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La última prueba

Cine negro. Thriller Un químico de la policía (Van Heflin) utiliza técnicas forenses para resolver asesinatos en una ciudad plagada de corrupción política y bandas criminales. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
20 de agosto de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El laboratorio de criminología de Chatburg, está en muy buenas manos, porque Gordon McKay es un concienzudo investigador que todo su tiempo lo invierte en examinar rigurosamente los escenarios donde se cometen los crímenes; en probar, con una serie de raros aparatos, que tan comprometido puede estar un sospechoso o sindicado; y mirando, en sus microscopios, cualquier elemento que pueda convertirse en una prueba definitiva.

Está siempre tan ocupado McKay, que ni siquiera tiene lugar para darse cuenta de la preciosa, inteligente y enamorada muchacha que le sirve de asistente, y a quien ve tan sólo como otro instrumento necesario para cumplir sus tareas, a tal punto que, aunque teniendo ella el lindo nombre de Jane, él siempre la llama por el apellido Mitchell.

Con un guion de Allen Rivkin y John C. Higgins, que parte de una historia original del segundo, “LA ÚLTIMA PRUEBA” es la primera película en solitario que, tras su participación en “Redes”, consiguiera dirigir el austriaco Fred Zinnemann, demostrando, desde entonces, que tenía talento para rato, pues, lo que nos entrega es una encantadora historia que resulta tan placentera desde la investigación de un par de crímenes, como en el sutil romance que se va desenvolviendo entre el investigador y su reservada secretaria, quien prefiere reprimir sus sentimientos a ser ella la que tome la primera iniciativa.

La historia es muy ágil; con interesantísimos elementos didácticos; con un malvado que pareciera tener a la suerte siempre de su lado; y con una pareja de encantadores investigadores que consiguen atraparnos con su carisma, su compromiso investigativo y con esa manera como se necesitan sin llegar ni siquiera a tocarse.

También, desde la sociología y con gran altura, el filme se ocupa de la manera como la ambición a veces arrastra a los hombres… hasta hundirlos en ese pútrido fango donde se alcanza la capacidad de atentar hasta contra los propios amigos.

“LA ÚLTIMA PRUEBA”, cuenta con estupendas actuaciones de Van Heflin, el investigador que no deja ni un solo cabo suelto; Marsha Hunt, la asistente con tan alto sentido de la diligencia que, a veces, hasta confía mucho más de lo que debiera; y Lee Bowman, el asesor que, tras alcanzar el puesto de fiscal de distrito, aspira a ser alcalde… gobernador… y por qué no, a ocupar un día la gran silla de la Casa Blanca.

¡Ah! La linda chica que trabaja en Sero’s y que despierta la envidia de Jerry Ladimer cuando da un beso a su marido, es nada menos que Ava Gardner... cuando todavía le faltaba una pizca para convertirse en una estrella de las grandes.

