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Críticas de antonio lopez herraiz
Críticas 1.197
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
13 de mayo de 2024
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También te digo que a lo mejor me equivoco, sobre todo al tratar de adentrarme en esa cabeza tan genéricamente iconoclasta -creo que me quedo corto- como la que atesoraba Jess, pero me da en la nariz que el de la explotación carcelaria debía ser un género donde disfrutaba como un gorrino revolcándose en una charca, maxime ocupándose parcialmente -con Jess NUNCA es solo lo que parece- de una explotación carcelaria de mujeres y, en las postrimerías, un desvergonzado comic pulp de huídas y aventuras cuando el presidio está ubicado en... no sé, aparecen albañiles y tractores y luego atraviesan una intrincada jungla.
Me costaría creer que Charlotte Wood no tuviese en mente ni conociese de refilón siquiera este tronadísimo festín cuando germinó 'En Estado Salvaje' (Ed. LUMEN) -esas eran 10, eso sí- ni, sobre todo, cuando Bruno Mattei -montador en ésta- se llevó al talego a la Emmanuelle de Laura Gemser siendo menos Emmanuelle que nunca para soportar perrerías sádicas y enratizadas (mejor no entro en detalles).
Una cosa sí es cierta, nadie pone tanto empeño como Jess en lograr que tanto las manguzadas sonoras en la cara -marca del cine 60's y setentero- o los lametones postoperatorios tras la sesión de tortura en toda la anatomía sean herramientas de placer, sometimiento, lujuria y rehabilitación tan dispares como efectivas.
No es que Franco inventase los WIP Films -dicho así, solo de apellido, tiene su punto de morbo-, pero por el grado de carnaza me aventuro a creer que sus favoritas eran las japonesas. Él tampoco se cubre mal las espaldas en lo que a cartel toca con su musa Maria Rohm, Luciana Paluzzi ('Operación Trueno') curando el hipo a mano abierta y Maria Schell ganándose los garbanzos frente a un tiránico gobernador Herbert Lom en una espartana y encabritada maldad compartida con Mercedes McCambridge.
Lo que no sé es hasta qué punto los tres últimos sabían que estaban rodando una película con secuencias no tanto sugerentes como de porno lésbico: creo que aún sé reconocer una cata de marisco en primer plano no etiquetable como "erotismo". Las tournees mixtas tampoco adolecen de cierto grado de poesía y cuidadas puestas en escena, demostrando que Jess nunca menospreciaba la belleza plástica de una buena mandarina, la sandía de tomelloso y otras frutas ricas en potasio, todas despachurrándose entre sí y pasadas por el mismo aro por el que Franco se pasaba el raccord en algunos momentos de refocigueo con dobles de cuerpo de melena rubia para actrices pelirrojas con pelo corto a lo garçon (Valentina Godoy).
Con Elisa Montes pasa un poco lo de siempre, habría que inventar una nueva definición de gracejo y carisma para hacerle justicia. Muy mona su doble por cierto, pero le faltan muchos colacaos para dar el pego.
La culpa es de los padres, que las visten con uniformes de reclus... ah no, espera, si aquí los uniformes son lo de menos.
antonio lopez herraiz
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8
11 de mayo de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por dónde lo habíamos dejado? Ah sí, Matt Reeves conduce al pueblo oprimido y a su liberador hacia la tierra prometida después de sepultar a sus perseguidores en una avalancha de agua (helada, pero agua), y al alcanzar su destino el profeta del pueblo esclavizado moría en el umbral del paraíso verde listo para ser colonizado.
Pasado el trámite (espectacular por momentos, y con Woody Harrelson coronándose como el mejor villano humano de la franquicia) toca devolver a la traslación cinematográfica de la distopía de Pierre Boulle a su zona de confort desde la perspectiva más golosa para el público: la de los blockbusters con vocación de sesión matinal e indefectiblemente palomitera.
