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Las buenas compañías

Drama Verano de 1976. Bea tiene 16 años y se suma a los aires de cambio que recorren el país; colabora con un grupo de mujeres para visibilizar la causa feminista y lograr la aprobación del derecho al aborto. La rebeldía que siente en la sangre se mezclará con un sentimiento inesperado que trastocará su mundo interior. A lo largo de estos meses, Bea entablará una amistad muy especial con Miren, una chica algo mayor que ella y de buena ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
17 de setiembre de 2023
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras en algunos países la lucha por legalizar el aborto femenino sigue estando presente, en España todas las mujeres conquistamos ese derecho el 5 de Julio de 1985. Habrá muchos que no recuerden esa fecha, ni tampoco la época convulsa que les tocó vivir a miles de mujeres antes de poder obtener los derechos más fundamentales.


‘’Las buenas compañías’’ nos recuerda todo esto de la mano de un guion escrito por la directora Silvia Munt y Jorge Gil Munárriz. La idea que motiva la película surgió de unas alumnas de este último, ya que habían realizado un corto documental sobre las 11 de Basauri. Jorge Gil Munárriz se lo presento a Silvia Munt y decidieron darle vida a esta historia a través de la gran pantalla en febrero de 2020.


Sería la historia real de estas mujeres valientes y decididas del Euskadi de los años 70 la que daría forma al argumento de esta película. Y es que justo un año después de la muerte de Franco en 1976, once mujeres del barrio de El Kalero en Basauri fueron condenadas por haberse realizado un aborto o participado en ello de alguna manera. Todas tenían mucho en común. Eran mujeres de clase muy humilde y algunas incluso tenían enfermedades hereditarias. Tenían muchos hijos y no querían ni podían traer al mundo una boca más que alimentar. Su encarcelamiento consiguió fortalecer el movimiento feminista en España. Miles de mujeres se movilizaron en las calles durante años y su caso puso sobre la mesa la lucha por los derechos femeninos como nunca antes se había expuesto en España. Hasta entonces solo las mujeres de clase alta y de un alto nivel adquisitivo podían irse a abortar a otros países como Francia cruzando la frontera (Biarritz) donde no era considerado un delito. Sin embargo, la profunda desigualdad económica (que es algo que esta película muestra de forma excelente) hacia que muchas otras tuvieran que abortar mediante métodos caseros espeluznantes que ponían gravemente en peligro su integridad física y su salud, llevándolas en algunas ocasiones hasta la muerte.


Cuenta la directora Silvia Munt que cuando todos estos hechos ocurrieron tenía solo 17 años, por eso le parecía interesante que la protagonista de la cinta fuera una adolescente que se abría paso al mundo adulto por primera vez, mostrándonos desde una mirada cargada de inocencia y a la vez de rebeldía aquellos años de lucha que cambiaron tantas cosas. A su vez, quería hablar de la situación de muchas mujeres (incluida su propia madre). Buscando elegir a la protagonista perfecta no esperaba toparse con ella en la calle, pero al ver frente a ella a Alicia Falcó no tuvo ninguna duda de que sería la elección perfecta para el papel de Bea (la protagonista de la cinta).


La trama no aborda directamente la historia de las once de Basauri. Llegamos a la historia cuando estas ya están siendo juzgadas por una sociedad que no comprende aún los derechos femeninos. ‘’Las buenas compañías’’ se centra en explicarnos la aparición de esos primeros colectivos feministas de mujeres que tejían redes de solidaridad y sororidad conectándose unas con otras y ayudando a las mujeres que deseaban abortar a cruzar la frontera u ofreciéndoles asistencia médica, con tal de no abandonarlas en esos dolorosos y solitarios momentos. Y es aquí donde la protagonista y su grupo de amigas tienen un papel fundamental ya que nos invitan a observar esos años de protestas y reivindicaciones femeninas. Sin embargo, la historia no solo gira alrededor del personaje de Bea. También tenemos otros personajes muy interesantes como su madre (que bonita es la unión aquí entre madre e hija que aunque no se lo cuenten todo, siempre se apoyan mutuamente), su tía (que es una muestra de lo que tuvieron que sufrir muchas mujeres en esa época), su padre (encarcelado y esperando la amnistía) y su primer gran amor (una chica de clase alta que conoce en la casa donde su madre está trabajando como limpiadora).


