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jaly rating:
10
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April 14, 2009
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El año pasado perdimos a Anthony Minghella y a Sidney Pollack. Estos dos artesanos son los artífices de dos de las historias de amor totems del Séptimo arte: Memorias de África y El Paciente Inglés. Dos historias sobre el amor como fuerza, sobre amor como posesión, y sobre el amor como impulso, voluntad y destino.
En El Paciente Ingles, Hanna, una enfermera francesa, decide cuidar de "el paciente inglés", al acabar la guerra, y se recluye en un páramo aislado del centro de Italia. Poco a poco va descubriendo la línea que ha llevado a su paciente hasta donde está, un pasado vivido en Marruecos, un amor acabado. En una tierra sin mapas, el paciente, el conde Almassy, vive una experiencia más allá del contexto en el que se encuentra con Katherine Clifton, una dama inglesa.
Las heridas en los cuerpos y en el alma de los personajes van apareciendo. Las consecuencias de una guerra en unos humanos. Una enfermera con la muerte como compañera de cama. Y dos amantes con el peso de la fatalidad a sus espaldas. El amor puede ser vivido como epicentro de nuestras existencias. Un sentimiento puede ser más grande que un desierto. Existen santuarios de nuestras pasiones, como La Cueva de los Nadadores una antigua iglesia. Y la pasión no responde a la lógica. Un encuentro furtivo abre la presa de las emociones humanas. Pero no podemos poseer a otros. La propiedad queda aparte, somos seres únicos y bellos, y esa unidad nos hace libres. ¿Pero para qué queremos la libertad? Compartimos lecho, compartimos sol, aire y tierra con los demás, hasta que aparece la persona con la que queremos mirar, respirar y pisar.
El Paciente Inglés hace vivir a cada espectador lo que significa la palabra cine: hace que durante apenas dos horas respiremos ese olor de ese desierto, ese polvo de un país destruido. Y nos hace palpitar, sentir disparos en el alma, por la inmensidad de la felicidad y del sufrimiento de tres personas que, por encuentros inesperados, cambian sus vidas, que al encontrarse, toman rumbos distintos a los que creían tomar. Hanna descubre lo poco que queda en pie de si misma al conocer a Almassy. Almassy y Clifton son todo aquello que los seres humanos queremos ser: dos enamorados por encima de todas las cosas. Él es alguien escéptico y sin apenas sentido vital, que no sea quehaceres propios. Ella es una mujer fascinante y libre, que ancla su corazón en el hombre que ama. Y se aman con todas sus consecuencias.
(Sin Spoiler)
En El Paciente Ingles, Hanna, una enfermera francesa, decide cuidar de "el paciente inglés", al acabar la guerra, y se recluye en un páramo aislado del centro de Italia. Poco a poco va descubriendo la línea que ha llevado a su paciente hasta donde está, un pasado vivido en Marruecos, un amor acabado. En una tierra sin mapas, el paciente, el conde Almassy, vive una experiencia más allá del contexto en el que se encuentra con Katherine Clifton, una dama inglesa.
Las heridas en los cuerpos y en el alma de los personajes van apareciendo. Las consecuencias de una guerra en unos humanos. Una enfermera con la muerte como compañera de cama. Y dos amantes con el peso de la fatalidad a sus espaldas. El amor puede ser vivido como epicentro de nuestras existencias. Un sentimiento puede ser más grande que un desierto. Existen santuarios de nuestras pasiones, como La Cueva de los Nadadores una antigua iglesia. Y la pasión no responde a la lógica. Un encuentro furtivo abre la presa de las emociones humanas. Pero no podemos poseer a otros. La propiedad queda aparte, somos seres únicos y bellos, y esa unidad nos hace libres. ¿Pero para qué queremos la libertad? Compartimos lecho, compartimos sol, aire y tierra con los demás, hasta que aparece la persona con la que queremos mirar, respirar y pisar.
El Paciente Inglés hace vivir a cada espectador lo que significa la palabra cine: hace que durante apenas dos horas respiremos ese olor de ese desierto, ese polvo de un país destruido. Y nos hace palpitar, sentir disparos en el alma, por la inmensidad de la felicidad y del sufrimiento de tres personas que, por encuentros inesperados, cambian sus vidas, que al encontrarse, toman rumbos distintos a los que creían tomar. Hanna descubre lo poco que queda en pie de si misma al conocer a Almassy. Almassy y Clifton son todo aquello que los seres humanos queremos ser: dos enamorados por encima de todas las cosas. Él es alguien escéptico y sin apenas sentido vital, que no sea quehaceres propios. Ella es una mujer fascinante y libre, que ancla su corazón en el hombre que ama. Y se aman con todas sus consecuencias.
(Sin Spoiler)
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Spoiler:
Minghella filma su mejor película a modo clásico, pero desmembra el significado de todos los temas que trata y los plasma detalle a detalle. Su cine se convierte en una experiencia visual, sonora y emocional tan intensa que no te puedes despegar de la experiencia de ver El Paciente Inglés. Fiennes, Scott Thomas y Binoche ahondan en los recovecos de esos tres ejemplos de ser humano, en los pasados, presentes y futuros de esas almas vívidas. Regocijan al espectador con sus tres mejores interpretaciones, con su belleza casi inhumana, con su carisma inigualable.
Y esas dunas, esas notas, esas palabras, esos olores, los poros de su piel, el cristal de sus ojos, y la grandeza de sus emociones calan en mí como una experiencia vital, como algo que no olvidaré, como un hecho esencial como persona y como amante del cine. Haber visto El Paciente Inglés...
Y esas dunas, esas notas, esas palabras, esos olores, los poros de su piel, el cristal de sus ojos, y la grandeza de sus emociones calan en mí como una experiencia vital, como algo que no olvidaré, como un hecho esencial como persona y como amante del cine. Haber visto El Paciente Inglés...