Un mundo perfecto

Cuando no hace mucho vi "Camino a la perdición" mostré mi disconformidad con la obra de Sam Mendes alegando, entre otras cosas, que para historia de Road Movie entre un niño y un adulto ya contábamos con el referente sublime de "Un mundo perfecto". Pese a que soy bastante crítico con Clint Eastwood, reconozco que en esta ocasión ha logrado plenamente lo que en tantas veces ha sido un verdadero fiasco. Por ejemplo, el intento de humanizar al malo, que resulta patético en "Sin Perdón", aquí es logrado plenamente gracias al personaje de Butch Haynes.

Por sus muchas virtudes la película se alza como uno de los mejores títulos de la primera mitad de los 90, cosa bastante difícil pues estamos en una época de un enorme talento. Sin ir más lejos, 1993, es el año de "La Lista de Schindler", "En el Nombre del Padre" o "Tierras de Penumbra". Ahí es nada.

"Un mundo Perfecto" es una obra sensible, profunda y muy humana, rodada de una forma bastante sobria, con mucha ternura, con la intensidad propia del mejor cine clásico-moderno y con emoción por los cuatro costados, virtudes extrañas a los trabajos anteriores y posteriores de Clint. De hecho, no parece ni siquiera dirigida por Eastwood. Quizás la clave está en que en esta ocasión cuenta con una historia excelente. O, sencillamente, estuvo inspirado.

Pese a todo lo dicho, "Un mundo perfecto", te hará llorar por el retrato plenamente humano de Butch, una buena persona, una víctima, abocada a una vida destrozada porque no estamos precisamente en un mundo perfecto. Y por el lazo tan emocional que establece con Philip, relación en la que se mezcla la pura comedia con la acción o el drama. Para lograrlo el director profundiza en los personajes, les da vida con una multitud de detalles, con unos diálogos muy cuidados y con una personalidad que desarrollar. De este modo, la pareja Butch-Philip congenia de tal manera que desde entonces se ha convertido en un referente de Road Movie entre un niño y un adulto.

Se trata sin duda de la mejor película de Clint Eastwood muy, pero que muy por encima de tantas obras mediocres como "Sin Perdón", "Mystic River", "Millon Dollar Babay", "El Intercambio" o "El Gran Torino". Que sean precisamente estas últimas las que se llevan la fama y los premios resulta incomprensible, al menos, si no apelamos a la teoría del deterioro general que he comentado en otras ocasiones y que ha afectado tan duramente al cine actual.

180/02(04/12/14) Más que notable obra de un Clint Eastwood en plena ebullición creativa, venía de realizar las fascinantes “Cazador Blanco Corazón Negro” y “Sin Perdón” y tras esta haría “Los Puentes de Madison”, y con esta deliciosa cinta se confirmó (si es que hacía falta) como uno de los mejores directores de la historia del Séptimo Arte, con este film bañado en un tierno halo de nostalgia, una oda a las relaciones paterno-filiales, una reflexión a como el entorno marca nuestro destino para bien y para mal, y esto narrado con una solidez magistral, con una presentación de personajes maravillosa, con una composición de protagonistas extraordinaria, con unas actuaciones de Kevin Costner y el chaval TJ Lowther magníficas, con una puesta en escena que es un cuasi-cuento de hadas retorcido, con paisajes bucólicos, y donde los ogros villanos se confunden en este universo repleto de ambigüedades, donde lo blanco y negro se fusiona con los grises.

Estamos en Texas en 1963, dos presos, Robert "Butch" Haynes (gran Kevin Costner ) y Jerry Pugh (buen Keith Szarabajka ) escapan de la prisión estatal de Huntsville, en su huida toman como rehén a un niño de 8 años, Phillip Perry (gran TJ Lowther ), perteneciente a una devota familia sin padre Testigo de Jehová, por el camino “Butch” ante lo violento de Jerry se deshace de él, comenzando el dúo de evadido y de raptado una huida por carreta intentado salir del estado, estableciéndose entre los 2 una relación entrañable paterno-filial. Tras ellos está el Texas Ranger Red Garnett (buen Clint Eastwood ), la criminóloga Sally Gerber (correcta Laura Dern), y el francotirador del FBI Bobby Lee (correcto Bradley Whitford ), viajan en una caravana multiequipada perteneciente al gobernador.

