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HeleMir rating:
5
6.2
1,307
Drama
Allison (Florence Pugh), a young woman with a bright future, and Daniel (Morgan Freeman), the father of her fiancé, suffer the same tragic loss. In a moment of crisis, the two protagonists forge a friendship that elicits the compassion and forgiveness needed to overcome their guilt and find freedom.
Language of the review:
- es
May 21, 2023
29 of 34 users found this review helpful
Mi abuela solía decir, "la vida son dos cucharadas de hiel, por una de miel". ¿Por qué esta dosis no es igual para todo el mundo, abuela? ¿Quién la controla? ¿De qué depende la proporción hiel/miel que nos toca a cada uno? ¿Quién se hace responsable de nuestras tragedias y alegrías?
"A Good Person", una película sobre duelo, adicciones, pérdidas y dolor; sobre compasión, destino, voluntad divina y redención. Una historia que en papel podría resultar inverosímil, pero que en la pantalla logra penetrarnos a través de la emoción.
Zach Braff, su guionista y director, nos lleva de la mano a recorrer los suburbios de Nueva York y, ya de paso, a explorar la condición humana. Como fan secreta de su trabajo en Scrubs, admito que la peli ganó puntos cuando supe que él estaba detrás.
Maravillosa fotografía, primeros planos exquisitos, un abuso premeditado de las escenas a contraluz, con todo lo que ellas representan. Locaciones apacibles y monótonas que contrastan con el drama individual de cada personaje. El rodaje se hizo en la ciudad natal del director, y esas raíces se hacen sentir a través de las imágenes.
Un Morgan Freeman excepcional (no podía ser de otra manera), acompañado de un elenco femenino sobresaliente. Tuve mis problemas para conectar con Allison, la protagonista, encarnada por Florence Pugh, y el personaje de la nieta de Morgan me puso de los nervios, marcando siempre el mismo gol... (es el personaje que menos cuaja), pero me enamoré profundamente de los roles secundarios: de la madre y la madrina; imperfectas, guerreras, humanas.
Rescato del guión, el acento que pone en las conexiones interpersonales como red de rescate de todo ser humano. En una sociedad putrefacta y caprichosa en donde cada vez más prima el deseo individual sobre el resto de las cosas, encuentro muy valioso que se destaque el valor de la familia y de la amistad; la necesidad de un abuelo que sepa cuándo decirte basta, de una madre que te tire las drogas por el inodoro, de una amiga que te deje claro que estás en la mierda... y el factor común de todos ellos: el amor, su mano extendida y su presencia.
En un mundo en el que se celebra estar desconectados de la tierra y del firmamento, convirtiéndonos en presa fácil del consumo y las adicciones, resulta muy valiosa una historia como ésta. Los ángeles existen, y a veces se esconden allí donde menos queremos mirar.
"A Good Person", una película sobre duelo, adicciones, pérdidas y dolor; sobre compasión, destino, voluntad divina y redención. Una historia que en papel podría resultar inverosímil, pero que en la pantalla logra penetrarnos a través de la emoción.
Zach Braff, su guionista y director, nos lleva de la mano a recorrer los suburbios de Nueva York y, ya de paso, a explorar la condición humana. Como fan secreta de su trabajo en Scrubs, admito que la peli ganó puntos cuando supe que él estaba detrás.
Maravillosa fotografía, primeros planos exquisitos, un abuso premeditado de las escenas a contraluz, con todo lo que ellas representan. Locaciones apacibles y monótonas que contrastan con el drama individual de cada personaje. El rodaje se hizo en la ciudad natal del director, y esas raíces se hacen sentir a través de las imágenes.
Un Morgan Freeman excepcional (no podía ser de otra manera), acompañado de un elenco femenino sobresaliente. Tuve mis problemas para conectar con Allison, la protagonista, encarnada por Florence Pugh, y el personaje de la nieta de Morgan me puso de los nervios, marcando siempre el mismo gol... (es el personaje que menos cuaja), pero me enamoré profundamente de los roles secundarios: de la madre y la madrina; imperfectas, guerreras, humanas.
