Pero esta vez la salva de si misma, de su ego, de su avance tecnológico, de su consumismo, de su miedo al envejecimiento, o sea, que la salva en un plano moral y eso es una novedad y además es de una pretenciosidad que da risa.

Lamentablemente esta peli se toma demasiado en serio la historia que cuenta, no asume siquiera que ciertos aspectos de su trama son de clásica serie B (los humanos sustituidos por robots, un moderno mad doctor con malignos planes) y en lugar de apostar por lo que es, un espectáculo futurista para pasar el rato sin muchas veleidades, pretende despertar nuestra conciencia frente a la progresiva deshumanización de la sociedad.

Lo malo es que a partir del minuto 40, cuando ya sabes de que va el cotarro y como funcionan los sustitutos, la cosa deja de interesar y te empiezas a preguntar porque sigues viendo este tipo de pelis inútiles, idénticas e inocuas y porque no apagas el televisor y te vas a dar una vuelta.

Cuando el bueno de Bruce nos vuelve a salvar (esta vez de nosotros mismos) piensas en e l tercer mundo (¿allí también hay sustitutos?), en la clase media baja (¿hay sustitutos de segunda mano?) y en que pasaría con los aviones, planchas de la ropa, hornos, respiradores artificiales, guarderías, reactores nucleares, trasatlánticos, etc, quer estuviesen funcionando en ese momento crucial.

Oigan, ¿seguro que nos ha salvado?