Fishbone

Francamente, he de reconocer que no le he prestado una atención regular y continua a la trayectoria de Adán Aliaga desde que debutara con el estreno del documental -¿o mockumentary?- 'La casa de mi abuela' hace la friolera de 14 años, bien sea por la paupérrima distribución a la que se enclaustra a un determinado tipo de cine o por mi déficit de interés hacia el mismo la mayoría de las ocasiones. Lo que permanece incólume en la firma del realizador, a pesar de que han transcurrido 12 años entre éste y su primer largometraje, por encima de los beneficios obtenidos por la adquisición de oficio o el preciosismo fotográfico de Pere Pueyo -recreándose en los atardeceres de la Isla de Tabarca, tan auténtica, tan inhóspita, tan mediterránea-, es la habilidad en haras de describir la exploración de las raíces, el reencuentro familiar y el fortalecimiento del vínculo entre hogar e identidad.
El primer tramo del relato, protagonizado por la chef (Saida Benzal, 'Por H o por B') de un restaurante neoyorkino que no extraña el lugar donde creció, nos transporta al elitismo gastronómico de Isabel Coixet y, con cierta equidistancia temática, al guión de Elvira Lindo para 'La vida inesperada' (2014, Jorge Torregrossa).
Dos películas trenzadas con una loable naturalidad, fotogenia geográfica y un extraordinario humanismo.