Rescato del guión, el acento que pone en las conexiones interpersonales como red de rescate de todo ser humano. En una sociedad putrefacta y caprichosa en donde cada vez más prima el deseo individual sobre el resto de las cosas, encuentro muy valioso que se destaque el valor de la familia y de la amistad; la necesidad de un abuelo que sepa cuándo decirte basta, de una madre que te tire las drogas por el inodoro, de una amiga que te deje claro que estás en la mierda... y el factor común de todos ellos: el amor, su mano extendida y su presencia.
En un mundo en el que se celebra estar desconectados de la tierra y del firmamento, convirtiéndonos en presa fácil del consumo y las adicciones, resulta muy valiosa una historia como ésta. Los ángeles existen, y a veces se esconden allí donde menos queremos mirar.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
¿Por qué me quedo entonces en un 5?
En primer lugar está todo el "jiji-jaja" del principio. En la sinopsis de la película ya hablan de una tragedia y estás allí esperando que ocurra lo peor desde el minuto cero. A cambio, te encuentras con personajes excesivamente eufóricos y amorosos, elaborados con mucha rapidez, riéndose a las carcajadas de la nada... entiendo que ese climax de felicidad se quería construir para contrastar con la noticia que se viene luego, pero para mí fue demasiado. Me faltó que se hilara un poco más, para hacerlo quizás más convincente.
Y por otro lado, está el final. Todos sabíamos que Morgan iba a morir, tenía que ir a ocupar ese sitio en el cielo que se ganó gracias a Allison, pero ¿ese final tan pastel? ¿construido a golpe de guión para darnos esperanzas de un futuro feliz para todos?
Si yo fuera la creadora detrás de esa maqueta de modelismo ferrovairio, lo habría dejado varios minutos atrás, cuando Allison mira la hora en su Casio, el mismo que se compró con su sueldo de guardarropas después de vender el Rolex de su padre.
¿Un Rolex por un Casio? ¿Esto es coña o es casualidad? Nunca se sabrá... pero, retomo, con eso ya quedaba clara su moraleja sin necesidad de una misteriosa carta escondida en el sótano: a veces la Vida nos cambia el Rolex por un Casio, a veces, incluso, nos deja sin reloj... nos encarnamos en esta aventura humana para vivir retos, para escalar montañas... y aprender a amar nuestro destino tal cual es, nos puede dar las llaves del paraíso.
En primer lugar está todo el "jiji-jaja" del principio. En la sinopsis de la película ya hablan de una tragedia y estás allí esperando que ocurra lo peor desde el minuto cero. A cambio, te encuentras con personajes excesivamente eufóricos y amorosos, elaborados con mucha rapidez, riéndose a las carcajadas de la nada... entiendo que ese climax de felicidad se quería construir para contrastar con la noticia que se viene luego, pero para mí fue demasiado. Me faltó que se hilara un poco más, para hacerlo quizás más convincente.
Y por otro lado, está el final. Todos sabíamos que Morgan iba a morir, tenía que ir a ocupar ese sitio en el cielo que se ganó gracias a Allison, pero ¿ese final tan pastel? ¿construido a golpe de guión para darnos esperanzas de un futuro feliz para todos?
Si yo fuera la creadora detrás de esa maqueta de modelismo ferrovairio, lo habría dejado varios minutos atrás, cuando Allison mira la hora en su Casio, el mismo que se compró con su sueldo de guardarropas después de vender el Rolex de su padre.
¿Un Rolex por un Casio? ¿Esto es coña o es casualidad? Nunca se sabrá... pero, retomo, con eso ya quedaba clara su moraleja sin necesidad de una misteriosa carta escondida en el sótano: a veces la Vida nos cambia el Rolex por un Casio, a veces, incluso, nos deja sin reloj... nos encarnamos en esta aventura humana para vivir retos, para escalar montañas... y aprender a amar nuestro destino tal cual es, nos puede dar las llaves del paraíso.