Al aliciente de ver al talentoso Nicolas Cage se le suma la participación de John Cusack, el cual hace más atractivo el cartel. Ambos nos deleitaron hace años con la maravillosa Con Air, y ahora vuelven a encontrarse delante de las cámaras, más maduros, pero aún en forma. A este tándem hay que sumarle la participación de Dean Norris, que poco a poco se va haciendo un hueco en el cine y la televisión a base de carisma y talento interpretativo. Cameo también de Radha Mitchell, a la que siempre encuentro guapa y correcta, y del mediocre "50 Cent", que es lo único malo de la película, pero por suerte sale poco. En el filme que nos ocupa Nicolas Cage vuelve a hacer un papel que se le da a la perfección, el de policía que se deja la piel para resolver un caso, el cual desempeña con mucha sobriedad, sin caer en sobreactuaciones. Por otro lado, John Cusack se mete muy bien en el pellejo de psicópata, pues su aspecto y tics corporales se prestan mucho a ello, y consigue transmitir muy malas vibraciones. Creo que el tercer protagonista de The frozen ground es la excelente ambientación, una Alaska sórdida y sucia de principios de los ochenta, que te hace preguntarte cómo alguien puede vivir en un sitio tan opaco, pero a la vez de bellos paisajes. Una película que transmite frío, no sólo por su localización, sino por la doble vida del asesino, quien otra vez vuelve a ser un padre modélico, trabajador y ultra religioso, sensación que se incrementa si la vemos recordando en todo momento que es una historia real. Sé que mucha gente no es devota de Nicolas Cage, pero en mi caso siempre me han gustado sus papeles y su forma de actuar, y lo mismo puedo decir de John Cusack, Sólo espero que estos dos sigan haciendo más películas, pues las de Cage, sobre todo, se me hacen pocas, y siempre las disfruto.