San Fermín '19 (C)

Documental sobre una de las fiestas con mayor raigambre en España, seguida tanto o más en el extranjero que aquí mismo, y que a la que tuve la oportunidad de asistir hace casi cincuenta años, después de que tras el último exámen de julio del año 83', y mientras despachamos unas cañitas para despedir el curso, mi amigo Gonzalo, "el vasco", me propuso ir a San Fermín que se celebraba inmediatamente.

Y allí que nos fuimos, a jugarnos la vida en el encierro al día siguiente de nuestra llegada y tras dormir sobre el húmedo césped de un parque tras una buena noche de jarana, alcohol y desenfreno.

El documental no introduce en la fiesta actual, como si fuéramos uno más de los visitantes, en sus calles, en la emoción del encierro, en los apetitosos almuerzos siempre bien regados, como todo allí.

Grandes recuerdos que he sentido nuevamente vívidos y que me han traído la añoranza de saber de aquél amigo al que llevo más de treinta años sin ver, mientras los fuegos artificiales bombardean la ilusión de los ojos de un hombre maduro que vio aquella fiesta con los ojos de la ambición y la juventud. Casi toda una vida vivida en esos pocos más de diez minutos.

Interesante, 6.

A los que conocemos los Sanfermines de verlos en la tele, cuando el chupinazo o los encierros, recreándose las televisiones en las cogidas y demás interacciones con las reses bravas, este documental "San Fermin'19" nos acerca a este particular microcosmos festivo desde una óptica subjetiva.

Somos, por 20 minutos, partícipes de tan universal festejo, andamos junto a los mozos, mozas, familias, turistas, vemos algún encierro, descubrimos la fiesta más tradicional, con la procesión del Santo, los gigantes y cabezudos, y la fiesta más alternativa, con bongos, música latina en las calles; somos espectadores de las orquestas y conciertos populares, y cantaremos el "pobre de mí" viendo los fuegos artificiales.
La banda sonora la constituye el bullicio, jolgorio, canciones, conversaciones, comentarios de gente anónima como nosotros.
Todo aquello que la televisión nos oculta pero que supone la realidad de una fiesta mayor o de una semana grande: una celebración para todos los vecinos y aquellos que se acercan a vivirla.
Este año, por fin, aunque sea por poderes, he asistido a los Sanfermines, gracias a este documental.

Poder conocer que hay más allá de los toros en esta fiesta conocida a nivel internacional es lo que busca contarnos este documental. Desde la visión de su director, se nos presenta que habríamos percibido si hubiéramos estado allí. La cámara solo nos muestra, no hay una voz que nos explique o nos juzgue lo que esta ocurriendo, por lo que tenemos una visión objetiva de los acontecimientos, ya nosotros seremos lo que valoraremos lo que estamos viendo. Se da importancia a todo tipo de festividades y ritos, hasta la llegada de la pólvora con la cual sabemos que ya no habrá más San Fermín hasta el próximo 7 de julio.

En definitiva, muy recomendable para poder conocer que es lo que ocurre más allá de los encierros y poder disfrutar desde la comodidad de tu sofa de esta fiesta inmortal.

Los Sanfermines son una celebración histórica que data del siglo XII, cuando el núcleo urbano no excedía de la zona de Navarrería. Conmemora el martirio de San Fermín en la ciudad de Amiens, considerado primer obispo de la ciudad. Fue el obispo Pedro de Artajona quien trasladó una reliquia del santo en 1186 y desde entonces la devoción se fue consolidando entre los parroquianos. El punto de partida es el 7 de julio tras el chupinazo y continúa hasta la medianoche del 15 de julio, cuando todos cantan: "Pobre de mí".

Excelente documental producido por Rainbow Pictures y bajo la batuta del director Daniel García. Yo diría que es un fiel reflejo de lo que son estas fiestas de Pamplona en las cuales, además de las carreras de los mozos tras o delante de los toros, toda la ciudad se convierte a Dionisos y el vino, la sensualidad y la expresión de la alegría e incluso algunos excesos, se apoderan de esta bonita ciudad.

Todo lo cual sabe captar con sabios encuadres este corto que no pierde hilo del jolgorio. Un comienzo de primerísimos planos con el rojo de los típicos pañuelos sanferminescos. Toros, cabestros y mozos corriendo Estafeta abajo; bonito colorido de calles y jardines, y hermoso color donde se nota la excelente fotografía de Alexandru Olteanu que se viste de un nítido color esplendente para tan señalada fiesta. La música folclórica del lugar, la procesión de San Fermín sacado a hombros, chicos y chicas exultantes, pero en general personas de todas las edades disfrutando, mariachis cantando rancheras, un músico callejero a lo Bob Marley, gigantes y cabezudos, y la bullanga nocturna rockera y estimulante. Una cámara nerviosa arriba, abajo, al lado, contrapicados, tomas tambaleantes, como borrachas, con el tenor de una algarabía contenta de impulso y tintorro.

Creo que es un corto que sabe introducirnos en la fiesta pamplonica de modo tal, que aunque no hayas asistido nunca a ella, al acabar de visionarlo, la impresión es que te has dado un paseo y disfrutado del alborozado ambiente. Y esto es un mérito principal para un documental: que el espectador ‘penetre’ en la realidad que retrata. Esa es la idea, pues en un documental no suele haber personajes con los que identificarse como en los filmes, pero sí hay paisajes, gente anónima, fuegos de artificio o, en este caso, la tensión de los astados con los que sí te puedes ‘empapar’. Sales de este vídeo de D. García bañado del clima radiante y de contentura tan propio de esta célebre fiesta popular.

Al fin, siempre he pensado que el género documental puede bien compararse con una puerta que una vez se abre, te introduce en algún mundo ignoto o conocido, pero que través de la cual se puede entrar, participar y vivir lo que allí hay. Yo, particularmente, he podido vivir ‘casi’ plenamente de la diversión, al punto que cuando salen unos señores dispuestos a dar buena cuenta de una barra de pan con vino y embutidos, he tenido la intención de alargar la mano y dar un buen mordisco a las viandas.

Enhorabuena a todos, sobre todo a Daniel García, por un documento que, aun sin música ni diálogos, te habla y te suena por dentro, un documento excelente sobre la fiesta que popularizara internacionalmente Ernest Hemingway, de quien por cierto vemos en el documento un sugerente dibujo en plena calle.

Una fiesta que no necesita carta de presentación. Que traspasa fronteras.
Pero para conocer la fiesta con total realismo no es necesario saber quién da el chupinazo, o cómo transcurren los encierros, o a cuánto se paga el alquiler de un "palco" en un céntrico balcón, o cantar la famosa canción bien conocida por todos.
No. Nada de eso nos aporta información acerca de en qué consiste realmente San Fermín. Para conocer la fiesta no hay más que, cámara en mano, adentrarse en sus mismísimas entrañas.
Las gentes, la gastronomía, los desfiles, la música de ayer y de hoy, pequeños y mayores, españoles y gente venida de los más recónditos lugares del mundo, todos formando parte indisoluble de la ciudad que, en esas fechas, palpita con mayor vitalidad que ninguna otra en el mundo.
Por supuesto la otra cara, ríos de alcohol, suciedad, traumatismos, y otras faltas que sobrepasan los límites de la fiesta para mostrar la peor cara de la desinhibición.
Todo eso, y mucho más, en apenas unos pocos minutos a pie de calle, adentrándonos como un turista más, casi sintiendo el ambiente y creyéndonos uno más.