Quizás sea en esa historia de amor prematura y accidentada donde más falla la cinta ya que aunque somos conscientes de la entrega, admiración y dedicación completas de Bea hacia Miren, nunca llegamos a ver que sus sentimientos sean correspondidos sinceramente. No sé a los demás, pero a mi durante toda la historia me ha parecido que Miren nunca llegaba a querer a Bea realmente. Más bien se dejaba querer por ella para conseguir alcanzar sus particulares objetivos. Es decir, Bea lo deja todo por ella. Incluso llega a plantearse abandonar a su familia. Sin embargo, ella solo parece acercarse a Bea para entrar en contacto con la organización feminista a la que pertenece y conseguir ciertas cosas de ella. Su amor es inconstante y desconsiderado en muchas ocasiones, haciendo que te plantees si realmente siente algo por ella o si solo la utiliza y manipula sirviéndose de la admiración y el deseo que la otra chica siente por ella. Creo que se podría haber ideado una historia de amor mucho más bonita y mejor estructurada que la que se nos presenta. Otros temas también se podrían haber presentado de mejor manera. Aunque entiendo que la directora quisiera mostrarnos el mundo con la mirada de esa época y de cómo se percibían esas cosas en aquellos momentos (donde algunas verdades solo se llegaban a intuir), soy de esas personas que necesitan más profundidad en los guiones y más conexión con las protagonistas (lo que no puede ocurrir si solo llegas a intuir ciertas partes fundamentales de sus tramas).


A pesar de todo lo dicho, considero que la cinta de Silvia Munt es sumamente necesaria en los tiempos que vivimos (donde nos queda todavía tanto por avanzar en cuanto a derechos femeninos e igualdad). Por otro lado, me parece fundamental recordar que los derechos sociales solo se alcanzan tras años de lucha y reivindicaciones en las calles. Las 11 de Basauri son el ejemplo perfecto de esto.


Sigo en spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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5 de mayo de 2023
19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El contenido con el que Munt desarrolla su nueva película es potente. No hay muchos contenidos audiovisuales que traten la llegada de la democracia desde un punto de vista feminista. Sin embargo, podría haberse trabajado de una forma más loable.

Por un lado, el enclave geográfico vasco podría ayudar mucho a dar una estética tanto paisajística como industrial. Desgraciadamente, la localización está desaprovechada. Se exceptúan algunos momentos en el desenlace u otras escenas específicas. La película fue rodada en la provincia de Guipuzkoa, pero la sensación es que podría haberse escogido como set cualquier otra región de la península. La ambientación resulta indiferente al espectador y no aporta ningún elemento identitario.

Como intérprete revelación en un gran proyecto, Falcó ejecuta un trabajo digno. Poseía una segunda labor aún más difícil, que es transmitir los sentimientos de una chica en plena juventud con ganas de cambiar la opresora sociedad en la que vive.. Sin embargo, el problema con su figura proviene del propio guion. Las oportunidades que podría otorgar un correcto desarrollo de su carácter eran múltiples, pero nunca llegan a salir a flote. Hay un constante sentimiento de quiero y no puedo. Algo trascendental parece que le va a suceder que ayudará a proporcionar una nueva perspectiva a la sinopsis. Tristemente no llega a acontecer.

De cualquier forma, peor salida tiene su compañera de escena, Tarrats. No se comprende su propósito en el conflicto de la cinta. Por desgracia, aporta mucha más confusión que certeza. Tiene una situación vital muy turbia, pero no se razona el porqué de su actitud. Sin duda alguna, la interpretación más reseñable es la de Nagore Cenizo en la piel de Asun. Muestra su faceta de insumisa frente a todos de la forma más real posible.

La obra tiene un desarrollo correcto, pero peca de ser excesivamente plano. La idea inicial era buena, pero por como está planificada, da para un mediometraje. Los últimos 20 minutos, donde eclosiona el drama principal, son insulsos e, incluso, innecesarios. Para más inri, se añade un argumento pseudoamoroso que ni siente ni padece ni consigue emocionar a los que están delante de la pantalla.

