Gerardo Herrero dirige de nuevo un thriller, género éste por el que parece tener especial predilección. Se trata de una adaptación de la novela de Domingo Villar, el creador del detective Leo Caldas, que es a su vez el coguionista del film.

El cineasta es más conocido y parece moverse más facilmente por su faceta como productor que como director, cosechando de esta forma, varios Oscar, como los conseguidos por magníficas películas como "El hijo de la novia" o "El secreto de sus ojos".

Carmelo Gómez ha sido el elegido para encarnar al inspector encargado de resolver el misterio que hay detrás del hallazgo de un marinero, encontrado con las manos atadas de una manera imposible de realizarselo a uno mismo, con lo cuál el suicidio queda descartado.

No es la primera vez que Carmelo colabora con Herrero, con quien ya trabajó con anterioridad en la intrigante 'Silencio en la nieve'. En esta ocasión, resulta fácil empatizar con el personaje interpretado por Carmelo, y ese es uno de los objetivos que tanto el director como el escritor de la novela persiguen.

La atmósfera aquí no ha sido tan conseguida como en anteriores ocasiones. Peca de falta de ritmo, resultando dialogada en exceso, con conversaciones bastante prescindibles y no atrapa del todo al espectador. Aunque la trama sí cuenta con giros inesperados que ayudan a mantener el interés, y está relatada de una forma muy sencilla, sin los habituales efectos de sonido que crean una falsa apariencia de intriga, aquí el suspense se da de forma natural, sin el uso de ningún tipo de truco.

Espero que Carmelo Gómez no se retire finalmente como había anunciado, porque es un estupendo y polifacético actor, al que mucha gente añoraremos.