Encuentros en el fin del mundo

Documental del estilo de Werner Herzog, o sea interesante pero plomazo.

Vemos imágenes submarinas bastante sorprendentes de las aguas frías que hay bajo el hielo del Mar de Ross, en la Antártida. Vemos imágenes peligrosas al borde del volcán Erebus, también en el sexto continente. Vemos y nos enteramos de los conocimientos de algunos de los doctos y también de las viviencias de algunos de los obreros que allí, en ese lugar tan inhóspito y "culo del mundo", han ido a trabajar. Vemos algo de los quehaceres de los que habitan en esa pequeña ciudad instalada en la costa del Mar de Ross: la gris y deprimente (al menos por fuera) Estación de McMurdo. Vemos incluso a un pingüino solitario que en lugar de seguir una dirección hacia la costa se dirige suicidamente hacia el interior del aterrador continente. Etc.

¿Dónde está el fin del mundo en la actualidad? Para Werner Herzog se encuentra en la Antártida y hasta allí se dirigió para filmar este documental atípico, cargado de humanismo, filosofía y por supuesto, naturaleza. Sin embargo, no es el típico documental sobre animalitos, si no que usa como excusa ese recóndito lugar, para hurgar en la naturaleza del ser humano. Para ello entrevista a científicos, al personal de mantenimiento de la base, a gente que sin saber cómo, han encontrado su lugar en el mundo, precisamente donde este se acaba. Todo ello regado de impresionantes imágenes, certeras entrevistas y poesía visual.
Para buceadores del alma humana.
Lo mejor: que se aleja del típico documental; las profundas reflexiones que provoca; la belleza de la ausencia; la música electrónica de las focas: fascinante.
Lo peor: que se confunda con un simple documental de naturaleza.

Gran documental. Va más allá de la muestra de imágenes del Polo Sud para mostrarnos la vida de la gente que habita en ese lugar tan insólito. El documental invita a reflexionar no solo acerca de la vida de la gente sino de la existencia y el destino de la humanidad. Un documental profundo y lleno de mensajes. Muy recomendable.

Un video tomado por una persona buceando debajo del hielo antártico fue lo que atrajo al realizador alemán para filmar este trabajo documental. La belleza misteriosa de esas imágenes lo hizo sin dudar acercarse a este lugar, el extremo sur del planeta Tierra, para que él las retrate bajo su mirada única.

Fue invitado expresamente por la National Science Foundation de los Estados Unidos para que hiciera su película, como no pudo ser de otra forma, Herzog aceptó, sin embargo, dejando desde el primer momento claridad, no iba a realizar el típico documental sobre pingüinos.

Encounters at the End of the World tiene claramente dos perspectivas, la humana y la de la naturaleza de este paisaje. De la primera, interesado como es su costumbre en el ser humano, Herzog indaga a algunas de las personas que trabajan en la Base McMurdo. Este lugar es el intento de civilización instalado en la isla de Ross en la Antártida, que en época veraniega puede alcanzar hasta los 1000 habitantes.

Aquí el realizador muniqués entrevista a unos trabajadores con historias muy interesantes, pero también la base funciona para demostrar el intento banal de las personas por apropiarse de lugares exóticos. Valga decir que es un lugar feo que arruina la perfección del paisaje que la Antártida ofrece naturalmente.

En la perspectiva de la naturaleza, Herzog se enfoca en los estudios que realizan los científicos, tanto en animales como en el Monte Erebus, que es uno de los tres volcanes del mundo donde el magma del interior de la tierra está expuesto. Herzog en este punto filma pingüinos, pero lo hace desde una perspectiva completamente diferente, la locura de uno de ellos que camina sin rumbo hasta lo que probablemente será su muerte, ¿o no?

Encounters at the End of the World es un filme agradable, con momentos deslumbrantes y otros con un desarrollo más normal, un resultado positivo aunque lejos de la maestría presente en otros del género documental realizado por Herzog, al que por cierto, es un lujo poder escucharlo narrar sus propias obras con esa voz tan hipnótica.