Los síntomas del empacho (según la Wikipedia, que muy finamente lo llama "dispepsia") son: ardores, acidez, eructos, distensión gaseosa, flatulencia, sensación de plenitud o presión abdominal, náuseas y vómitos. Bueno, todo eso siento yo en un tren cuando veo que emiten una película ambientada en el apasionante mundo del fútbol americano y casi se me revientan los intestinos por los gases con esta "Apostando al límite" de mis pecados, que es un bodrio inconmensurable. Para que se sepa desde el principio su calidad bodriesca, contratan a Matthew McConejo (soy incapaz de escribir su apellido de memoria, me refiero al noviete efímero de Pe, quien no ha hecho -el McCoñin este- una película buena en su vida, o yo no la conozco) y a un Al Pacino -éste sí sé escribirlo- hiperexcitado que parece el conejo de Duracell pasado de rosca. Los dos compiten en actuar peor y creo que gana Al Pacino por goleada. Es una película muy americana, entiéndase esto en el peor de los sentidos.