El legadoTV

Llevaba años sin ver estas utopías alemanas ambientadas en una Inglaterra de fantasía, étnicamente homogénea y sin diversidad alguna, donde ni siquiera el azúcar que toman es moreno. Supongo que si la ve Spike Lee, caerá en el suelo entre espasmos y echando espumarajos por la boca, al igual que todos esos ingleses que cambian de raza a Ana Bolena o a Newton y se quedan tan panchos.

Hijas secretas, amoríos, millonarios ecologistas con helicópteros, cazafortunas, ricas viudas y caserones con criados vestidos de librea. Es lo que hay en las novelas de la Pilcher, más cercano a "Cincuenta sombras de Grey" pero sin sexo, que a una película de Ken Loach o Mike Leigh. Aquí la chica no tiene sobrepeso y ni veranea en Benidorm, ni su novio reparte pizzas y vota a Farage. Aquí todo es pijo, levantando el meñique mientras toman el té como si fuesen alienígenas de "Los invasores". Si lo de Rohmer era naturalismo en las relaciones humanas, un trocito de vida, las novelas de la Pilcher y sus telefilmes asociados nos muestran, al común de los mortales, a los que vivimos en bloques de pisos y no podemos entrar en Madrid en nuestro coche porque no tiene la etiqueta, la vida que nunca conoceremos porque somos del montón. Es lo que tiene la vida y no la fantasía.

Pero si te gustan estas fantasías utópicas e imposibles, el telefilme satisfará todas tus expectativas. En eso cumple.