Tres temporadas de rubia platino y ojos fosforescentes en el fango de Netflx peleando, sangrando, recibiendo golpes y llenándose de polvo han sido entrenamiento más que suficiente para que Freya Allan ('The Witcher') haga lo propio sin teñirse la cabeza ni ponerse lentillas en embolaos de tintes postapocalípticos y recoger el téstigo de Nova o Daena -no me importan los palos recibidos, Estella Warren lo vale- frente a una facción monil que ha heredado la tierra y los vicios de poder humanos: despotismo, segregación y abusos. No revelaré cuántos puntos en común puedan situarla en la ruta del inalcanzable Charlton Heston o precedentes análogos más asequibles.
Me queda la duda de cuánto maquillaje digital o artesanal (o la falta de él) habrá hecho falta para transformar en el Próximo César a Kevin Durand (no es una broma racista, va con D al final).
Si 'El Planeta de los Simios' de Tim Burton era un quiero y no puedo (un poquito sobrevapuleado), 'El Reino del Planeta de los Simios' de Wes Ball es el quiero de aquella con el responsable de la saga 'The Maze Runner' al frente.
140 minutos que se pasan volando.
antonio lopez herraiz
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10
10 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Friedkin aterriza -en el cine, porque en formato documental para la tele ésta haría buenas migas con 'The Thin Blue Line- sobre un terreno que se adherió al ADN de su filmografía, el del thriller policiaco urbano y sangriento como corresponde al retrato de los bajos fondos narcocriminales de NYC y la batalla de Jimmy "Popeye" Doyle -el poli irlandés de Brooklyn inspirado en Eddie Egan, el mismo que pudo haber impedido que existiese 'Married with Children' en 1987 si su reencarnación con Ed O'Neill en 1986 hubiese pasado del episodio piloto-, capaz de compatibilizar la vigilancia con el uniforme de Santa Claus porque para ser el poli malo tiene a Roy Scheider con la vena hinchada. Ambos actúan a las órdenes del auténtico Doyle, es decir Eddie Egan, bastante resuelto y expeditivo, incluso para hacer de policía, en su debut interpretativo... que tendría continuidad.
De hecho aquí es la cabeza visible del crimen organizado la que no se permite descuidar el refinamiento ni el savoir faire de gentleman del "barbas" Fernando Rey en cuitas de un formidable y asquerosamente carismático villano a doblegar para acabar con la circulación del polvo blanco que transporta desde Francia.
Gene Hackman posee la percha física e interpretativa idónea para encarnar a un tipo cínico que, cuando toca y puede, sabe disfrutar del flow nocturno y los mejores clubs de jazz de la ciudad... aunque no siempre lo visite por ocio:
"¿Qué es esto? ¿un hospital para golfos??"
Cine de sabuesos, tipos malos zarrapastrosos y un tipo malo de algo octanaje en elegancia escurridiza y una formidable puesta en escena de Fernando Rey -perdonad que insista, aborrezco el chovinismo- desbordando magnetismo que Friedkin sabe aprovechar hasta para filmarlo despidiéndose de Hackman dentro de un vagón de metro en un brillantemente coreografiado juego entre ambos al pilla-pilla en el arcén.
Duelo de colosos, y un tipo tras la cámara que parecía que llevara media vida facturando películas así.
antonio lopez herraiz
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10
7 de mayo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay abandonos... y abandonos. Así que imagino que para un Tobe Hooper ya despuntado (a ratos) en Hollywood, la tentación de hacer la bomba de humo en un rodaje auspiciado por un gran estudio -MGM- no era tan tentador a nivel económico y promotor para su carrera como en anteriores ocasiones -The Dark, Venom- y sí tan atrayente apechugar con lo que haɓia como las luces para Carol Anne (Heather O'Rourke).
