Cuando el genial Harold R. Foster abandonó la página dominical de Tarzán en 1937, creó el que a la postre se iba a convertir en el mejor cómic de la historia: El príncipe Valiente, un legendario héroe Vikingo, que peleó para devolver el trono a su padre Aguar, rey de Thule, usurpado por el traidor Sligon. Fue sin duda alguna una obra maestra con unas ilustraciones maravillosas, llena de encanto, acción y poesía durante muchos años. Naturalmente, no pasó desparcibida para el cine y Henry Hataway le realizó un homenaje con esta película. Rodeándose de un elenco de grandes actores y con la grandeza del cinemascope, llevó a cabo quizá la mejor adaptación cinemátografica basada en un cómic de cuantas se hayan hecho. Unos actores que interpretan perfectamente a sus personajes, nos hacen pasar un rato agradable con estas aventuras de ambiente medieval. A Robert Wagner en sus inicios, le va muy bien el papel del príncipe, mientras James Mason está soberbio en el de villano (El caballero negro), junto a Sterling Hayden como el caballero Lancelot. Janet Leigh, siempre encantadora incorporando a Aleta y Debra Paget como su tímida hermana Hilene, cumplen su cometido airosamente. Película nostálgica, evocadora de una época en la que se prodigaba este tipo de cine.