La película fue un vuelco inesperado a todos los esquemas del cine, rompió moldes y por ello se la considera una obra maestra así como película de culto. Vino en el momento ideal, cuando todos estábamos hartos de películas americanas de asesinos en serie para adolescentes que provocan más risa y ridículo que miedo. He hizo lo que no se veía desde Psicosis, dejar a medio mundo asombrado y aterrorizado de forma novedosa que crearía escuela años despúes. Es cierto que el público de los 90's no era el mismo que el de hoy, ya nada impacta, pero creo que este film se puede ver una y mil veces sin perder su magia.
En esta historia vemos un reflejo del Japón del siglo XX, la sociedad más avanzada tecnológicamente y desarrollada del planeta, pero al mismo tiempo una de las más conservadoras con sus creencias y tradiciones. Se observan muchas referencias al sintoísmo, el folklore nipón y los yūrei en los que cree gran parte de la población japonesa. Por ello consigue transmitir a la perfección ese ambiente cargado, con una constante tensión que se apodera de todo y resulta asfixiante e insoportable. El director cree francamente en lo que cuenta, nos consigue provocar el sentimiento del más absoluto mal y desesperanza que te acorrala y te hiela para dejarnos paralizados por el pánico de principio a fin. La fotografía es sobresaliente, la banda sonora siniestra y macabra. El sabor de boca que deja es de historia fantástica pero deja una sensación incómoda, maligna y oscura que pocas películas consiguen. Su remake estadounidense realizado 4 años después me parece una bazofia que no recomiendo, con todos mis respetos a los fans, actores y director. En definitiva una película de verdadero terror psicológico de alta tensión, digna de ser vista, que cambió la dirección del cine de terror durante la siguiente década.