"La muerte os sienta..." se estrenó en España un poco después de "Drácula" de Coppola; las críticas que traía consigo del otro lado del Atlántico no eran en absoluto positivas y aquí tampoco es que ayudaran demasiado a mover al público para que vieran de nuevo, una película de terror.
Sea como fuese la cinta fue mal acogida, y aunque los que confiamos en Zemeckis para tan ardua tarea no salimos defraudados, el resto se quedaba al verla un tanto impasible y confuso. Desde luego que ya sabían que Meryl Streep era literalmemte machacada por su oponente, pero lo que no podían imaginarse era que tras esos personajes tan macabros y tan escadalosamente ridículos, se escondía una gran parte de ellos mismos. Ese hedonismo llevado al asesinato no era a fin de cuentas, algo tan tremendo a comienzos de aquella década, donde imperaba la fuerza y el mantenimiento de uno mismo-a por encima de todo lo demás. (Véanse "Instinto Básico", "Pretty Woman"...)
Un médico ahogado en alcohol sobreviviendo maquillando cadáveres... ¿A quién puede parecerle eso hoy en día una idea descabellada...?. A nadie. Y, vamos a ver... ¿Quién no soporta a su vecino-a porque está más bueno-a que el pan y encima tiene 20 años menos...?. Tal vez haya alguien quien no piense así... Bueno, pues a ese alguien es a quien no le gustó "La muerte os sienta..." entonces, como tampoco le gustará ahora. Y eso me honra.
Más allá de la crítica construtiva de una sociedad que (en el fondo) no ha cambiado tanto, en esta película de Zemeckis, nos encontramos con su estilo durante todo el metraje. Hay películas en las que te tienes que volver loco buscando al director-a, y no lo encuentras por ningún lado; pero aquí (tal vez sea eso de lo que peque la película) es que lo encontramos en demasiados sitios. Acelerando la música de Alan Silvestre entre ataúdes y monjas voladoras, con guiños a "Hitchcock" (sin pecar de abusivos en ningún momento) en escenas realmente divertidas y sobre todo, construyendo de una manera, a veces portentosa y muchas escandalosa, a unos personajes que hoy se denominarían "frikis" y en su momento, no se supieron catalogar. Eso es lo malo de ser un genio, que te adelantas a tu tiempo y te tienes que aguantar durante décadas para que te comprendan.
Aceptemos la realidad, volvamos atrás para ver con otros ojos el mundo de la pócima de la juventud eterna, y miremos de nuevo esta película para saber por qué el buen cine, con el tiempo, sienta mejor.