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Fugitivos del terror rojo

Drama Inspirada en la historia real de Karel Cernik, propietario de un circo ambulante en la Checoslovaquia ocupada por los comunistas. Contento, al principio, por poder ejercer su oficio, Karel (March) se desanima cada vez más por la injerencia del nuevo gobierno en sus asuntos. Su propiedad es confiscada y ya no puede tener su propio equipo. Por otra parte, a sus artistas se les anima a hacer propaganda procomunista en sus actuaciones. Así ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
11 de junio de 2016
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No logro entender las bajas calificaciones ni las críticas negativas a esta extraordinaria película de Elia Kazan -salvo desde una visión puramente política y tampoco-, a la altura de sus mejores y más conocidas producciones -ustedes conocen perfectamente todas ellas, así que no se las recitaré-. Tal vez sea el horrible título de la versión en español -el título original “Man on a tightrope” o “Un hombre en la cuerda floja” que juega con el doble sentido metafórico y circense era infinitamente mejor- lo que echa para atrás a algunos o les predispone a rebajar el valor de esta original y excéntrica crónica de la dignidad en tiempos de dictadura, en la historia de un circo en la Checoslovaquia de los primeros años de la guerra fría, un microcosmos tenso, de gran fuerza narrativa y visual, realzada por la granulada fotografía de George Krause –recordemos su extraordinario trabajo en “Paths of glory” (1957) de Stanley Kubrick- y en el que sobresale la actuación prodigiosa y humana, a ratos irónica, a ratos violenta, de Frederic March -un actor al que aprecio mucho más en sus películas de madurez-, acompañado de una Gloria Graham con su característica y rugosa voz y su insana y peligrosa belleza. Con escenas antológicas como la de la pelea, absolutamente desternillante, entre los dueños de los circos rivales o la del paso de la frontera, de una tensión casi insoportable y planificada con una inteligencia como solo un grande del cine podía llevar a cabo, les ruego que no hagan caso de los comentarios miopes e ideologizados –por esa razón dejaríamos de ver tantas películas maravillosas– y disfruten de esta hermosa, emotiva, emocionante y casi obra maestra.
Gould
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26 de mayo de 2016
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos maneras de enfrentarse a esta película. Una es con los prejuicios; la otra, sin ellos. Sabiendo que Kazan fue un delator y un comunista arrepentido de serlo (tan sólo militó año y medio en el partido y salió de él desilusionado por la forma en que sus compañeros querían venderle las bondades del marxismo), esta película se lee de un modo. No sabiendo más que Kazan fue el director de "Un tranvía llamado deseo" o "Al este del Edén" se lee de otro.
Los que tienen prejuicios hablarán de esta película como de bodrio deleznable. Nada más lejos de la realidad, porque este film está lejos de serlo, por lo que mejor verlo desde el otro punto de vista para entender que no es una película redonda, que es muy inferior a otros films de Kazan, pero que contiene momentos magníficos y personajes muy bien dibujados desde dirección a pesar de que el guión no les haya sido generosos. La interpretación de Fredric March es magnífca, repleta de matices y capaz de brindarnos una expresión clarificadora de su pensamiento en cada momento sin decir una palabra. Peor están Gloria Grahame y Terry Moore, más estereotipadas, pero compensadas por la elegante maldad de un Adolphe Menjou estupendo.

La historia es conocida: se trata de la huída real de un Circo que al inicio de la Guerra Fría decidió utilizar su aspecto ingenuo para pasar del lado comunista al lado occidental de Alemania, pero la película intenta profundizar en los personajes, dotarlos de relaciones interesantes para el espectador entre ellos (no siempre lo consigue) y mantener esa esencia del circo como espectáculo apolítico.

La parte positiva viene reflejada en momentos concretos, como el paso final de la frontera, la bofetada de March a Grahame o la estupenda pelea fingida entre los dos directores de circo. La parte negativa viene de casi todas las escenas de Grahame y de la relación amorosa de Terry Moore con un joven repleta de postales (nadando en el rio, revolcándose en la paja..)

No es, desde luego la película por la que se recuerda a Kazan. Tampoco por la que hay que denostarle.

