Reminiscencias me trae este buen thriller de Calparsoro de aquella genial: Tarde de perros de Sidney Lumet, con la variante de que aquellos pobres diablos eran aprendices y estos, salvo algún taradillo, buenos profesionales.
Está bien que el tema de la corrupción sistémica, que abarca instituciones públicas, políticas, privadas, y de todo tipo en España, se trate en las historias que se cuentan en este agusanado país, como parte imprescindible del paisaje.

Siempre ha sido fácil hacer que el espectador empatice con los atracadores cuando el objetivo es un banco, y más en los días que corren, en el justo momento en que muchos ciudadanos han sido saqueados por estos señores con corbata, que hasta hace cuatro días les prometían paraísos a cambios de sus ingresos e hipotecas, y han terminado por huir con sus dineros, dejándoles sin aliento entre las fauces de los lobos.

El buen ritmo; la sólida actuación de los protagonistas, destacando Rodrigo de la Serna y Luis Tosar; el guión, más que creíble; e incluso el acompañamiento musical, inquietante y con altas dosis de suspense, de toda la operación; consiguen un resultado más que aceptable, dando un original enfoque a un género que ha sido visto, en otras ocasiones, desde la óptica del cine negro o policial y al que Daniel Calparsoro añade una vertiente social que humaniza a los personajes, otorgándoles el premio de ser émulos de Robin Hood, en lugar de seguidores de Alí Babá; cuadrilla, esta última, en la que perfectamente pueden encajar los "decomisados".