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El parador del camino

Cine negro. Drama. Romance Obra menor del cine negro que relata la historia de una cantante de un nightclub y su relación con dos hombres que la cortejan. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2009
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Jefty' Robbins (Richard Widmark), dueño del club “Road House”, se trae de Chicago a Lily Stevens (Ida Lupino), una atractiva y cínica cantante a la que contrata por 250 dólares por noche para que actué en el club, salario que al parecer está muy por encima de lo que acostumbra a pagar a las innumerables cantantes de medio pelo que acostumbra a contratar y que le duran nada y menos.
Al llegar al club vemos que es recibida con recelo por Pete Morgan (Cornel Wilde), manager del club a las ordenes del inquietante Robbins, el cual oliéndose que la aparición de Lily va a traer problemas, trata de desembarazarse de ella ofreciéndola 200 dólares y poniéndola en la parada del autobús para que salga de la ciudad, cosa que ella no acepta, alejándose de la estación de autobús en dirección al hotel.
A partir de aquí tenemos una magnifica muestra de cine negro como resultado de los amores, despechos y sucias maniobras en torno al trio protagonista, en la que sobresale una magnifica y arrebatadora Ida Lupino, que aparte de su gran actuación y la sensualidad que siempre desprende esta mujer, aquí se luce cantando dos o tres temas con una voz ronca y gutural que te ponen los pelos como escarpias, mientras enlaza un cigarro con otro.
Jean Negulesco se luce con una sobria y efectiva dirección, Richard Widmark recuerda en la composición de su psicótico y malvado personaje al Tommy Udo de “Kiss of Death 1947” (entre medias rodo “La calle sin nombre 1948”), Celeste Holm en el papel de la campechana cajera aporta un toque divertido y emotivo y Cornel Wilde como el antagonista de Richard Widmark, acaban por redondear esta interesante y buena producción.
Por último y como no podía ser menos estando Ida Lupino de por medio, copio y pego la coletilla con la que acostumbro a cerrar casi todas las reseñas que he realizado en las que estaba implicada esta magnífica, estajanovista, ecléctica y longeva cineasta:
La gustaba llamarse a sí misma en clara alusión por su excelente carrera en serie B, “la Bette Davis y Don Siegel de los pobres”, poseedora de dos estrellas en “El paseo de la fama” de Hollywood y para el autor de estas líneas, la magnífica Marie Garson en una de las mejores películas (a mi juicio) de la historia del cine: High Sierra 1941, de Raoul Walsh.
tiznao
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18 de marzo de 2014
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jefty es el dueño de un local que ambiciona en convertir en una gran sala de fiestas. Para ello contrata a una cantante llamada Lily de la que se termina enamorando con pretensiones de casarse. Los problemas empiezan cuando la muchacha se enamora perdidamente del socio de Jefty.
Negulesco, antes de meterse de lleno a diseccionar el universo femenino, dirigió esta película del género negro con resultados ciertamente oscilantes. Por ejemplo, a una excelente ambientación y puesta en escena se le une una historia muy poco convincente y con demasiadas lagunas: ¿Por qué a Pete le duele echar a las cantantes que contrata Jefty, es que se enamora de todas? ¿Cómo puede Lily cantar tan mal y tan sosa y revolucionar el local? ¿No es un tanto impensable que la eterna enamorada de Pete ayude tanto a un hombre que ni siquiera la mira? ¿Qué importancia tiene la nota que lleva Jefty en su bolsillo si la Policía lo que busca es el supuesto dinero desaparecido? También oscilan, aunque menos, las interpretaciones. Ida Lupino no convence en sus primeros minutos, Cornel Wilde y Celeste Holm están correctos, y Richard Widmark (qué gozada escucharlo en versión original) evoluciona su personaje de manera magistral y se come la pantalla y a sus oponentes tantas veces como le viene en gana.
el chulucu
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26 de diciembre de 2011
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no recomiendo este “parador” a nadie, de entrada, pero a mi me gusta. Richard Widmark, el dueño, ha contratado a una cantante para amenizar el cotarro: Lily.