En los diálogos hay muy buenos apuntes, como éste que, sin sospecha alguna, se da entre Jane y Gordon, siendo escuchados por Ladimer:
- ¿Iremos a pescar a los rápidos de Pine? -Dice ella.
A lo que McKay responde:
-Sólo debemos tener cuidado de coger el pez correcto.
Luis Guillermo Cardona
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17 de diciembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de impresionarme la cantidad de buen cine que hay con notas más bien escasas. Desde luego el director que nos ocupa es uno de los grandes, con varios films míticos, pero ello no nos debe llevar desechar otros de sus films con menos nombre, aunque no posean estrellas de primera en su reparto.
"La Última Prueba" para nada me parece un film menor. No posee grandes estrellas, como digo, pero su trabajo es impecable. Van Heflin se hace con su papel con tremenda soltura, seguridad, y absolutamente creíble. Sus gestos, su forma de moverse, y esa bata que logra hacerla suya, todo lo hace con sorprendente viveza y enorme seguridad. Es para mí un actor de los más grandes, no había sido mi favorito, pero poco a poco he ido viendo su tremendo talento. En mi opinión está maravilloso. Por su parte Marsha Hunt está estupenda, su contrapartida en el romance, realiza una encantadora interpretación, muy sólida y convincente e todo momento. Otra buena interpretación es la del ambiguo Lee Bowman.
El guión es magnífico, a todos los niveles, con multitud de detalles que encajan con inusitada eficacia. Desconozco el tema forense, no sé hasta qué punto se han tomado licencias, pero es absolutamente creíble para el espectador. Puesta en escena muy lograda, y sobre todo unos diálogos y argumento que va ganando enteros, despertando interés y sorprendiendo al mismo tiempo. El film fluye de manera exquisita, el trato de la pareja protagonista no es un mero añadido, sino que está muy elaborado y logrado, en parte gracias a sus interpretaciones magníficas, en parte por esos chispeantes diálogos, llenos de ingenio y viveza, a través de los cuales, de manera sutil e inteligente, el espectador puede averiguar lo que sienten, su situación personal, sus anhelos, y así dibujar de manera precisa, sin artificialidad, la personalidad de cada uno.
No sólo no estorba dicho romance, sino que se funde con la trama de investigación de una manera absolutamente lograda. No son dos temas, no es un añadido o una excusa, sino que confluyen de manera natural y perfecta como pocas veces he visto en el cine. La escena en el restaurante cuando Van Heflin escenifica cómo se prepara un pez recién pescado, debería ser parte de la historia del cine: es sublime.
Perfecto desenlace, que acaba la trama con el fin de la investigación, y con el romance, cerrando ambos de manera sobresaliente. Como decía, todo encaja a la perfección y los pequeños detalles que va dejando la película, poco a poco van cobrando importancia. El tratamiento de los personajes es tan acertado que se hace totalmente humano y es lo que brinda una solidez y brillantez muy grandes a una película que se mueve de maravilla tanto en el cine negro y de investigación, como en el romance.
No se dejen engañar por la aparente sencillez. No hay grandes alardes aquí, pero la precisión de todos los componentes dan como resultado una pequeña joya. Hay que justificar la nota, y la verdad, si el 9 es tomado por "Muy Buena", yo afirmo que este film no merece menos. Posee el mejor sabor del cine de los 40, una trama sencilla pero muy bien lograda y unas relaciones entre los protagonistas que son la clave del film, con diálogos espléndidos y momentos para enmarcar. De esa películas de relativa corta duración, pero que brillan con luz propia porque todo encaja, todo está muy bien realizado, con profesionalidad y talento y enorme encanto. No se la pierdan.
Arthemispower
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30 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando digo que Zinnemann no tiene una sola película mala...Ni siquiera en sus inicios.
Pasen y vean este modesto serie B donde el director ya demuestra que, aun sin aspiraciones, lo suyo era hacer cine y buen cine, del que divierte, entretiene, intriga e incluso ilustra.
Un policial visto desde otro lado en 1942. Nosotros, después de lo que ha llovido, no podremos apreciarlo en su justa medida pues han sido infinidad de films y teleseries las que han dado forma a este tipo de investigaciones, una de las más recientes los CSI de la televisión pero me gustaría que los posibles votantes de esta peli tuvieran a bien reconocerle el mérito a esta pequeña joya y que pudieran ponerse en el lugar de el público de entonces, que de investigaciones forenses, espectrómetros, microscopios, condensadores de yodo, laboratorios y fórmulas químicas, conocía bien poco.
Aquí el crimen lo resuelven los científicos. Van Heflin en la piel del investigador forense junto a su eficaz asistente Marsha Hunt habrán de descubrir al asesino del alcalde de una ciudad.
Nosotros ya sabremos desde el principio quién es por lo que seguiremos con franca impaciencia los avances en la investigación temiendo que se les escape mientras asistimos al mismo tiempo a un relato pormenorizado del empleo de corruptelas políticas, atentados ambición, filtración y extorsión, incluyendo una sólida y sutil historia de amor latente y dormida entre los tubos de ensayo y documentos desclasificados sin que el objeto de amor se percate de ello hasta que otro perro le levante la pieza.
Va a ser un placer contemplar cómo aquí ya no sirven de nada las huellas digitales (los asesinos ya se lo sabían y todos utilizan guantes) pero un conjunto de pistas más sofisticadas e imperceptibles desparramadas en el lugar del crimen vinieron a sustituirlas para consternación de los criminales que se creían ya a salvo.
La intriga está magistralmente bien llevada, habrá inquietud por la información que nosotros los espectadores disponemos y ellos no, con los habituales sobresaltos cuando metan la pata (!Ay, Marsha, ¿en la academia no os enseñaron a respetar la confidencialidad?) y con el seguimiento de las pistas y sospechosos equivocados, garantizando así la atención del espectador que no se despegará de la pantalla ni un momento.

Y, ya por último, resaltar algo que me parece verdaderamente chocante en el film.
La asistente de Van Heflin, Marsha, nos menciona al inicio del film ser graduada en químicas y poseedora de un máster. Es de suponer que habría cursado esa carrera porque tenía aspiraciones o vocación para ello ¿no?.
Sin embargo, se pasa toda la película señalando que odia ese trabajo y afirmando que ese no es trabajo para una mujer(???), señalando de ese modo su deseo de casarse y abandonar la profesión. !Vaya ánimos para estudiar dan los guionistas a las mujeres en este film!. ¿Tendrían miedo de que, al ver este film, las mujeres abandonasen sus hogares en masa y corrieran a graduarse a la universidad?.
Izeta
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13 de mayo de 2023
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Perteneciente a las cintas de propaganda, con mayor o menor holgura, es una de las primeras citas de Zinnemann, si descontamos algún corto y Hombres de Domingo (1930), que es una obra colar entre tres directores grandes: Robert Siodmak, Edgar G. Ulmer, Curt Siodmak, con guión de Billy Wilder.
Los actores están estupendos, Van Heflin como el químico investigador, Marsha Hunt como la resultona asistenta enamoradiza, y Lee Bowman como el malo malísimo que quiere heredar el sitial del hombre que le encumbró. Ava Gardner tiene un papelito como esposa de uno de los acusados, el tendero de una heladería, o sitio similar.
ÁAD
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