Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Sergio Berbel:
7
Drama Verano de 1976. Bea tiene 16 años y se suma a los aires de cambio que recorren el país; colabora con un grupo de mujeres para visibilizar la causa feminista y lograr la aprobación del derecho al aborto. La rebeldía que siente en la sangre se mezclará con un sentimiento inesperado que trastocará su mundo interior. A lo largo de estos meses, Bea entablará una amistad muy especial con Miren, una chica algo mayor que ella y de buena ... [+]
12 de setiembre de 2023
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La actriz catalana Silvia Munt afronta su segundo largo de ficción con “Las buenas compañías”. Sin llegar a ser un gran film, destila saber hacer, compromiso político y social, sororidad emocionante y acaba siendo valiente y certera, tanto a la hora de abordar la lucha feminista por el derecho al aborto como a la de plasmar el amor entre dos mujeres en la Euskadi de 1977, cuando era algo prohibido e inconcebible. Y en ambos territorios la cinta resulta creíble y acertada.

Munt, con guión propio firmado junto con Jorge Gil Munárriz, nos adentra en Errenteria en 1977. En aquel momento de la historia de Euskadi no era sencillo ser mujer, ni sostener la lucha feminista activa, ni luchar activa y públicamente a favor de reconocimiento del capital derecho de las mujeres al aborto, ni mucho menos enamorarse de una chica maravillosa o tocar la guitarra eléctrica. Todo ello le ocurre a su protagonista, Bea, interpretada de manera convincente por Alicia Falcó, que ve desestabilizarse su vida y su corazón cuando su tía sufre las consecuencias de un aborto clandestino y aparece de forma simultánea un ángel en forma humana que irradia belleza, cultura y sabiduría tocando el piano y que responde al nombre de Miren, impresionantemente interpretada por Elena Tarrats, lo mejor de la función de lejos.

Los citados elementos se combinan de forma acertada por la cineasta catalana, que sabe dotar de consistencia a su propio guión y de peso formal a su caligrafía visual con una certera fotografía de Gorka Gómez Andreu, perfectamente secundada musicalmente por la partitura de Paula Olaz. Algunos primeros planos con fondo desenfocado son fantásticos y un plano cenital con las dos protagonistas tumbadas me llega a resultar exquisito en el mejor momento de la película.

Como complemento no menor para que el film cale en el espectador, está la aparición constante hilvanando la trama del temazo “Nadie te quiere ya” de Los Brincos, que articula la cinta conforme va apareciendo y que me resulta de un gusto exquisito por parte de la cineasta catalana.
Sergio Berbel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow