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Patricio Escartín rating:
8
6.8
227
Language of the review:
- es
January 11, 2022
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Cuando uno ve Center Stage (1991) del hongkonés Stanley Kwan, no queda más que reconocer la audaz y creativa manera de abordar una vida. En resumidas cuentas y modo de introducción, puedo decir que estamos ante una película realmente diferente, brillante por su originalidad y su manera de dignificar la vida de Ruan Ling-yu, reconocida actriz china de cine mudo (interpretada de manera admirable por Maggie Cheung).
Stanley Kwan sabía que la mejor manera de rendirle tributo a la leyenda china de la actuación era reconociendo que no se pretendía hacer su vida, sino una película, y dejarle eso claro al público. Por ello, la brillante mezcla entre la ficción y la realidad hacen que esta película sobresalga sobre cualquier biopic correctamente filmado, pues la propuesta de Kwan es brillante. Desde el principio se establece este juego entre la realidad y la ficción, pues vemos a Maggie Cheung siendo entrevistada acerca de lo que piensa sobre Ruan y su relación con la trascendencia. La entrevistadora le pregunta a Cheung si le gustaría ser recordada dentro de 50 años como en el caso de Ruan, pero Maggie responde que para ella, eso no es tan importante y que en caso de que la gente la recuerde, le gustaría que fuese diferente a como se recuerda a Ruan. Y es que, desde el principio, la narración en off nos introduce al trágico destino de la actriz: un suicidio a sus apenas 25 años, mientras vemos imágenes de la real Ruan. Mediante al recurso de saber el fatídico destino del personaje al comienzo de la película, Stanley Kwan pretende no hacer faramalla con un desenlace sorpresivo, pues al saber el fin de Ruan, el espectador ya no se plantea la pregunta de cómo terminará el personaje, sino el cómo llegó hasta ahí.
Stanley Kwan sabía que la mejor manera de rendirle tributo a la leyenda china de la actuación era reconociendo que no se pretendía hacer su vida, sino una película, y dejarle eso claro al público. Por ello, la brillante mezcla entre la ficción y la realidad hacen que esta película sobresalga sobre cualquier biopic correctamente filmado, pues la propuesta de Kwan es brillante. Desde el principio se establece este juego entre la realidad y la ficción, pues vemos a Maggie Cheung siendo entrevistada acerca de lo que piensa sobre Ruan y su relación con la trascendencia. La entrevistadora le pregunta a Cheung si le gustaría ser recordada dentro de 50 años como en el caso de Ruan, pero Maggie responde que para ella, eso no es tan importante y que en caso de que la gente la recuerde, le gustaría que fuese diferente a como se recuerda a Ruan. Y es que, desde el principio, la narración en off nos introduce al trágico destino de la actriz: un suicidio a sus apenas 25 años, mientras vemos imágenes de la real Ruan. Mediante al recurso de saber el fatídico destino del personaje al comienzo de la película, Stanley Kwan pretende no hacer faramalla con un desenlace sorpresivo, pues al saber el fin de Ruan, el espectador ya no se plantea la pregunta de cómo terminará el personaje, sino el cómo llegó hasta ahí.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Para ello, la película establece una doble narrativa: la ficción y la "realidad" que podemos entender cómo un diálogo entre los miembros principales de la película (principalmente Cheung y Kwan) con algunas personas que conocieron a Ruan. La realidad, casi documental, se establece en un juego en blanco y negro entre las entrevistas. Luego, el mundo de la ficción se distingue no solo por su uso del color, sino por un lente que hace que los bordes de la piel de los actores y de los sectores iluminados, se vean borrosos, como si fuera un ensueño lo que vemos (efecto que desaparece al final de la película, donde vemos la parte más oscura de la vida de Ruan). Esta manera de trazar la vida de la actriz entre lo novelado y a su vez, entre lo que pensaban de ella las personas que rodearon su vida o los mismos actores como Maggie Cheung, es claramente distinguible, y una vez bien establecido, el espectador entra en la convención de la "docu-ficción".
¿Con qué propósito? Si bien, Kwan no solo pretende (como ya se ha mencionado con anterioridad) dignificar la vida de la actriz a través de reconocer que por más que se apegue su película al correcto orden de los hechos, jamás se logrará hacer un retrato de la realidad, también sobresale otra intención que queda más claro en dos escenas de la misma: en una, el personaje de Ruan llora desconsoladamente para una escena que está filmando y en eso el director grita ¡Corte! dejando a Ruan en escena. La actriz, completamente abandonada por su director y por todos los miembros del staff, continúa en su llanto pero esta vez, no solo por las necesidades de la escena, sino también por su realidad: está sola, completamente sola, sin ningún cobijo o resguardo que la ayude a afrontar su complicada realidad con su ex marido, y por eso su soledad en el set es reflejo de la soledad de su vida. Ruan llora desangeladamente y se cubre con la sábana de la cama en la que reposa para la escena ya filmada, cuando el equipo de producción se da cuenta de que Ruan sigue allí y que no se encuentra bien. El director de la película se acerca para ver cómo está, pero no puede levantar la sábana. En eso, Kwan rompe con la ficción y traza su propia ficción. Él grita corte y vemos en blanco y negro como se filma la escena en la que Maggie interpreta a Ruan llorando bajo la sábana. Stanley le dice al actor del director: "No le has quitado la sábana a Maggie" y procede a pedir la toma de nuevo. Esta manera tan elegante y potente de mostrar la soledad del personaje pero a la vez, de manera metacinematográfica hacer una reflexión sobre la soledad de los actores, es simplemente magistral.
La segunda escena es la que cierra la película, en la que vemos a Ruan muerta en su velorio y nuevamente, vemos cómo se filma la escena, como si se tratase de un make up de la película. En un primer plano lateral vemos a Ruan de perfil, recostada y en eso se oye la voz de Kwan: "¡Corte! Maggie respiró..." Maggie vuelve a tomar aire y cuando el director grita nuevamente corte, Maggie exhala. Ver el proceso de filmación a la par de la escena misma no es anti climático, como podría parecer, pues la película ha establecido tan bien las dos lineas narrativas que al final, todo es un uno, y Stanley Kwan termina no sólo haciendo una biopic de Raun Ling-yu, hace todo una oda a la actuación.
¿Con qué propósito? Si bien, Kwan no solo pretende (como ya se ha mencionado con anterioridad) dignificar la vida de la actriz a través de reconocer que por más que se apegue su película al correcto orden de los hechos, jamás se logrará hacer un retrato de la realidad, también sobresale otra intención que queda más claro en dos escenas de la misma: en una, el personaje de Ruan llora desconsoladamente para una escena que está filmando y en eso el director grita ¡Corte! dejando a Ruan en escena. La actriz, completamente abandonada por su director y por todos los miembros del staff, continúa en su llanto pero esta vez, no solo por las necesidades de la escena, sino también por su realidad: está sola, completamente sola, sin ningún cobijo o resguardo que la ayude a afrontar su complicada realidad con su ex marido, y por eso su soledad en el set es reflejo de la soledad de su vida. Ruan llora desangeladamente y se cubre con la sábana de la cama en la que reposa para la escena ya filmada, cuando el equipo de producción se da cuenta de que Ruan sigue allí y que no se encuentra bien. El director de la película se acerca para ver cómo está, pero no puede levantar la sábana. En eso, Kwan rompe con la ficción y traza su propia ficción. Él grita corte y vemos en blanco y negro como se filma la escena en la que Maggie interpreta a Ruan llorando bajo la sábana. Stanley le dice al actor del director: "No le has quitado la sábana a Maggie" y procede a pedir la toma de nuevo. Esta manera tan elegante y potente de mostrar la soledad del personaje pero a la vez, de manera metacinematográfica hacer una reflexión sobre la soledad de los actores, es simplemente magistral.
La segunda escena es la que cierra la película, en la que vemos a Ruan muerta en su velorio y nuevamente, vemos cómo se filma la escena, como si se tratase de un make up de la película. En un primer plano lateral vemos a Ruan de perfil, recostada y en eso se oye la voz de Kwan: "¡Corte! Maggie respiró..." Maggie vuelve a tomar aire y cuando el director grita nuevamente corte, Maggie exhala. Ver el proceso de filmación a la par de la escena misma no es anti climático, como podría parecer, pues la película ha establecido tan bien las dos lineas narrativas que al final, todo es un uno, y Stanley Kwan termina no sólo haciendo una biopic de Raun Ling-yu, hace todo una oda a la actuación.