Sé muy bien que esta película no es para un 10. Más bien sería un 7 alto. Pero como dice el dicho no sé si real: "entre el buen trabajo y la obra maestra sólo intercede la opinión personal".

Así, dentro de su género -comedia romántica-, hoy en día tan machacado, ultrajado, asesinado, y muchos otros adjetivos desagradables, no puedo sino alabar esta pequeña obra de arte. Porque el encanto y la complicidad inspirada son tales que me es imposible ignorar el hecho de que me siento identificado con cada una de las etapas que abordan nuestros protagonistas. Y eso por no hablar del apartado cómico, que, haciendo honor a su nombre, es descojonante. Ya sea una media sonrisa, una mueca casi fingida o una carcajada sincera, uno es feliz durante el visionado y así lo expresa. Además, no me negaréis que los diálogos son jodidamente buenos y el guión bien elaborado. Como dicen por ahí: "puro Allen"; a lo que yo añado, "sin pretensiones".

Porque esta película no fue ideada con altos propósitos, sino para pasar un adorable rato y ya, en soledad, reflexionar sobre lo destacable que es en su género y lo necesario que se hace reconocérselo. Porque a veces la sencillez es la mejor de las virtudes.