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Profesor Holland

Drama Glenn Holland (Richard Dreyfuss) ve como su trabajo actual como músico en fiestas privadas no da para mucho, mientras sueña con componer su gran obra. Cuando se decide a cambiar de trabajo y se convierte en profesor de una destartalada escuela, descubre su verdadera vocación; enseñar a los jóvenes a entender la vida a través de la música. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
3 de setiembre de 2006
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ser una obra maestra, es una pelicula que da gusto ver una y otra vez, porque lo tiene todo para que el público se sienta identificado con ella y mirar hacia atrás analizando lo que han hecho a lo largo de sus vidas y tambien para quien las comienzan.
Da gusto ver una pelicula así, con un Richard Dreyfuss excepcional.
Si quieren pasar una tarde agradable y pasarlo bien, no duden en ver esta pelicula.
koska
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30 de diciembre de 2006
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Jean Louise Kelly esta cantando "Someone to watch over me" mientras mira con ojos de enamorada a Richard Dreyfuss dirigiendo la orquesta. Irresistible.
Una película muy emotiva que narra la vida de un compositor frustrado que se ve obligado a aceptar la enseñanza como medio de vida y descubre su verdadera vocación.
bilko
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16 de enero de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de reconocer que soy un sentimental, pero es que, de vez en cuando, me van estas películas emotivas. Y dentro del género, las de profesores suelen dar un resultado bárbaro. Dentro del estilo, la más total es Adiós Mr. Chips (1939) de Sam Wood, un clásico de la lágrima en las escuelas inglesas, pero esta no se queda corta y nadie puede negarle a la película su capacidad de conmover. Se puede decir que es un film fácil, pero no sé si lo será tanto, porque lo cierto es que tampoco es que estas películas proliferen como caracoles tras la lluvia.
Profesor Holland se beneficia de una interpretación a gran altura de Mr. Richard Dreyfuss, que sonó en muchas quinielas para los Oscar de ese año, pero que después no vio reconocido su trabajo, en ningún sentido, porque lo cierto es que la cinta no gozó de demasiada aceptación por parte del público.
No hay que ocultar que la película se ver perjudicada por algunos defectos, principalmente de discontinuidad, propiciados porque, al querer abarcar una gran cantidad de años, pierde fuerza dramática en varias de las historias contenidas. Tal vez fuera más aprovechable la historia con la estudiante y lo cierto es que me sobra un poco la parte de los problemas de sordera de hijo. Pero en estas películas lo que cuenta es si te has aburrido y la impresión que te han dejado y, en ambos casos, la sensación es favorable.
Migatoyyo
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25 de julio de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que un profesor jamás puede olvidar que, así como él es un instrumento de formación en el proceso del alumno, también el alumno es un instrumento de formación en su sendero personal. La enseñanza está orientada siempre en ambas direcciones. Pero, lo curioso en algunas de estas películas de colegio, es que dejan la falsa sensación de que el profesor fue quien lo dio todo y los alumnos solo fueron sus felices y privilegiados receptores.

La historia de “PROFESOR HOLLAND”, está bien apegada al esquema que traía el notable filme de Herbert Ross “Adiós, Mr. Chips”: Primer día de clases en plena juventud del docente, cierta resistencia de los alumnos, un amigo leal, un directivo hostil, una esposa sin reparos, la guerra que se lleva consigo a un ser querido, el sentimiento de frustración, la nostálgica vejez y hasta el convencional homenaje a una vida de compromiso.

Al uso de semejante aliciente, poco esforzada quedó la tarea al acomodado guionista, Patrick Sheane Duncan, pues lo que añadió incluye unas cuantas anécdotas fáciles y una serie de falsos finales que perjudican sensiblemente el clima de la historia… Aunque también debo decir, que se le abonan unos eficaces y elocuentes diálogos, y sobre todo, una labor pedagógica más presencial y en el casi nunca bien ponderado terreno de la música, marcando así una cierta diferencia con el filme de Ross.

Un director recursivo, capaz de crear elementos dramáticos fuertes y lo suficientemente relacionado con el terreno educativo, hubiera dado una gran fuerza a muchas cosas que quedaron resueltas como fritando huevos. Stephen Herek desaprovecha, casi por completo, situaciones potencialmente fuertes como el lograr que Gertrud Lang se compenetrara con su instrumento; los alcances musicales y deportivos del joven Russ; el estado de angustia en que queda Iris Holland al presentir que su esposo está flirteando con la preciosa Rowina… y al final, uno siente que fueron muy escasos los buenos momentos de un filme que se hace excesivamente largo.

Demasiados cuentos, muchos seres que pasan como fantasmas por la historia, pesan significativamente en la compenetración que consigue lograr el espectador que quizás ansíe algo más sobrio e intimista.

Inicialmente uno se entusiasma aunque, sin ser un remake, bien se sabe de donde se está chupando para conseguir un hilo. Pero, comienzan a producirse grandes saltos en el tiempo y en la historia… y el clima se viene al piso levantándose luego a punta de bastón.

Al final, yo quedé con un pie en un balde de agua fría y el otro en agua caliente. Pero la corajuda actitud del profesor ante la tentadora Rowina, me golpeó en todo el plexo solar. Solo un carácter muy sólido puede animar a un hombre a actuar como él lo hizo.

Título para Latinoamérica: “MAESTRO DE ILUSIONES”
Luis Guillermo Cardona
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30 de marzo de 2007
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Así debieran ser todos los maestros! escuchaba yo después de ver esta cinta, y me provocaba decirles que se metieran a un aula de clases de digamos; un noveno, para ver si pueden implementar tanta hermosura. Como persona cercana al acto educativo se que ser maestro es mucho más que esta aleccionadora e irreal antología; elevada de su modesto nicho por el competente guión y la creíble interpretación de Richard Dreyfuss; por lo demás, pues más de las mismas recalcitrantes ideas; previamente regurgitadas en películas icónicas del subgénero como la sociedad de los poetas muertos; de igual modo, emotivamente la película es menos satisfactoria que otras obras similares como la lengua de las mariposas. Choco también con esa desagradable e imperativa necesidad yanqui de poner la bandera y pretender que su historia aliene al resto de la humanidad; como si fuera la historia de la humanidad misma; pero supongo que estas imágenes se justifican como atestiguación del paso del tiempo cinematográfico (si claro!). Algo que tampoco paso es el irrelevante rol de la mujer del protagonista; solo reactiva a las vivencias de su marido (las actrices deberían dejar de aceptar esos ingratos papeles). De igual forma la paradoja del hijo sordo es bastante pueril; pero como elemento efectista funciona; que lloren los que se emocionaron y todavía se tragan ese cuentito idealista del maestro; en la actualidad reducido por la visión empresarial-lucrativa de la educación, no obstante se le agradece a la película ese cariz inspirador que invita a los docentes a influir positivamente en la forma que sea en al menos la vida de uno de sus estudiantes (como me paso a mi).

Pese a sus trillados convencionalismos muy recomendada para educadores; para los demás, fútil y pasajero entretenimiento.
Hetrigan
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