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Voto de tatiana:
3
7,2
66.790
Intriga. Drama
Los Angeles,1928. Christine Collins (Angelina Jolie) es una madre soltera cuyo hijo desaparece sin dejar rastro. Algunos meses después, la policía le comunica que ha encontrado al niño, pero, nada más verlo, Christine se da cuenta de que no es su hijo. Sin embargo, está tan confundida que se lo lleva a casa, aunque exige que continúe la búsqueda de su verdadero hijo. Tachada de loca e incapacitada por la policía, por fin encuentra un ... [+]
4 de abril de 2009
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica a esta película no deja de ser un ejemplo de lo que podría decirse de toda la filmografía del señor Eastwood: sobrevalorada.
Atendiendo a la opinión generalizada del público (y de la crítica) este entrañable actor se habría convertido en la senectud en un director a tener en cuenta. En mi opinión, este fenómeno no deja de ser producto de una bola de nieve que se ha ido haciendo cada vez más grande a medida que ha ido rodando. Todos nos hemos convencido unos a otros de que sus películas son obras de arte que deben optar al menos a un Oscar todos los años, a riesgo de pecar de herejía si se defiende lo contrario.
Atendiendo a la opinión generalizada del público (y de la crítica) este entrañable actor se habría convertido en la senectud en un director a tener en cuenta. En mi opinión, este fenómeno no deja de ser producto de una bola de nieve que se ha ido haciendo cada vez más grande a medida que ha ido rodando. Todos nos hemos convencido unos a otros de que sus películas son obras de arte que deben optar al menos a un Oscar todos los años, a riesgo de pecar de herejía si se defiende lo contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En el caso que nos ocupa, El intercambio, se nos presenta una reconstrucción de una historia real ocurrida en Los Ángeles a finales de los años 20. Ya de entrada, manido. Entonces nos encontramos con una desconsolada Angelina cuyas lágrimas no han conseguido ni siquiera enternecerme ligeramente (será que yo no me identifico con el dolor maternal) y a unos defensores de la ley malos malísimos. Completan el elenco un John Malkovich con posibles problemas económicos (porque si no, no me lo explico) en el papel de un reverendo inconsistente pero necesario para que la protagonista aprenda a limpiarse la baba que se le cae, y un abogado noble y valeroso al que sólo le falta el caballo blanco.
Es decir, el argumento, tópico; los personajes, arquetípicos hasta la náusea; y el final, múltiple, porque la historia se alarga en una sucesión de clímax que sólo consigue que el espectador acabe deseando que el niño aparezca y le diga a su madre que se ha ido por iniciativa propia porque no la soportaba. Sólo por eso yo habría respetado un poco más esta película.
En conclusión, si dicen de los defensores de Slumdog millionaire que son unos snobs de urbanización de adosados convencidos de estar disfrutando de cine independiente y exótico (uy, fíjate, entiendo una película de indios aborígenes y pobres), de los defensores de Clint Eastwood como director puede decirse prácticamente lo mismo, eliminando el exotismo, pero añadiendo el plus de quedarse a ver los créditos lo suficiente como para leer y recordar quien ha firmado esta mediocridad disfrazada de recurso para las conversaciones de pedantes.
Es decir, el argumento, tópico; los personajes, arquetípicos hasta la náusea; y el final, múltiple, porque la historia se alarga en una sucesión de clímax que sólo consigue que el espectador acabe deseando que el niño aparezca y le diga a su madre que se ha ido por iniciativa propia porque no la soportaba. Sólo por eso yo habría respetado un poco más esta película.
En conclusión, si dicen de los defensores de Slumdog millionaire que son unos snobs de urbanización de adosados convencidos de estar disfrutando de cine independiente y exótico (uy, fíjate, entiendo una película de indios aborígenes y pobres), de los defensores de Clint Eastwood como director puede decirse prácticamente lo mismo, eliminando el exotismo, pero añadiendo el plus de quedarse a ver los créditos lo suficiente como para leer y recordar quien ha firmado esta mediocridad disfrazada de recurso para las conversaciones de pedantes.