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Sinhué rating:
7
6.8
26,888
Drama
Spain. Summer of 1936. Celebrated writer Miguel de Unamuno decides to publicly support the military rebellion that promises to bring order to the chaotic situation in the country. He’s immediately dismissed as Dean of the University of Salamanca by the left-wing government. Meanwhile, General Franco adds his troops to the uprising and initiates a successful campaign from the South, secretly hoping to take over sole command of the war. ... [+]
Language of the review:
- es
December 5, 2019
13 of 18 users found this review helpful
Como siempre que en este país se estrena algo que tenga que ver con el conflicto armado más reciente, al que unos llaman guerra civil y otros golpe de estado, resucitan las dos Españas. Aunque, como es el caso de Mientras dure la guerra, su artífice sea alguien nacido en Chile, de madre española y que tenía tres años cuando murió el sátrapa gallego.
La visión pues del cainismo patrio por parte del director pasa suficientes filtros, incluida la dubitativa mirada de Miguel de Unamuno, que deberían alejar al espectador más concienzudo de la idea de partidismo u obra ideologizada; al margen del éxito técnico o artístico de su autor.
No es el caso, y las opiniones se reparten, en una u otra dirección, teniendo en cuenta los posicionamientos partidistas, en lugar de las evidencias históricas.
Los más jóvenes tendrán la oportunidad de acercarse a unos años, aunque recientes, muy desconocidos para ellos y ver en pantalla lo que la normalidad tendría que situar en los libros de texto.
Porque a pesar de los más de ochenta años de aquella rebelión militar contra una república bendecida en las urnas, sigue teniendo más peso de análisis el poco objetivo discurso de las "batallitas del abuelo"; y, el lugar en que se encontraban nuestros antecesores el 1 de Abril de 1939 (último parte de la guerra).
El rector de la Universidad de Salamanca, según los escritores de este film; fue más humano que sabio en los últimos y amargos días de su vida, vivió en propia carne la inmisericorde ley que se le atribuye a Edward A. Murphy Jr.; y lo que, a ojos del filósofo bilbaíno: "no podía empeorar más", se convirtió en una cascada de despropósitos, a mayor gloria de un militar megalómano; que le llevó a alargar una guerra, que podría haber solventado de forma inmediata, para eliminar al mayor número de enemigos, y a algún ex-colaborador; estableciendo así un régimen de miedo y manu militari.
Es la mirada de Unamuno la que nos permite pasear las calles y cafés de la capital salmantina, conocer de primera mano los sucesos escritos o radiados, lo que se cocía en algunas instituciones, las soflamas incendiarias de Millán Astray y Queipo de Llano, la desconfianza de algunos integrantes de la Junta Militar y los comentarios quedos de la población... actos que profetizaban peligros acechantes.
La visión pues del cainismo patrio por parte del director pasa suficientes filtros, incluida la dubitativa mirada de Miguel de Unamuno, que deberían alejar al espectador más concienzudo de la idea de partidismo u obra ideologizada; al margen del éxito técnico o artístico de su autor.
No es el caso, y las opiniones se reparten, en una u otra dirección, teniendo en cuenta los posicionamientos partidistas, en lugar de las evidencias históricas.
Los más jóvenes tendrán la oportunidad de acercarse a unos años, aunque recientes, muy desconocidos para ellos y ver en pantalla lo que la normalidad tendría que situar en los libros de texto.
Porque a pesar de los más de ochenta años de aquella rebelión militar contra una república bendecida en las urnas, sigue teniendo más peso de análisis el poco objetivo discurso de las "batallitas del abuelo"; y, el lugar en que se encontraban nuestros antecesores el 1 de Abril de 1939 (último parte de la guerra).
El rector de la Universidad de Salamanca, según los escritores de este film; fue más humano que sabio en los últimos y amargos días de su vida, vivió en propia carne la inmisericorde ley que se le atribuye a Edward A. Murphy Jr.; y lo que, a ojos del filósofo bilbaíno: "no podía empeorar más", se convirtió en una cascada de despropósitos, a mayor gloria de un militar megalómano; que le llevó a alargar una guerra, que podría haber solventado de forma inmediata, para eliminar al mayor número de enemigos, y a algún ex-colaborador; estableciendo así un régimen de miedo y manu militari.
Es la mirada de Unamuno la que nos permite pasear las calles y cafés de la capital salmantina, conocer de primera mano los sucesos escritos o radiados, lo que se cocía en algunas instituciones, las soflamas incendiarias de Millán Astray y Queipo de Llano, la desconfianza de algunos integrantes de la Junta Militar y los comentarios quedos de la población... actos que profetizaban peligros acechantes.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Don MIguel de Unamuno fue utilizado, y posteriormente ninguneado, por los responsables golpistas que aprovecharon a los pocos intelectuales, fieles o indecisos, para blanquear un acto traidor y criminal.
La alternativa que plantea Amenábar, nos descubre a un hombre que, aunque dotado de unos conocimientos portentosos y una inteligencia indiscutible, había perdido la referencia de la realidad popular. De otra forma no se entiende su, aunque renuente, apoyo a la plataforma militar, habiendo sido él mismo diputado en 1931 de las Cortes constituyentes de la Segunda República.
Murió dos meses después del "venceréis, pero no convenceréis" en arresto domiciliario.
Es imposible no hablar de política cuando se habla de "Mientras dure la guerra"; pero, a diferencia de otros, yo no considero que sea malo hacerlo ni que sea bueno bajar la voz. Los actos de libertad siempre se enfrentan al miedo.
Yo sí creo que los libros y las películas tienen una intencionalidad que trasciende lo políticamente correcto y que a la gente sí le interesa lo que piensan otros, aunque solo sea para estar en contra.
La alternativa que plantea Amenábar, nos descubre a un hombre que, aunque dotado de unos conocimientos portentosos y una inteligencia indiscutible, había perdido la referencia de la realidad popular. De otra forma no se entiende su, aunque renuente, apoyo a la plataforma militar, habiendo sido él mismo diputado en 1931 de las Cortes constituyentes de la Segunda República.
Murió dos meses después del "venceréis, pero no convenceréis" en arresto domiciliario.
Es imposible no hablar de política cuando se habla de "Mientras dure la guerra"; pero, a diferencia de otros, yo no considero que sea malo hacerlo ni que sea bueno bajar la voz. Los actos de libertad siempre se enfrentan al miedo.
Yo sí creo que los libros y las películas tienen una intencionalidad que trasciende lo políticamente correcto y que a la gente sí le interesa lo que piensan otros, aunque solo sea para estar en contra.