El guión es original de John Lee hancock (“Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal”), describe un relato que sobre el papel no resulta algo original, dos personas de distinta personalidad forzadas a entenderse con la denodada previsibilidad, pero es en su evolución donde se hace fuerte, expone un relato con dosis de melancolía, de humor, de calado emocional, del que brota entre la conmovedora relación entre un prófugo y un ingenuo niño, convirtiéndose la historia en una road-movie sobre el despertar de la inocencia, un viaje hacia en el interior del corazón, por las infinitas carreteras de Teaxas se irán desgranando los sueños y anhelos de un tipo marcado por la gente entre la que creció, Alaska es el Avalón simbólico, un lugar en una foto, y el cándido chico también se encuentra marcado por su familia, la religión le impide disfrutar de cosas comunes en niños, y entre los dos surge una dulce relación simbiótica, donde cada uno da al otro parte de lo que necesita, “Butch” encuentra el hijo que nunca tuvo, se ve reflejado en él, y Phillip encuentra en él huido el padre que nunca ha tenido, entre los dos nace una entrañable química que te hace emocionarte. Todo esto es abordado sin sentimentalismos artificiosos, sin toques maniqueistas, se hace de forma en que la relación fluye de modo natural y consiguiendo una gran empatización con los personajes, haciendo que en su final sintamos angustia por lo que les pueda suceder a la pareja protagonista. Toca temas como la amistad, la lealtad, la rehabilitación criminal, los traumas de la infancia, la violencia hacia los niños, los nefastos dogmas y fanatismos religiosos, la redención, ello en medio de una travesía iniciática que desembocará en un final desesperanzador que nos deja un gran poso emocional. Destacar la elegancia de Eastwood, los varios asesinatos que se producen ocurren fuera de cámara

Momentos para el recuerdo: El tenso tramo en el campo de maíz, en que Jerry busca al chiquillo para quitarle el revólver y de la nada aparece “Butch” con el arma; Divertido cuando “Butch” intenta levantar la moral del niño diciéndole que su pene es grande; El tramo en la tienda de ropa, magistral, como “Butch” coquetea con una dependienta, mientras se da cuenta de que el jefe oye por radio algo, la tensión sube, sale fuera y la policía surge, se produce una persecución por el pueblo, el niño había desaparecido, aparece con algo escondido, es un traje de fantasma Casper y vuelve a huir los dos; Cuando ”Butch” se entera de que Phillip le gustaría montar en la montaña rusa y su madre no le deja por la religión, hace que Phillip se suba encima del coche para disfrutar del aire fresco, Phillip lo vive deleitándose; La persecución de la caravana del ranger Red para coger a “Butch”, derivando en que la caravana adelanta en un prado a la ranchera, estrellándose esta; Cuando los dos cenan en un restaurant y “Butch” va a “trajinarse” a la camarera, Phillip los descubre, entonces “Butch” deja a la mujer y se va en el auto con Phillip, originándose un divertísimo diálogo entre ellos sobre la pregunta de Phillip de si quiere a la camarera, la respuesta tiene que ver con cierta parte del cuerpo donde la espalda pierde su nombre; El intenso tramo en la casa del tipo de color (buen George Haynes) que ha invitado a la pareja a pasar la noche, a la mañana “Butch” disfruta con un tocadiscos y bailando con la mujer de la casa, pero la situación se torna cuando “Butch” ve como el padre pega al hijo, esto lo enfurece provocando una desgarradora secuencia de increscendo dramático sofocante, quizás, como he leído, es la moraleja del film, tratad bien a los niños y de mayores tendrán menos posibilidades de caer en los males de nuestra sociedad; Esto desemboca en el clímax final, de un estremecedor lirismo el broche final. (continua en spoiler)

