Kenshin, El Guerrero Samurái: Final

Me encantaría poder ser capaz de expresar en palabras sencillas lo que estas OVAs (tanto Tsuiokuhen como esta, Seisouhen) me han hecho sentir pero dudo tener la capacidad para lograrlo, la emotividad con la que te envuelve es tal, clara, sencilla, armónica, que cuando te das cuenta te tiene atrapado con sus pequeños reflejos. Para mi ambas partes son un todo y quizá se podría hacer una única crítica pero como no es así, me centraré en esta última.

La historia transcurre años después del final del manga, con unos personajes mucho más maduros y gastados por el tiempo mientras se van pincelando momentos del pasado a través de los recuerdos de una cansada Kaoru. El hecho de rememorar la lucha interna de Kenshin, su vida, sus ilusiones y sus esperanzas y mostrar su complicado futuro crea una auténtica burbuja trágica que parece absorberlo todo. Hasta el final.

Antes de nada, la película se compone de las OVAs 5 y 6, y en la 5 muestran trozos de la serie, así que los que no hayáis visto la serie hasta la temporada de Shishio, no veáis la película.

En la quinta OVA vemos que, como en la serie, Kenshin trata de olvidarse de su pasado ayudando a los demás y salvando vidas. Sin embargo, su pasado le volverá a dar guerra, ya que alguien que desde aquella época fue acumulando rencor hacia él le obligará a recordar aquellos días, y afrontar sus miedos enfrentándole a la realidad. Esta vivencia no sólo no nos resolverá la dualidad de nuestro protagonista, sino que se confundirá aun más.

Más tarde, los continuos viajes que Kenshin realiza en su afán por ayudar a los demás toman protagonismo a través de los ojos de una resignada Kaoru, que tiene que afrontar cada despedida como si fuera la última vez que fuese a ver a su ser más querido. Nos muestran cómo, aun así, la vida sigue, y las nuevas generaciones van ocupando los lugares que antes ocupaban otros. Además, vemos qué ha sido de los personajes que nos han acompañado durante la serie, que aunque ya son mayores siguen manteniendo parte de su personalidad. Por ejemplo, Kenshin sigue escogiendo las palabras y, sobre todo, los silencios, como en las primeras OVAs, mostrándonos esa parte tan reflexiva y filosófica de su ser que nos invita a ponernos en su piel para adivinar sus pensamientos. Sin embargo, sus ideas han cambiado ligeramente ya que ahora ha comprendido que no va a poder cambiar el mundo. Sin embargo, no se puede lamentar por no haberlo hecho, ya que lo ha intentado todo lo que ha podido. De hecho, sabe que, desde que "despertó", ha aprovechado la vida al máximo y, aunque una enfermedad amenace a cada instante con quitarle la vida, ha hecho todo lo que ha podido para ayudar a los demás, para expiar sus pecados y para resolver su dualidad. Sin embargo, en esto último, sabe que aún le queda algo por hacer, y deberá luchar con sus pocas y disminuyentes fuerzas para lograr su objetivo, lo cual introduce algo más de emotividad a un final ya de por sí emocionante, aunque en parte esperable, y sobre todo, muy interpretable

Estas últimas ovas se alejan mucho de lo que fueron las anteriores y la serie.

Los personajes llenos de vida del pasado, han dado paso a lo largo de los años a personajes deprimidos y desgastados por el pasar del tiempo. "El pasar de los años" resume brevemente el inicio de la amistad de los protagonistas, para después dar lugar a la historia mas triste que he tenido la ocasión de ver. Todo en estas ovas es deprimente, no hay ninguna esperanza, se hace duro por el grado de realismo con lo que está tratado todo.

Kenshin mantiene su honor y sus ideales hasta el final, su triste historia es digna de ver: desde la primera hasta la última ova, serie incluida. Es una magnífica aventura realista, cruda y repleta de lo que se pueden denominar "momentazos".

No os dejará indiferentes os los aseguro.

