En busca de Fígaro

Lo mejor de la película es la acertada selección musical de los fragmentos operísticos. Es entretenida aunque predecible, llena de tópicos en lo que respecta a la relación profesora-diva con sus alumnos, la historia romántica que se ve venir. Los protagonistas tampoco logran que empaticemos con ellos ni entre ellos parece haber una química especial. Son caricaturas por lo exagerado, una tan segura de sí misma y el otro tímido e inseguro, casi sin carácter. Ella vive en la autocomplacencia y él en la sumisión .A pesar de todo, la película ayuda a relajarse y disfrutar, sabiendo que nada malo va a pasar mientras disfrutamos de unas espectaculares vistas de Escocia y una música insuperable.

Un romance con Fígaro es un derroche de entretenimiento, buen rollo y sobre todo simpatía, muchísima simpatía.
Dentro de que no descubre la pólvora ni aporta nada nuevo u original al manido subgénero de la comedia romántica, la película de Ben Lewin consigue de sobra su principal objetivo, que no es otro que entretener y, precisamente, rendir homenaje con mucha gracia y de forma muy simpática a los tópicos más clásicos: chica decidida y con un punto excéntrico, maestra de vuelta de todo, chico adorable y una vuelta de tuerca para todos ellos a nivel emocional y personal, entre mucho amor y humor. Además, la cinta saca un enorme partido a la veteranía y buen hacer de Joanna Lumley, que está estupenda, y a la excelente pareja que forman una soberbia y muy divertida Danielle Macdonald y un Hugh Skinner que es un fabuloso comediante (aparte del perfecto trasunto juvenil de Colin Firth, como demostró en Mamma Mia! Here we go again).
Muy recomendable para pasar un rato de lo más agradable. Y que viva la música, claro que sí.

Lo mejor: Lo simpática y entretenida que es, y lo bien que funcionan Danielle Macdonald, Hugh Skinner y Joanna Lumley.
Lo peor: Es lo que es.

He calificado esta película con un 7, elegido como término medio; la realidad es que resulta muy interesante (8) si eres aficionado a la ópera, y menos (6) si no lo eres; al final, con los créditos, viene la lista de arias que se han cantado a lo largo de la película. Muy exagerada la antipatía de la profe e incluso la del primer Fígaro; y sorprende descubrir que la protagonista, Danielle Macdonald, es actriz y productora, pero no cantante.

Quienes améis la buena música de ópera no fiaros de ese raquítico 5, 6 y disponeos a disfrutar con esta delicia de película, además de poder admirar un trozo casi incontaminado de Escocia.
La historia es predecible, pero qué más da. Está muy bien interpretada por una guapa y simpática gordita (¿se puede decir gordita o tengo que escribir la idiotez de con ligero sobrepeso? ) y un muy bueno Hugh Skinner en su papel de enigmático amante.
Y lo que se oye y casi da pena que no se oiga más: fragmentos muy conocidos de óperas que llevan haciendo la felicidad del público desde hace más de siglo y medio o antes o un poco después. Mozart, Verdi, Puccini, Bizet, Rossini.
Se me hizo corta.
Y por si fuera poco suena mucho la melodía de Can’t Help Falling in Love, de Elvis.