Lily tiene pinta de mujer fatal, canta a media voz y fuma como un cosaco. El borde del piano está lleno de quemaduras de sus pitillos. Esta mujer es la que convirtió en bígamo al pobre Edmon O´Brien y es que tiene un no sé qué que atrae la jodida. Cornel Wilde, el encargado, está ya quedadito con ella y eso que la quería despedir.

Sigo sin recomendar el tugurio. A largo plazo no sé si hacerlo. Lily está aprendiendo a jugar a los bolos. Yo he entrado inmediatamente a ver cómo jugaba y casi me caigo del susto. Resulta que detrás de las pistas hay un tío preparado para colocar los bolos una vez que la bola los ha tirado. Claro, como el marcianito ese de Men in black que estaba dentro de una máquina repartiendo el correo a toda velocidad. Hay que tener en cuenta que este “parador” es de hace muchos años.

Al final voy a recomendar pasar una noche oyendo cantar a Lily. Ella se hospeda en el Hotel Cornamenta. Sí, ya sé: Tú no te hospedas en un hotel que se llame así. Yo tampoco. Bueno, qué coño, depende... No obstante, si pasas por aquí, te diré que sí que merece la pena ir a ver a Richard Widmark a su parador.
floïd blue
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15 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de Jean Negulesco, cuando era un exquisito realizador de obras inscritas de hoz y coz en el genuino género negro. Luego comenzó a dirigir obras con mucho colorido y almíbar, consiguiendo grandes éxitos comerciales, pero siendo menos atractivo (no él, su cine, vaya...).
En esta ocasión todo conduce a una excelente muestra donde los elementos se funden hasta lograr un subyugante trabajo.
En realidad, si se analiza bien, se trata de una modesta cinta, pero Negulesco logra que guste muchísimo por su claridad expositiva, el bien perfilado estudio psicológico de sus personajes, y una sencilla pero muy eficaz puesta de escena.
El clímax va in-crescendo, hasta llegar a un concluyente final, donde el destino pone a cada uno/a en su sitio.
Francamente conseguida, supuso para mí un auténtico regalo para los sentidos.
¡Ah! Y la estupenda Ida Lupino me hizo, cosa poco habitual, reír de lo lindo, sobre todo en la larga y estupenda escena de la lección de bolos.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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25 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser interesante la forma de abordar este género por parte de un realizador que, luego, se especializaría en el universo femenino o, al menos, otorgaría cierta preponderancia a la influencia de su presencia en las películas que abordara.
En esta cinta de cine negro ( si es que podemos llamarla así), un guion bastante endeble, que exige toda nuestra benevolencia, casi, casi, da al traste con la película, sin embargo, hay que concederle a su autor saber solventar ese inconveniente conduciéndonos con habilidad por la trama y, gracias a la estupenda actuación de sus intérpretes, mantener nuestra atención hasta su meritorio desenlace final.
El argumento, a estas alturas, lo hemos visto un millón de veces.
Wilde y Widmark, son amigos desde la más tierna infancia y trabajan en un club de ocio. Widmark es el jefe, el niño de papá, dueño del club heredado y Wilde, el amigo del alma y asalariado gerente que se adivina alma máter del negocio y el que le saca las castañas del fuego.
Cuando en uno de sus viajes a Chicago, Widmark se traiga a la enésima promesa del espectáculo bajo desorbitado contrato para actuar en su club, su amigo le reprochará el increíble derroche del estipendio, que no hará sino acumular pérdidas en el maltrecho negocio, convencido de que su amigo ha vuelto a caer bajo el hechizo de unas faldas cuyos talentos no tienen nada que ver con la música.
Pero resulta que la chica ( Ida Lupino) sí llena el local y deja beneficios así que Wilde tiene que tragarse sus palabras.
Y aquí comienza lo interesante de la historia que no por muy trillado deja de tener su atractivo.( spoiler)
Un triángulo amoroso como hemos visto en muchas ocasiones y que se nos puede antojar previsible, para mí, comienza a tomar altos vuelos a raíz de ese increíble!!! y surrealista juicio, con su absurda sentencia que da lugar para que el personaje de Widmark se desarrolle en su plenitud, regalándonos una de sus impagables actuaciones en aquello que sabía hacer tan bien y que va a proporcionar los momentos más tensos e inquietantes del film.
Es que Widmark cuando era malo, era mucho mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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