Empecemos con los puntos negros: el primer acto es tópico (con esos coros rusos mientras vemos la Plaza Roja) y está aterradoramente esponsorizado (ese plano de una caja viajando por el mundo parece pensado para anunciar FedEx).

Pero ahí terminan los fallos. Una vez Hanks llega a la isla, todo cambia: ausencia de música en la banda sonora, escasez de diálogos (un poco como en "Apocalypto", si me permiten la comparación) y un minimalismo tanto actoral como de puesta en escena que demuestra la sabiduría de su protagonista y su director.

Porque hay que reconocerlo: mantener el interés con un único personaje en una isla (sin flashbacks ni tretas fantasiosas de guión... esto no es "Lost") es muy difícil.

Y tanto Zemeckis como Hanks lo logran.

¡Ah! Y no olvidemos mencionar el accidente aéreo de la película. De los más impresionantes que se hayan visto en mucho tiempo.