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Spain Spain · madrid
dieguin rating:
8
Drama December 2004. The lives of María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) and their three small children who are spending their quiet holidays in Thailand turn into a nightmare when a huge tsunami engulfs the grounds of their hotel.
Language of the review:
  • es
October 12, 2012
4 of 5 users found this review helpful
Ciertamente cuesta creer que el nuevo trabajo del director de El orfanato esté basado en una vivencia real. A estas alturas la frase “la realidad supera a la ficción” es cada vez más cierta.
Lo imposible de verdad tuvo que ser elegir qué historia contar, pues se podrían haber hecho innumerables films sobre esta catástrofe, centrados cada uno en diferentes supervivientes. Claro que entonces ir al cine se convertiría en un suplicio, pues si todas fueran como la que aquí nos ocupa, saldríamos con un mal cuerpo que a su lado, soportar la saga de Crepúsculo sería un camino de rositas.
No desvelo gran cosa si os cuento que el argumento sigue la odisea de una familia española por reencontrase, después de que un tsunami arrasara el hotel en el que se alojaban. En verdad, narrado así, parece el resumen de un telefilm de esos rancios que pasan por antena 3 de vez en cuando.
Aunque su guión no de para más, no te quedas con la sensación de haber visto una película simple. Supongo que será por el cúmulo de emociones que se suceden sin descanso.

Con sólo 30 millones de euros de presupuesto, han realizado un trabajo excelente y realista a más no poder. El tsunami le da varias patadas al recreado por Clint Eastwood en Más allá de la vida.

Los primeros 45 minutos son realmente sobresalientes, destacando la escena de destrucción que nos permite seguir la lucha de la madre de la familia (Una muy creíble Naomi Watts) y de Lucas, su hijo mayor, contra el agua. Son momentos tensos, angustiosos y desagradables incluso. Si eres de lágrima fácil, ya puedes llevarte un buen puñado de kleenex o estás perdido.
Hay una secuencia, en concreto, en la que aquellos con predisposición a marearse cuando ven sangre y heridas horribles (yo sin ir más lejos) y a preguntarse ¿quién me mandará a mí mirar?; se identificarán con Lucas, que no es capaz de observar a su madre al darse cuenta de que tiene partes del cuerpo destrozadas.
La verdad es que está muy bien conseguido y casi sientes el sufrimiento de la actriz en cada paso que intenta dar.
Menos mal que la película te deja un pequeño respiro e incluye instantes de esperanza y solidaridad. Te muestra que a pesar de todo, hay que confiar en la bondad del ser humano. Y lo hace sin ser ñoña ni lacrimógena, de momento claro.

Porque cuando el protagonismo cambia a Ewan Mcgregor y los otros dos hijos, el relato se acelera demasiado y empiezas a tener la sensación de que te están “obligando a emocionarte”. Se echa un poco en falta que te expliquen cómo consiguen salir del desastre el padre y los niños. Ya que sólo seguimos a ésta familia a lo largo del film, qué menos que tener todos los detalles de su odisea.

Y eso que Mcgregor está fantástico. Posiblemente la escena más emotiva sea suya.
Pero las situaciones emocionantes y maravillosas, comienzan a ser un poco forzadas y de lágrima fácil. Si a eso le añadimos una banda sonora que si tuviera letra diría “llora, venga no te cuesta nada, emociónate”, el resultado es un tramo final un poco cursi. Probablemente la historia real fuera diez veces más emotiva y conmovedora, pero en pantalla grande hay que saber dosificar la dosis de sentimentalismo.
La buena noticia es que en conjunto, las virtudes superan con creces a los defectos. El director nos recuerda que todo es posible y nunca hay que rendirse, que siempre hay lugar para la esperanza.
En definitiva, con un reparto excelente y unos efectos especiales increíbles, nos hallamos antes un ejercicio cinematográfico notable … pero no sobresaliente. Quizás fuera IMPOSIBLE hacerlo mejor.

http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
dieguin
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