Se nota que Las buenas compañías tiene unas loables intenciones. De hecho, se puede apreciar que está amasada con un cariño especial. Lamentablemente, no alcanza a poder considerarse un trabajo memorable. Todos los elementos estaban sobre la mesa y se ejecutan correctamente. Falta un potenciador para que obrasen sobresalientemente.
Xermancio
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22 de marzo de 2023
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"- Los hijos son prestados. La vida te los presta pero luego hay que devolverlos".

Interesante film que narra una historia sita en el País Vasco en 1976, concretamente en la localidad guipuzcoana de Rentería, que toca diversos temas, algunos más propios de aquellos convulsos años y otros todavía de candente y dolorosa actualidad.

Silvia Munt, no convence totalmente, pero sí hacer pensar al espectador, invitándole a la reflexión sobre aspectos como el aborto, en aquellos años prohibido, con jóvenes tratando de que se aprobara su derecho, junto con temas como la amnistía de los presos vascos, el deseo de libertad sexual y la diferencia de clases.

Siempre entretenida y con buenas escenas, amén de excelentes interpretaciones, logra mantener la atención, aunque haya aspectos mejorables, algunos momentos que no aportan mucho a las tramas principales.

Pero, en definitiva, gracias a todos los elementos positivos antes apuntados junto a la excelente ambientación y banda sonora, la cinta deja un mejorable pero buen sabor de boca al ser muy digna y honesta.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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28 de setiembre de 2023
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película sobre los sentimientos, sobre el fin de adolescencia y el principio de la adultez, en una época y entorno donde si tu vida adulta comenzaba torcida, el margen para enderezarla era escaso o nulo. Es una película sobre la opresión (no solamente política, sino también sociológica) del post-franquismo, Es una película sobre la desesperación y sobre la esperanza.

Es todo eso y más, antes que una película militante o política (que también). Aunque ofrece una visión muy concreta (y feminista), hay espacio para mirar desde otra ópticas.

La ambientación en una localidad costera de Guipuzkoa a finales de los 70, si bien no es del todo rigurosa, está bien trabajada. Los exteriores... son opresivos y expansivos al mismo tiempo. También me han gustado las escenas interiores, de gran realismo y recogimiento. Algunas escenas son de muy bella factura, diría que hasta preciosistas.

A veces, parece que alrededor de una historia muy concreta como es la que se cuenta, están sucediendo muchas cosas. La película tiene la virtud de expandirse y transmitir más de lo que cuenta.

Las actuaciones, aunque con algún altibajo, en general son sólidas. La aparente contención del personaje principal en concreto, y de casi todos los personajes en general, encajan perfectamente con la ambientación, con la idea de que es mejor no hablar de mas, evitar pasos en falso. Se perciben grandes fuerzas subyacentes en casi todos los personajes, ya sea que hablen mucho o poco, digan cosas banales o no. Autenticidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Amarok
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25 de marzo de 2023
13 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
*En busca de los derechos de la mujer

¿Por qué le resulta tan difícil conseguir a las mujeres sus derechos? ¿Por qué han sido relegadas desde la antigüedad al papel de sumisas, obedientes, silenciadas en todos los ámbitos? Habría mucho que escribir sobre ello y no es momento ni lugar.

Tendría que ser al término de la Primera Guerra Mundial cuando en Inglaterra, por ejemplo, la mujer obtuvo el derecho a votar, siempre y cuando fueran mayores de 30 años. O en España en las elecciones generales de 1933, durante la Segunda República y antes de la Guerra Civil. Tras la victoria de Francisco Franco, ni mujeres ni hombres pudieron votar hasta las elecciones nacionales de 1977, dos años después de su muerte.

Otro polémico asunto es el de la interrupción voluntaria del embarazo. Un tema tabú en según qué sociedades. Las buenas compañías es un reconocimiento al derecho que deberían de tener las mujeres que así lo consideren oportuno. Silvia Munt, al igual que han hecho otras directoras de cine como la norteamericana Phyllis Nagy, se atreve a mostrar este escabroso tema. En su película, "Todos somos Jane", interpretada por la gran Sigourney Weaver (Un monstruo viene a verme), habla sobre un colectivo que ayudaba a ponerlo en práctica en la clandestinidad, en la ciudad de Chicago desde 1969 hasta 1973.