NOTA: Para los de los prejuicios. Si esta película no te cuentan que transcurre en los cincuenta, y te dicen que ocurre en la Francia ocupada por los nazis, con los protagonistas intentando pasar a la Francia libre, y los comunistas nos dicen que son nazis.... seguramente le pondríais un 10.
Fendetestas
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15 de noviembre de 2012
18 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elia Kazan fue un gran director. Creo que no vale la pena ni entrar a discutir el asunto. El que no lo crea, que eche un vistazo a Esplendor en la hierba, América, América, Río salvaje, Al este del edén, La ley del silencio (apología de la delación, ya lo sé), incluso El compromiso, y me dejo alguna. Pero también fue un delator de mierda, un chivato, un traidor a sus amigos, y así pudo proseguir su carrera, no sin antes entregar a sus amos este engendro indigno del enorme cineasta, con comunistas tontas y gente de circo buenísima y enrollada. Creo que sólo destacaría la carne prieta y joven de Terry Moore, y la gata en celo que (casi) siempre era Gloria Grahame..., porque si empezamos con el peinado de Cameron Mitchell, la maldad zorruna del fascista Menjou y el desaguisado del personaje de Richard Boone, no terminaremos nunca. Bueno, me faltaba en la colección. Ahora ya las he visto todas.
Eduardo
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19 de noviembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Circo Brumbach comenzó a finales del siglo XIX y se ha sostenido durante varias generaciones en diversas partes del mundo. Lo inició el austríaco Gustav Brumbach en 1846, quedando luego en manos de su hijo Philip y de su esposa Johanna, quienes tuvieron 15 hijos que siguieron sus pasos, y entre los cuales se contaba Katharina (Katie) por muchos años aceptada como la mujer más fuerte del mundo. Grandes capitalistas, ya que su éxito era de carácter internacional, cuando en 1948 los soviéticos se toman el poder en Checoslovaquia y se inicia la nacionalización de diversas empresas -con lo que se logró que este país tuviera la economía más sólida de la Europa oriental-, el circo de los Brumbach pasó también a manos del Estado, pero los Brumbach no se resignarán a convertirse en empleados de su propio circo y menos les interesa la causa comunista… y entonces inician un plan, que les tomaría tres años, hasta conseguir escapar a la Alemania occidental en 1950.

Este hecho es el que ilustra el director Elia Kazan en su película “FUGITIVOS DEL TERROR ROJO”, en la que el exitoso circo Brumbach se cambia por el Cirkus Cernik y se les hace aparecer como una empresa venida a menos, donde hasta las cuerdas para sostener a los artistas lucen bastante raídas. Esto, claro, hace ver las cosas como si el “infame” Estado estuviera quedándose con el ranchito del pobre Karel. Tampoco sabremos que sigue tras el “paso a la tierra de la libertad”, y la cosa queda como cuando en otras películas las parejas se casan, pareciendo que llegó la felicidad para siempre… pero se abstienen de mostrarnos como anda la guerra seis meses después.

Este filme haría parte de La guerra fría y fue dado a Kazan para que hiciera una “demostración” pública de que ya no hacía parte del comunismo como había declarado el año anterior ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas. Sin embargo, obsérvese el carácter tolerante, permisivo, y casi bondadoso, con que el director recrea a los personajes del gobierno y a los militares, y para un buen entendedor...

En lo que respecta a la relación de equipo, “FUGITIVOS DEL TERROR ROJO” recrea un interesante ejemplo de unidad; el personaje de Karel Cernik (muy bien interpretado por Fredric March) posee bastante carisma y resulta un buen ejemplo de lo que se puede conseguir con tacto y perseverancia; y los personajes femeninos de su esposa Zama (Gloria Grahame) y de su hija Tereza (Terry Moore), estarán aspirando a la redención y al encuentro de sí mismas, porque ante ese colectivo circense, quizás tengan que entrar a representar roles protagónicos.

Con todo, Kazan no tendría nunca entre sus afectos a esta película, de la que evitaba hablar porque, bueno, nadie desea hablar de lo que en alguna forma le avergüenza. Pero si se logra dejar de lado los asuntos políticos y nos centramos en la relaciones humanas, en este filme hay cuestiones bien interesantes (la “pelea” entre Cernik y Barovik por ejemplo, imposible negar que resulta memorable).

Título para Latinoamérica: “EL CIRCO FANTASMA”
Luis Guillermo Cardona
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2 de mayo de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy bastante sorprendido con los comentarios que leo. Parecería que Fugitivos del terror rojo fuera una película groseramente anticomunista, burda y maniquea. Nada más lejos de la realidad. Se trata de una cinta excelente, con magníficas interpretaciones, una gran fotografía, un guión sutil, lleno de detalles y de miradas expresivas. Eso sí, según sabemos, refleja bastante fielmente lo que era la Checoslovaquia de los años 50. Hay quien parece indignarse por el hecho de que se represente un mundo tan siniestro y tan - nunca mejor dicho - Kafkiano. Es una película de Elia Kazán, y no se le iba a olvidar dirigir sólo porque el tema no guste a algunos. Por supuesto, imagino que quien quiera que esté leyendo esta crítica pensará, casi de forma automática: "este es un facha". No lo soy, pero para detestar el comunismo creo que no hace falta serlo.
Elicio12
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