Nunca he sentido tanta vergüenza ajena viendo semejante espanto cinematográfico: musculitos aceitados, adolescentes gritones, motos, rabietas, muchachitos violentos haciendo dominadas y un sinfín de idioteces mas. Pareciera como si el director se empeñase en buscar los lugares mas comunes y trillados para presentarnos su vómito. Mario Casas en plan Zoolander es sencillamente insoportable, y María Valverde parece por momentos ser conciente del despropósito en el que se ha metido por lo que no se le cree nada de nada.

No hay nada para rescatar en esta bazofia, incluso por momentos es sexista y tiene violencia de género, es el anti-cine, es comida chatarra para descerebrados. Recomiendo huir de ella como de la peste.