El preludio con la perfecta familia americana, el retrato de la clase media alta ídem, la complicidad romántica entre JoBeth Williams y Craig T. Nelson, el humor de piques vecinales... cuesta lo suyo distinguir a la Familia Freeling de los Brody ('Tiburón') o los Neary ('Encuentros en la tercera Fase'): la mano de Spielberg se marca a fuego.
¿A quién corresponde qué después? Los tonteos oníricos en el cuarto de baño, la cafre conversión de un muñeco de payaso -para pillar el horror clown más descarnado de Hooper entra en 'La casa de los Horrores-, el chapuzón nocturno de mamá con compañía... sí, pero es que esos primeros planos de Craig Nelson jugando al frontón interdimensional y dando alaridos parecen prestados de la apertura del Arca de la Alianza.
Veracidad o casualidad de maldiciones aparte, tengo claras dos cosas: una es que el guión de 'Insidious' (2010, James Wan) no existiría sin éste, aunque le gane por goleada al propio remake de Poltergeist en 2015 con, a primera vista, un 60 % del Rey Midas y lo que queda para Hooper dándole la vuelta a la premisa, para pasar de un home invasion alien en el guión original -el mismo del que después se escindiría una subtrama en 'E. T. el Extraterrestre', la razón de que no se permitiese a su director rodar dos películas al mismo tiempo- por los fantasmas mosqueados de un cementerio indio bajo una urbanización de lujo.
La otra es que el alma de la cinta no son Hooper, Spielberg ni los coguionistas Michael Grais y Mark Victor, sino Zelda "¡la casa está limpia!" Rubinstein merendándose al resto del reparto en 6 días de rodaje (en los que afirmó ser dirigida por Steven Spielberg, y en los que, según contaría para Moviehole, el rodaje estaba limpio de espíritus, pero no de ciertas "sustancias químicas inaceptables").
Nunca me canso de acercarme a la luz. Y la culpa también la tiene la preciosa canción de cuna de Jerry Goldsmith que arranca al expulsar a la tele del motel (es mejor leer)
Nananananaaa naaa nananaaaa....
antonio lopez herraiz
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8
6 de mayo de 2024
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Si algo es sabido en el cine de Jess Franco, y así lo fue hasta el final, es que en sus películas las mujeres se apañan entre ellas relegando a los hombres a meros peleles con un comando de soldadas feministas dispuestas a despoblar la tierra de hombres deshaciéndose de los más ricos, secuestrándoles y matándolos de placer a besos, lametones y rayos de gustirrinín ultrasónico.
El ADN de la Summuru creada por Sax Rohmer -creador de Fu Manchú, su homólogo masculino- sobre el papel corre por las venas de una supervillana tan yeyé, kitsch y despendolada como el tono del relato exige, librando a Shirley Eaton de pinturas doradas -las que le ponían en 'Goldfinger'- con empoderante ambición maquiavélica como la gran gobernadora del reino de FÉMINA, escondido en el corazón de la selva brasileña, con un ejército de sumisas mercenarias ataviadas con capa roja y un babero de latex negro.
Entre los sufridos gallardos en horas bajas prestos a plantar cara a las amazonas, un codicioso e histriónico (pero ajadísimo) George Sanders y el superagente secreto Richard Wyler (que no convence ni con la voz española de Sean Connery) en una despiporrante odisea de mozas monumentales -pensaría que Elisa Montés (madre de Emma Ozores) es de otro universo si no fuese granadina-, espías, colorines, amenaza megalómana como demandan los canones del género y batallas que les chiflarán a los fanáticos bondianos pese a que las andanzas del tal Jeff Sutton recuerden más a las de Matt Helm (Dean Martin) o Derek Flint (James Coburn) que a OO7.
En España se estrenó el mismo año en que George Sanders se quitó la vida en un hotel de Castelldefels, aunque no fue por culpa de la película -ni por la última, 'Holocausto Radiactivo'-... es que Sanders tenía sus cosillas.
Un tesorito entretenido y estrafalario con más medios de los que acostumbraría Franco en el futuro.
antonio lopez herraiz
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