Un mundo perfecto

Sabía que Clint era capaz tanto de helarnos el corazón, como de arrancarnos una sonrisa, y, cómo no, de darnos la acción medida impregnada de clasicismo que tanta falta hace en el Cine. Pero ésto de lo que hablamos son palabras mayores.

Injustamente olvidada, 'Un mundo perfecto' es una fábula sobre la humanidad, el crimen, el castigo... y los vínculos personales. Con gran suerte para Clint, se encontró con un Kevin Costner en el - literalmente - zenit de su carrera. Prueba de ello es el maravilloso papel que interpreta en esta película, probablemente el mejor de su carrera.

Dejemos las cosas claras: es un dramón. Pero que nadie piense que cae en la barata lágrima facilona, porque esto es cine inteligente, amigos. Clint narra... y cuando narra, el Cine toma nota para incluírlo en su historia. Aquí nos encontramos con un chaval que no tiene una figura paterna - algo clave para mí en el desarrollo de la película -, y cómo, a veces, un vínculo paterno-filial es imprescindible para un niño (sin desmerecer a todas esas madres solteras luchadoras).

Otra crítica latente es a las dogmas establecidos, aquí nos topamos con la religión, y con una en concreto: los Jehovás. Y, más concretamente, con el ansia dictatorial de una madre. No escapa a los ojos del maestro la violencia infantil y la vergüenza que ello produce, como queda muy bien reflejado posteriormente.

Pero la eclosión final es lo mejor. Ese paisaje, esos detalles de cámara que el maestro Clint maneja a la perfección... unidos a una emocionante interpretación de Costner y su nuevo amigo hacen un final antológico. Inconmensurable el plano en el que Eastwood pone esa cara de frustración.

Quedan pocos cineastas que sepan tratar al Cine como un verdadero Arte. Eastwood es uno de ellos. Porque ése toque clásico que, a veces, es lo mejor para una película (importancia a los personajes elevado a infinito: sin florituras), hoy en día solamente nos lo da él.

Injusto olvido en la filmografía como director de Clint Eastwood. El tiempo la pondrá en su sitio, y la hará una obra de culto a reivindicar... está, por lo menos, entre sus cinco obras maestras. Y eso, viniendo de éste realizador, es decir mucho.

Para mi modo de entender el cine, estamos ante la única película no western dirigida por Clint Eastwood que me parece imprescindible. Hasta que volví a ver esta película no entendía por qué Eastwood se desviaba una y otra vez del camino que empezó Sergio Leone.

Es posible que técnicamente no alcance el nivel de otras películas (mystic river o million dollar baby), pero el conjunto de la película es muy superior por muchas razones. Las más importantes son la sencillez de la historia, la bipolaridad de sus dos protagonistas, la actuación de Kevin Costner y los minutos de culto que ofrece en algunas secuencias. En concreto, la situación en casa de la familia de campesinos negros es pura sublimidad.

Otra diferencia fundamental con respecto a otros trabajos de Eastwood es que aquí el final es previsible y no pasa nada, repito, no pasa nada. Es de esas películas que a esas alturas de la proyección estás tan vendido a la historia que un final previsible es lo que más conviene a tu estado emocional.

Pero no todo podía ser oro. Al igual que el director deja su sello en los términos positivos ya comentados, también lo hace irremediablemente en lo negativo. Innecesaria la conexión entre el protagonista Costner y el policía duro interpretado por Eastwood, que vuelvo a no entender y que intenta cargar a la historia de moralidad. Lo bueno es que la propia historia es tan buena por sí misma que al final casi pasas por alto esta manía.

Conclusión: muy bien Kevin Costner (como casi nunca), muy bien el niño, bien Laura Dern (como casi siempre) y por fin Clint Eastwood me convence sin cartuchera.

Qué grande. Es una película manipuladora, inverosímil y llena de tópicos, pero por dios, qué buena es. Yo caí en sus redes: caí en plancha y sin red.

Mientras la veía me reí, se me puso un nudo en la garganta, me enternecí, me horroricé, empaticé, flipé, contuve el aliento, suspiré, recé para que las cosas pasaran de un modo o de otro... en definitiva, cuando una película te coge por las pelotas de ese modo, es que es jodidamente buena. Lo digo como lo diría Clint Eastwood, que no se anda con rodeos.