Advertencia previa: si, tras leer la sinopsis, se sientan a ver la película con el aliciente de disfrutar de un épico enfrentamiento final Eastwood - Costner, han cometido un craso error.
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Tristemente poco conocida entre los no incondicionales de Eastwood –probablemente por haber aparecido entre sus más célebres filmes “Unforgiven” (1992) y The bridges of Madison County” (1995)-, “A perfect world” constituye una road movie “made in Clint”: terriblemente tierna, envolvente y profunda, como lo fuera su deslumbrante “Mystic River”, diez años posterior. A partir de aquí, Eastwood comenzó a demostrar que su manera de entender el cine iba más allá de héroes duros (véanse Wales o Munny); más bien se orientaba hacia la exploración de la condición humana, en todas sus formas.

La trama, hasta cierto punto inverosímil, no centra la atención del espectador tanto como el proceso de aprendizaje mutuo que experimenta la pareja protagonista secuestrador (Costner en su mejor trabajo) – niño secuestrado (fantásticamente creíble Lowther). Mientras el pequeño e inocentón Philip –ahora con ocho años no son tan inocentes- desarrolla un previsible aunque atípico síndrome de Estocolmo (aprecia a Butch aunque le cuestiona muchos de sus aspectos morales), el avispado y cruel Butch Haynes se encariña en no escasa medida de su rehén, y le enseña cosas para hacer de él un hombre, algunas de ellas inmorales, otras útiles. Ambos actores, aparte de brillar con luz propia, lo hacen como conjunto, demostrando una compenetración que constituye una buena parte de la grandeza de la película.

La trama paralela (investigación policial) parece no aportar demasiado, pero luego verá el espectador que será necesaria para comprender hasta qué punto ha llegado el apego entre la pareja principal. Se agradece que Clint se otorgara un papel secundario, pues su personaje de ranger pasota y chulo no necesita más minutos que los que tiene.

En síntesis, podríamos decir que, aparte de ser un producto brillante, emocionante y lacrimógeno para algunos, “A perfect world” representa el punto de inflexión en la filmografía del gran Clint Eastwood: con esta película conocimos al verdadero Clint. El Clint que conoce como pocos los entresijos de las emociones humanas y, lo que es mejor, los sabe plasmar 24 veces por segundo.

Inferior a “Mystic River”, aun así es una auténtica joya.

Partiendo de la premisa de que el tema tratado no me resulta atractivo en absoluto, he de reconocer que la historia de la bella y la bestia está muy lograda, pringosa en ocasiones, pero efectiva; y sin duda también insuficiente para considerar está obra mucho más allá de un mero entretenimiento, que con los tiempos que corren ya es mucho decir.

Siempre me ha fascinado como la gente, profesionales o no, que opinan sobre películas se devanan los sesos para extraer ocultos mensajes filosóficos o intrincadas conclusiones vitales. Se meten en la mente del autor y dicen a la 'chusma idiotizada' lo que en realidad deberían haber notado, pero que sus mentes inferiores fueron incapaces de captar.
La realidad es mucho más simple que todo eso; una película se realiza básicamente para entretener, y si no lo hace será una obra fallida. Y 'Un mundo perfecto', aunque no es una obra fallida, tampoco me llena.

Una muestra mas del buen hacer de Eastwood como realizador.
El filme goza de un manejo del tiempo extraordinario, la acción dura hasta que nos muestra los sentimientos y estos se mantienen durante el metraje entres partes, odio, amistad y redención. Genial la crítica hacia la religión, cada cual que saque su conclusión, solo un genio como Clint Eastwood es capaz de filmar una historia tan bella.