombre duro y ameba tendrá su nicho de público.
- El marido, que seguro que estaba en la cárcel por ser una buena persona nada violenta, sale de la cárcel, se encuentra con que su mujer se ha hecho amigüita de su vecino, que se pasa el día metido en su casa, y no sospecha absolutamente nada. De nuevo, no se lo cree ni el tato.
- El marido sale de la cárcel y eso significa que ya no puedes estar con la chica que te gusta. En vez de intentar marcar algo las distancias e ir a lamerte las heridas a tu casa, te metes todavía más en su casa y te pones a ayudar al marido a resolver sus problemas con otros criminales. Y lo matan. Vaya, qué casualidad más afortunada, por fin puedes darle a ella un beso en el ascensor justo antes de largarte para siempre.
- Luego, vas a matar a los malos que están haciendo una fiestuki en la pizzería. Te pones una máscara (no sé por qué, ya que saben quién eres ya), coges la ametralladora y te vas acercando a la puerta muy lentamente. Ahí esperas que el hombre-ameba por fin tenga algo de sangre, abra la puerta de una patada y mate a todo Cristo. ERROR. Vuelve al coche y espera tranquilamente a que la fiestuki se acabe. ¿Y por qué hace lo de la máscara entonces?
- Y tras una persecución en coche en la que das veinte vueltas de campana, ¡milagro, las luces del coche siguen funcionando!
- Y el broche final lo pone el recibir una puñalada en el estómago e irte del lugar conduciendo tan pancho, con la chaquetita cani y la luz dándote en la cara para quedar de interesante y atribulado.
En fin, seguro que me dejo más cosas, pero hace ya un tiempo que la vi y me niego a volver a verla para recordar. Lo único que se me ocurre para explicar tanta falta de lógica es que todo era una excusa del hombre-ameba para pasearse por ahí con esa chaquetilla tan cani que, si se descuidan y le dan unos minutos más de cámara, hubiese tenido casi más carisma que su portador.
- ¿Qué importa que a él se le dé muy bien conducir? Podrían haber eliminado toda esa parte y la peli se hubiese quedado exactamente igual. Y por otro lado, ¿un señor que es especialista en hacer escenas de riesgo con coches cobra tan poco que se ve obligado a tener tratos con el mundo del crimen?
- La pobre vecina es el único personaje que consiguió darme algo de pena. A pesar de sus esfuerzos, el hombre-ameba no le daba ni un besito. Especialmente triste es la escena en la que van conduciendo y ella le coge la mano y él se limita a mirarla con esa cara de pánfilo. Y así, durante media película: se miran, se sonríen, se vuelven a mirar, se sonríen, se vuelven a mirar... Claro, porque él es un hombre muy recto y sabe que ella está casada con un marido modélico. ¿Entonces para qué la miras tanto? En fin, no se lo cree ni el tato, pero supongo que ese rollito de hombre duro y ameba tendrá su nicho de público.
- El marido, que seguro que estaba en la cárcel por ser una buena persona nada violenta, sale de la cárcel, se encuentra con que su mujer se ha hecho amigüita de su vecino, que se pasa el día metido en su casa, y no sospecha absolutamente nada. De nuevo, no se lo cree ni el tato.
- El marido sale de la cárcel y eso significa que ya no puedes estar con la chica que te gusta. En vez de intentar marcar algo las distancias e ir a lamerte las heridas a tu casa, te metes todavía más en su casa y te pones a ayudar al marido a resolver sus problemas con otros criminales. Y lo matan. Vaya, qué casualidad más afortunada, por fin puedes darle a ella un beso en el ascensor justo antes de largarte para siempre.
- Luego, vas a matar a los malos que están haciendo una fiestuki en la pizzería. Te pones una máscara (no sé por qué, ya que saben quién eres ya), coges la ametralladora y te vas acercando a la puerta muy lentamente. Ahí esperas que el hombre-ameba por fin tenga algo de sangre, abra la puerta de una patada y mate a todo Cristo. ERROR. Vuelve al coche y espera tranquilamente a que la fiestuki se acabe. ¿Y por qué hace lo de la máscara entonces?
- Y tras una persecución en coche en la que das veinte vueltas de campana, ¡milagro, las luces del coche siguen funcionando!
- Y el broche final lo pone el recibir una puñalada en el estómago e irte del lugar conduciendo tan pancho, con la chaquetita cani y la luz dándote en la cara para quedar de interesante y atribulado.
En fin, seguro que me dejo más cosas, pero hace ya un tiempo que la vi y me niego a volver a verla para recordar. Lo único que se me ocurre para explicar tanta falta de lógica es que todo era una excusa del hombre-ameba para pasearse por ahí con esa chaquetilla tan cani que, si se descuidan y le dan unos minutos más de cámara, hubiese tenido casi más carisma que su portador.