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Voto de Prometheus27:
7
Drama Verano de 1957. El expiloto de carreras Enzo Ferrari está en crisis. La bancarrota acecha a la empresa que él y su esposa, Laura, construyeron de la nada diez años atrás. Su tormentoso matrimonio se encuentra en medio de una gran crisis, mientras lidian con la muerte de su hijo. En esta crucial etapa, Ferrari tomará decisiones arriesgadas apostándolo todo en una única carrera que atraviesa 1.000 millas a lo largo de toda Italia: la Mille Miglia. [+]
25 de abril de 2024
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A la naturaleza solo le da vida el hombre, según él: en la medida en que existe para extraer de ella lo que necesita, la naturaleza adquiere un uso, una utilidad, una dirección. El Ferrari de Mann y Adam Driver es un ser convencido de hacia donde debe apuntar para desprenderse de todo lastre material y emocional que pese sobre él. Las losas, cuarzo granítico del pasado que integra las montañas que surcan sus pilotos, solo existen debido a que él las lleva, pero no es tan fácil obviar el pasado.

Ya sea materializado por esa compleja (por extensa) red de inseguridades y proyecciones personales que interna su relación con su mujer, su amante, su hijo Alfredo y su hijo Piero; o por las - a ratos- menos importantes problemáticas económicas de su marca, hay cosas de las que no puede olvidarse. Su pasado se encarna en el presente, rasgando el control momentáneo que podía ejercer a través de sendas visitas al cementerio. El tema, con el que los críticos no han querido tener nada que ver, delata que no es un biopic al uso: está más centrado en una cuestión puntual y un momento histórico específicos.

Que la mayoría de cosas apeladas hayan transcurrido fuera de cámara en un pasado insondable podría ser un problema si no fuera porque te crees el relato que de ello hacen sus intérpretes. Driver siempre está correcto y Penélope Cruz sorprende gratamente. En sus intercambios discursivos hay una química corrosiva que funciona tanto cuando preparan los albores de la tensión como cuando el conflicto respira aires de esperanza. No obstante, es comprensible que se denote cierta impersonalidad en su fotografía y montaje, rígido y bastante menos vistoso de lo que Mann acostumbra. Pero desde luego que no es para recibirla como han hecho los críticos.

El corazón de este Ferrari es un motor que delega la mortalidad pero acumula consecuencias. Son muchas piedras por el camino y la ausencia de dolor es la apariencia necesaria para llegar a la meta sin derrumbarse.
Prometheus27
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