Directa al corazón. Si bien Kenshin, recuerdos, está llena de frases reflexivas y filosóficas, Kenshin, el pasar de los años, va directamente al corazón. Carece de la profundidad reflexiva de los 4 primeros OVAS y es algo inferior en su historia, pero es emotiva como pocas, pues nos cuenta el final de un personaje que siempre estará en el corazón de los que supimos entender su esencia. Está muy bien contada y traspasa la pantalla, nos hace compartir junto a Kaoru el dolor de Kenshin.

Hay una gran frase que nos deja el personaje más sabio de toda la película, el gran Seijuro Hiko, que resume la existencia de Kenshin, "mi estúpido discípulo ha sido capaz de cambiar el objetivo real por el cual fue creada la espada". Kenshin logró cambiar para bien o para al la vida de todo hombre que se cruzó en su camino, en su antes y después como asesino en el final de la Era Tokugawa, y de alguna manera el de los espectadores que hemos seguido toda su historia.

Esta película, dividida en 2 OVAS, recorre la historia de Kenshin contada por Kaoru, introduciendo nuevos capítulos de su vida que no conocíamos y otros que aparecieron en la serie. Nos explica con todo detalle los motivos del camino de redención que escogió Kenshin y lo importante que fueron las 2 mujeres de su vida, Tomoe y Kaoru, para seguirlo. Todos los personajes ya han madurado después de 15 años, Yahiko, Sanosuke, Seijuro Hiko, Megumi, Kaoru... y todos ellos muestran lo importante que fue Kenshin en sus vidas, al igual que ellos para Kenshin. No haré spoiler sobre este gran broche que se le pone a nuestro samurái favorito, sólo la recomiendo para llegar a comprender toda la historia. Con el regreso de Shinta desapareció la cicatriz en forma de cruz, pero nunca desaparecerá la mella que hizo en nuestros corazones. Gracias Kenshin, gracias Shinta.

La serie de Kenshin nunca me ha parecido extremadamente buena, si bien contaba con un aspecto realista poco habitual en esa época en la que triunfaba Dragon Ball y, por tanto, era relativamente original. Sin embargo, si que es cierto que justamente ese clasicismo que bebía de las películas de samuráis clásicas, ha servido para que el samurái con la cicatriz en forma de cruz haya pasado a la historia del anime.

A raíz de la serie surgieron una serie de OVAs, seis en total: las cuatro primeras son Kenshin Recuerdos, una Obra Maestra de la animación que cuenta con una historia brillante y unos personajes sumamente detallados tanto a nivel interior como de dibujo, siendo toda una experiencia verla por primera vez y siendo, ampliamente, superior a la serie que le dio origen. Las dos siguientes OVAs son la que nos ocupan, Kenshin Seisouhen, que sirven de cierre a la producción televisiva y nos muestran con una animación similar a la de “Recuerdos” el final de los personajes que protagonizaban la serie.

Centrada casi siempre en Kaoru, la bella joven que espera a que Kenshin regrese de la guerra, la historia es bastante simple y carece de una profundidad suficiente para ser totalmente destacable. Pese a que la idea es buena y el tramo final es una gozada, quedan muchas incógnitas que, de haber sido resueltas, habían situado la película entre las más destacadas películas de animación por su crudeza y realismo.

Observamos a Kenshin destrozado, cansado, enfermo, casi como un muerto viviente, algo único ya que siempre se nos ha presentado al héroe alegre o que, pese a morir infinidad de veces (¿verdad, Goku?), nunca perdía la sonrisa. Esto cambia en Seisouhen: todos los personajes están hundidos, sin excepción, y tratados de una forma bastante realista.

Esta maestría narrativa a la hora de presentarnos a los clásicos Kenshin, Kaoru o Sanosuke se cae por su propio peso ante las lagunas. Y al final de la película sólo queda un pequeño regustillo amargo de lo que pudo ser y no fue. La animación es cojonuda, como era de esperar, pero le falta profundizar en aspectos demasiado importantes. No es mala, de hecho está bastante bien y francamente pudo haber sido una cinta rodada en los años 50-60 por algún cineasta nipón por su realismo y mensaje… pero no esperéis Kenshin Recuerdos. Ni de casualidad…