Dicen que Kevin Costner ha hecho muchas basuras, que no es buen actor, que tiene cara de palo, que esto y que aquello. Pero hay que reconocer que el tío ha hecho algunos papeles buenos, y si tuviera que quedarme con uno de sus personajes, elegiría a éste cabrón presidiario traumatizado que fuma como un carretero, que se crió entre putas y que consigue que un niño de 8 años vaya con él de la mano sin miedo aunque haya sido secuestrado. ¿Síndrome de Estocolmo? Puede ser, pero sin duda es uno de los casos de Síndrome de Estocolmo más bonitos que he visto. En la vida real no sucede así, porque, cómo les diría... este mundo nuestro no es perfecto.

Una de las mejores películas de Clint Eastwood, una de las mejores películas de Kevin Costner y una de las mejores películas repletas de ternura, belleza y encanto que puedan existir a lo largo y ancho de todos los archivos cinematográficos.

Quien sabe si exagero, que para gustos colores, pero lo cierto es que crítica y público coinciden casi de forma unánime, reconociendo que Un mundo perfecto ha sido injustamente desterrada a casi lo más hondo de la filmografía del realizador norteamericano.

Por eso merece la pena recordarla, para que a ningún cinéfilo, seguidor o no del cine Clinteastwoodiano, amante o no del trabajo de Costner, se le pase una cinta que haciendo honor a su propio nombre, es casi perfecta.

Cuenta la historia de un peligroso criminal, de nombre Butch Haynes (Kevin Costner) que escapa de la cárcel de Huntsville con la ayuda de otro preso, Terry Pugh. En su huida coinciden con el encantador Phillip, un niño de seis años -educado bajo una fuerte disciplina familiar regida por la religión de los Testigos de Jehová- que es utilizado por los fugitivos como rehén.

Comienza entonces una preciosa y elegante 'road movie' en la que el simpático crío se toma como una feliz aventura su rapto, surgiendo una bonita relación con uno de sus raptores, Butch.

Pero los delincuentes no pueden campar a sus anchas por los Estados Unidos y un Ranger de Texas, Red Garnett (Clint Eastwood), tratará de darle caza utilizando una caravana electoral prestada por el gobernador que alberga, además de a dos Rangers más, a la criminóloga Sally Gerber (Laura Dern), y a un agente federal.

Memorable banda sonora compuesta -como no- por el propio Clint Eastwood e interpretada por Lennie Niehaus, que incluye una preciosa canción que es la auténtica protagonista de una de las escenas más bonitas de la película.

Un mundo perfecto es la película más olvidada de Eastwood y para mí su segunda mejor película, solo superada por Mystic River, aunque Bird está muy cerca. Luego tiene un buen puñado de películas interesantes cómo Million Dollar Baby, El aventurero de medianoche, Sin perdón, Cazador blanco, corazón negro, Poder absoluto, Medianoche en el jardín del bien y del mal, Los puentes de Madison y alguna malilla como Space Cowboys, El principiante, Ruta suicida e Impacto súbito. Las demás que no nombro son más o menos entretenidas.

Eastwood acertó al darle el papel principal a un Kevin Costner inspirado, al nivel de sus mejores interpretaciones cómo JFK: Caso abierto o la infravalorada Wyatt Earp, cuya pareja, un niño secuestrado con el que iniciará un largo viaje, es interpretado excepcionalmente por T.J. Lowther. Clint se encarga de buscar a Costner y es de él de quién corre las frases más graciosas de la película aunque también hay que ver la expresión de su cara al final de la película, soberbia. Laura Dern no me molesta tanto cómo a otros, simplemente está.

El guión es soberbio, aparte de que está bien desarrollado, y a Eastwood no se le va la cabeza poniendo tonterias y recurriendo lo menos posible a tópicos, consiguiendo buenos dialogos y una relación entre el secuestrador y el niño secuestrado conmovedora.

Las escenas están muy conseguidas, hay algunas muy buenas, y luego está ese final que es realmente increible, emotivo, duro y cruel.

Por supuesto, es una de las películas que más me gustan de los 90 de manos de un director interesante cómo Eastwood al que aún le quedan fuerzas para seguir deleitándonos con películas cómo las dos últimas que ha realizado. Por supuesto que espero que sus dos nuevas películas bélicas, sobre la misma historía ambas, sean maravillosas.