180/02(04/12/14) Más que notable obra de un Clint Eastwood en plena ebullición creativa, venía de realizar las fascinantes “Cazador Blanco Corazón Negro” y “Sin Perdón” y tras esta haría “Los Puentes de Madison”, y con esta deliciosa cinta se confirmó (si es que hacía falta) como uno de los mejores directores de la historia del Séptimo Arte, con este film bañado en un tierno halo de nostalgia, una oda a las relaciones paterno-filiales, una reflexión a como el entorno marca nuestro destino para bien y para mal, y esto narrado con una solidez magistral, con una presentación de personajes maravillosa, con una composición de protagonistas extraordinaria, con unas actuaciones de Kevin Costner y el chaval TJ Lowther magníficas, con una puesta en escena que es un cuasi-cuento de hadas retorcido, con paisajes bucólicos, y donde los ogros villanos se confunden en este universo repleto de ambigüedades, donde lo blanco y negro se fusiona con los grises.

Estamos en Texas en 1963, dos presos, Robert "Butch" Haynes (gran Kevin Costner ) y Jerry Pugh (buen Keith Szarabajka ) escapan de la prisión estatal de Huntsville, en su huida toman como rehén a un niño de 8 años, Phillip Perry (gran TJ Lowther ), perteneciente a una devota familia sin padre Testigo de Jehová, por el camino “Butch” ante lo violento de Jerry se deshace de él, comenzando el dúo de evadido y de raptado una huida por carreta intentado salir del estado, estableciéndose entre los 2 una relación entrañable paterno-filial. Tras ellos está el Texas Ranger Red Garnett (buen Clint Eastwood ), la criminóloga Sally Gerber (correcta Laura Dern), y el francotirador del FBI Bobby Lee (correcto Bradley Whitford ), viajan en una caravana multiequipada perteneciente al gobernador.

El guión es original de John Lee hancock (“Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal”), describe un relato que sobre el papel no resulta algo original, dos personas de distinta personalidad forzadas a entenderse con la denodada previsibilidad, pero es en su evolución donde se hace fuerte, expone un relato con dosis de melancolía, de humor, de calado emocional, del que brota entre la conmovedora relación entre un prófugo y un ingenuo niño, convirtiéndose la historia en una road-movie sobre el despertar de la inocencia, un viaje hacia en el interior del corazón, por las infinitas carreteras de Teaxas se irán desgranando los sueños y anhelos de un tipo marcado por la gente entre la que creció, Alaska es el Avalón simbólico, un lugar en una foto, y el cándido chico también se encuentra marcado por su familia, la religión le impide disfrutar de cosas comunes en niños, y entre los dos surge una dulce relación simbiótica, donde cada uno da al otro parte de lo que necesita, “Butch” encuentra el hijo que nunca tuvo, se ve reflejado en él, y Phillip encuentra en él huido el padre que nunca ha tenido, entre los dos nace una entrañable química que te hace emocionarte. Todo esto es abordado sin sentimentalismos artificiosos, sin toques maniqueistas, se hace de forma en que la relación fluye de modo natural y consiguiendo una gran empatización con los personajes, haciendo que en su final sintamos angustia por lo que les pueda suceder a la pareja protagonista. Toca temas como la amistad, la lealtad, la rehabilitación criminal, los traumas de la infancia, la violencia hacia los niños, los nefastos dogmas y fanatismos religiosos, la redención, ello en medio de una travesía iniciática que desembocará en un final desesperanzador que nos deja un gran poso emocional. Destacar la elegancia de Eastwood, los varios asesinatos que se producen ocurren fuera de cámara

Momentos para el recuerdo: El tenso tramo en el campo de maíz, en que Jerry busca al chiquillo para quitarle el revólver y de la nada aparece “Butch” con el arma; Divertido cuando “Butch” intenta levantar la moral del niño diciéndole que su pene es grande; El tramo en la tienda de ropa, magistral, como “Butch” coquetea con una dependienta, mientras se da cuenta de que el jefe oye por radio algo, la tensión sube, sale fuera y la policía surge, se produce una persecución por el pueblo, el niño había desaparecido, aparece con algo escondido, es un traje de fantasma Casper y vuelve a huir los dos; Cuando ”Butch” se entera de que Phillip le gustaría montar en la montaña rusa y su madre no le deja por la religión, hace que Phillip se suba encima del coche para disfrutar del aire fresco, Phillip lo vive deleitándose; La persecución de la caravana del ranger Red para coger a “Butch”, derivando en que la caravana adelanta en un prado a la ranchera, estrellándose esta; Cuando los dos cenan en un restaurant y “Butch” va a “trajinarse” a la camarera, Phillip los descubre, entonces “Butch” deja a la mujer y se va en el auto con Phillip, originándose un divertísimo diálogo entre ellos sobre la pregunta de Phillip de si quiere a la camarera, la respuesta tiene que ver con cierta parte del cuerpo donde la espalda pierde su nombre; El intenso tramo en la casa del tipo de color (buen George Haynes) que ha invitado a la pareja a pasar la noche, a la mañana “Butch” disfruta con un tocadiscos y bailando con la mujer de la casa, pero la situación se torna cuando “Butch” ve como el padre pega al hijo, esto lo enfurece provocando una desgarradora secuencia de increscendo dramático sofocante, quizás, como he leído, es la moraleja del film, tratad bien a los niños y de mayores tendrán menos posibilidades de caer en los males de nuestra sociedad; Esto desemboca en el clímax final, de un estremecedor lirismo el broche final. (continua en spoiler)