*Una España rancia y gris

En Las buenas compañías se presenta el necesario cambio de la injusta situación de las mujeres, sometidas a las humillantes costumbres machistas en aquella España nefasta.

Por cierto, fueron mujeres auténticas las que compartieron sus experiencias con las actrices y diversos hechos que ocurrieron en realidad. Una valiosa fuente de primera mano para ser más fidedigna esta entrañable, aunque dramática historia. Con muchas ganas de vivir y las cosas muy clara

Su manera radical de ver las cosas, el sentido del humor, las ganas de explotar sin pensar en las consecuencias son algunas características que se han perfilado maravillosamente. Momentos políticos difíciles y muy complejos que velaron las protestas e intervenciones de aquellas mujeres. Eran invisibles, porque realmente no significaban ningún peligro o complicación en aquel momento.

Para Silvia Munt ha supuesto contar unas vivencias personales muy parecidas. Revelarse contra todo aquello que te quieren imponer. Con aspectos ambiguos, tales como los que dan pie las relaciones entre madres e hijas, las relaciones eróticas, las relaciones familiares.

La ambientación, las localizaciones, son algo muy cuidado en Las buenas compañías. Por ejemplo, los colores grises del cielo vasco y el característico verde de las paredes interiores de las viviendas de los 70. La incómoda cercanía de los vecinos en los patios de las casas. El crucifijo colgado en la pared del dormitorio encima de la cama y la asistencia a misa diaria, son otro peculiar rasgo de aquella época rancia y oprimente.

*Montando la película

Colocar equilibradamente toda la información y testimonios en Las buenas compañías es algo evidente y muy bien llevado por Silvia Munt. Ofrecer la información justa para que el espectador vaya descubriendo por sí solo el hilo de la trama, es sinónimo de una excelente dirección. Así como, también lo es encontrar a los actores adecuados para representar a cada personaje. El casting fue exhaustivo.

Para la protagonista, Bea, Alicia Falcó, va a suponer un verano esencial y definitivo para encontrarse a ella misma y a la sociedad que la rodea. Por un lado, tomará conciencia de la parte social bajo la mirada dolorosa de aquella realidad de las mujeres. Por otro, se enamorará, a pesar suyo, de una persona sabiendo que le acarreará más sufrimiento que bienestar. También abrirá los ojos y descubrirá a su madre, no como una víctima, sino como a una mujer.

La protagonista debía de ser muy especial. Debía de ser alguien muy joven, para reflejar la ternura, la inocencia, la rabia y el rasgo andrógino que la caracterizan. A Alicia Falcó la descubrió Silvia por la calle. Cuando la vio, supo que era ella. Bea.

Rodada en lo posible con plano secuencia, permitiendo desarrollar a los personajes dentro de su situación, dificulta en todos los sentidos el trabajo, pero el resultado no podía ser mejor.

*Mujeres duras, sin rastro de sentimientos

Confesiones como "las madres de mi familia no han querido a sus hijas" o "los hijos son prestados", quizás denotan una sequedad, un triste desapego de las madres vascas, de las madres en general. En cierto modo, una educación adquirida, misógina e intransigente de la época del franquismo. Con miedo a demostrar debilidad si se daban muestras de cariño.

Personajes con contradicciones y una parte oscura, como la puede tener cualquiera ser humano, aparecen en Las buenas compañías. Sobrevivir a la falta de amor y necesitar un abrazo lo ha tenido en cuenta Silvia Munt. Los personajes masculinos también están muy bien perfilados

Sin embargo, hay un sentimiento más profundo que predomina sobre otros y es la del apoyo que se ofrecen las mujeres, ver la transparencia de la fragilidad de ellas. Y no olvidar que lo que consiguieron es algo que hay que seguir haciendo. Luchar por los derechos de las mujeres.

La relación lesbiana entre las protagonista es muy sutil, muy fina e inteligente, más bien como platónica, nada obvia o romántica. Una relación que no se ha enfocado como una historia de amor, sino como algo inevitable.

*Conclusión

Las buenas compañías es una estupenda película en la que se habla de muchas cosas sin decirlas, en la que se cruzan cómplices miradas significativas. Para Silvia Munt ha supuesto contar unas vivencias personales muy parecidas. Revelarse contra todo aquello que te quieren imponer.

Escrito por Irene Abecia Navarro
Cinemagavia
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